"..Lleno total porque el público quiere ver a Adrián, no hay duda. Y aunque parezca una recomendación publicitaria de aquellas viejas y añoradas revistas de la segunda mitad del pasado siglo, valdría animar a las empresas a tomar nota. Porque lleva gente a la plaza, y, más aún, convence en el ruedo.."
Torrejón de Ardoz/1°de las Fiestas Populares
FERNANDO ADRIÁN: EL TRIUNFO QUE NO CESA
Juan Miguel Núñez Batlles
Madrid marca, más que nada para bien. La prueba, hoy, en Torrejón, donde al no venir Morante y sustituirle Fernando Adrián, gran triunfador de la Beneficencia hace unos dias, la gente ha acudido a la plaza si cabe en mayor número de lo previsto. Tal que, lejos de haber devoluciones en taquilla, con Adrián se vendieron más entradas. Lleno total porque el público quiere ver a Adrián, no hay duda. Y aunque parezca una recomendación publicitaria de aquellas viejas y añoradas revistas de la segunda mitad del pasado siglo, valdría animar a las empresas a tomar nota. Porque lleva gente a la plaza, y, más aún, convence en el ruedo.
Está siendo tanto lo de este torero desde su revelación el pasado año en Madrid, que habría que pedir disculpas a los manes de Miguel Hernández para una pretendida apropiación que proclame la poesía torera de Fernando Adrián como "el triunfo que no cesa".
Preciosos lances a pies juntos de Adrián a su primero. Muy templado y limpio galleo por chicuelinas para llevar al caballo, y, todavía más, oportuno quite por tapatías. A partir de ahí el clima en la plaza, de auténtico frenesí. De qué manera se vivió la faena de muleta. El toro, más entero porque se le midió el castigo en varas, acudió a todos los cites pronto y humillado. Fue faena variadísima, desde los cambiados por detrás iniciales a las bernadinas finales, pasando por las series largas y muy sentidas de lo fundamental. Ajuste y hondura. Valeroso de valiente y de muy alta calidad en la interpretación.
La gente llegó a ponerse de pie en tres ocasiones tras los adecuados remates; unos, los obligados de pecho en curvas con final en el hombro contrario; otros, por trincheras; y hasta del desdén. Todo con exquisita parsimonia: el poder por el temple, la seguridad que da la entereza y la emoción de tan deliciosa torería. A todo esto, la firma de una gran estocada. Dos orejas con tanta fuerza que el presidente se pasó de entusiasmo para sacar el pañuelo azul que iba a proyectar el triunfo a un toro que en el caballo hizo un simulacro de pelea.
El quinto fue aún menos toro. Y la faena, pulcra y en algunos momentos incluso con desbordante sentimiento, empero no tuvo el nivel de la anterior. Momento muy emocionante, una aparatosa voltereta estando por la derecha. Falló a espadas, pero el carácter del paisanaje (natural de Torres de la Alameda, a menos de 20 kilómetros de Torrejón) logró una oreja, esta vez de menos valor.
El primero de Talavante, sin raza ni fuerzas, tomó los engaños como una sombra. No dijo absolutamente nada el toro, de la misma manera que la faena quedó en el intento. En el cuarto, algo más entonado, sin embargo, idéntico guión. El toro, deseando irse, y todo el esfuerzo de Talavante consistió en taparle la salida al final de los pases, o mejor, proyectos de pases.
Juan Ortega no estuvo ni se le esperaba en su primero, tercero de la tarde, a pesar del largo metraje del trasteo. Por abajo, toro al suelo; por arriba, sucesivos enganchones. El animal soltaba la cara, hay que advertir. Y Ortega, algo insólito en él, un vulgar pegapases. Y como el sexto salió frenándose, quedándose debajo en el capote y con evidente peligro, el picador de turno le largó triple ración en un interminable puyazo que provocó las iras del respetable -en esta ocasión menos respetable por las iracundas voces y formas empleadas en la protesta- que ya no cesaría en la bronca condenatoria. Escándalo descomunal, cuando de pronto el lidiador Jorge Fuentes salió por los aires. Ni ahí se calmaron los ánimos de la parroquia. Mientras no había forma humana de atacar al marrajo, ni siquiera ponerse delante. Ortega acabó como pudo. Y feliz por salir indemne.
FICHA DEL FESTEJO.- Primera Corrida de las llamadas Fiestas Populares de Torrejón de Ardoz. Lleno de "no hay billetes".
Toros de Castillejo de Huebra, los tres primeros, y otros tantos de José Manuel Sánchez, del mismo encaste y casa ganadera, aceptablemente presentados, flojitos y, aunque predominó la poca raza, vale decir que fue un conjunto de juego desigual. El segundo, con un sólo picotazo pero de mucha clase, fue premiado con la vuelta en el arrastre. "Bailador" se llamaba y estaba marcado con el número 2. El sexto, un "pregonao", muy incierto y con mucho peligro, dió la impresión de estar toreado.
Alejandro Talavante: tres pinchazos y estocada (silencio); y estocada y dos descabellos (silencio).
Fernando Adrián: gran estocada (dos orejas); y dos pinchazos y estocada (oreja).
Juan Ortega: media estocada (silencio tras dos avisos); y dos pinchazos y estocada (bronca).
PARTE MÉDICO DE FERNANDO ADRIÁN. Varetazo en la cara interna del muslo izquierdo con contusión del isquion. Se realiza exploración sin afectación muscular.
PARTE MÉDICO DE JORGE FUENTES. Herida inciso-contusa en cara anterior de pierna derecha, con contusión ósea pretibial. Se explora la herida con trayectoria externa, con afectación de la tibia anterior.
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