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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 2 de junio de 2011

Carta a José Ortega Cano / Por Andrés Amorós

David Mora saluda con el capote al tercer toro de Palha
Fotografía: PALOMA AGUILAR
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Carta a José Ortega Cano

"...Acudimos a Las Ventas con tu imagen grabada y pensamos en la grandeza, el heroísmo de esta Fiesta..."


Día 02/06/2011
Querido maestro: te escribo esta carta, aunque sepa que no la puedes leer, porque creo que recojo el sentir de muchos aficionados.

Al acudir a Las Ventas, esta tarde, en el día del quinto aniversario de Rocío, como oportunamente ha recordado Beatriz Cortázar, algunos no podemos borrar de nuestra mente tu imagen: una imagen de lucha, como ha sido toda tu vida. Nada te han regalado, nada te ha sido fácil. No digo que hayas sido perfecto —ningún ser humano lo es— pero todo lo que has podido conseguir ha sido a costa de mucho esfuerzo, de mucho valor, de tirar siempre para delante, por difíciles que fuesen las circunstancias. En esa lucha te has dejado, literalmente, mucha sangre pero también te has forjado como persona y como artista.
Porque eso es, sencillamente, lo que has sido, lo que eres: un artista que, con claros y oscuros, ha luchado siempre por expresarse y por crear algo de belleza, en este mundo tan duro, con tu sensibilidad y tu valor: con tu capote, tu muleta y tu espada. Esperamos todos que esa fuerza, tantas veces demostrada, te sirva también ahora para salir de este trance tan duro.

Acudimos a Las Ventas con tu imagen grabada y pensamos en la grandeza, el heroísmo de esta Fiesta. Por eso te escribo hoy, para darte cuenta de una corrida que tú, ahora, no has podido ver.

Ha sido una corrida dura, de esas que no son tan raras en esta Plaza y que tú has vivido más de una vez. Para empezar, un viento huracanado, que ha dificultado gravemente las faenas y ha puesto a veces en serio peligro a los diestros. ¿Cuántos años hace, José, desde que tú has oído hablar de que había que hacer algo para resolver este problema, que ya iban a hacerlo?... Pero las cosas siguen igual.

Los toros de Palha, esperados por muchos aficionados, han salido duros, difíciles, con muchos problemas. Y desiguales: del grandón quinto al segundo iban 135 kilos... Han aplaudido al primero, encastado, y al gigantón: a éste, opino, injustamente. Han pitado a los otros dos lidiados, porque dos se han ido para dentro. Lo siento pero el balance no es bueno.

Ha matado mal

Tampoco el de los toreros. Luis Bolívar ha estado discreto con el primero, el menos complicado, logrando algunos derechazos buenos en el centro del ruedo. Pero, como no encontraba el eco deseado, ha alargado demasiado la faena y ha matado mal.
Ha lidiado al cuarto cerca de tablas del «6». El toro ha sacado genio, embestía con la cara alta, daba arreones. No cabía lucimiento pero sí hemos echado de menos la palabra mágica, que ha recordado un vecino: ¡LIDIAR!

Salvador Cortés se ha enfrentado a un sobrero de Carmen Segovia manso, con tendencia clara a tablas. Ha saludado en banderillas Juan José Domínguez. Entre el vendaval y la cara alta del toro, todo ha quedado en nada y el personal se ha impacientado.
El quinto ha sido el gigantón, que embestía a arreones, con la cabeza por las nubes. La voluntad y el esfuerzo del diestro han sido inútiles: sencillamente, no ha logrado resolver la difícil papeleta que tenía delante.

El mejor librado, dentro de todo, ha sido David Mora. Al tercero, mirón,parado, le ha sacado muletazos con mérito. A pesar de ser el que menos ha toreado, ha mostrado una loable disposición. En el sexto, un sobrero jabonero, grande, enmorrillado, que ha resultado suavón, ha estado valiente de verdad. Es justo no olvidar a este torero.

Dos detalles más, maestro: ha asistido la Infanta Elena, buena aficionada, y le han brindado los tres primeros toros. Ha brillado en los quites, como siempre, Domingo Navarro, atentísimo a la lidia.
En una tarde áspera, maestro, tú habrías disculpado a los toreros. Pero en el arte —lo sabes de sobra— no todo vale igual: buscamos todos, creadores y público, la perfección que nunca se alcanza. Algunas tardes, tú, como los grandes, te has acercado a ese ideal...

Recibe, maestro, los mejores deseos de mejoría que te envían la afición y este humilde cronista.

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