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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 1 de agosto de 2014

El Barça y la independencia / Juan Manuel Rodríguez


"...Cuando los dirigentes del Barça, que es el club que ha cogido la bandera de la secesión y que lleva utilizando desde tiempos inmemoriales sus instalaciones a favor de la propaganda de la causa independentista, hablan de esta posibilidad juegan, como en el caso del contrato de Neymar o la situación fiscal de Messi, al despiste..."

El Barça y la independencia 


Poco le importan por supuesto a un robot independentista las consecuencias del separatismo, la quiebra económica, el aislamiento político y social o la división en la calle entre los nacidos en Cataluña. Han sido educados en un sistema pujolizado y actúan como lo que son, máquinas al servicio de una idea. Que dicha idea pueda arruinarles tanto a ellos como a sus hijos y a los hijos de sus hijos no es algo que vaya a frenar sus alocadas reivindicaciones. Y si la fractura política, social, económica y cultural les importa un bledo, mucho menos les va a inquietar lo que Javier Tebas pueda decir a propósito de que todos los clubes catalanes se quedarían fuera de las competiciones españoles. Que es, por cierto, una boutade del presidente de la Liga de Fútbol Profesional: ya sabemos que se quedarían fuera.

Cuando los dirigentes del Barça, que es el club que ha cogido la bandera de la secesión y que lleva utilizando desde tiempos inmemoriales sus instalaciones a favor de la propaganda de la causa independentista, hablan de esta posibilidad juegan, como en el caso del contrato de Neymar o la situación fiscal de Messi, al despiste: que si se podría estar fuera y dentro al mismo tiempo, que si patatín, que si patatán. Nadie, absolutamente nadie, contempla desde el otro lado de esta imaginaria y kafkiana frontera la posibilidad de que el Barça de una Cataluña independiente pudiera competir en la LFP como si tal cosa. Pero juguemos a la política ficción: ¿Qué tendrían que ver el resto de equipos españoles con todo esto? ¿Qué tendría que ver el Espanyol en todo esto? ¿Por qué deberían verse arrastrados los periquitos a la locura promocionada por el Barça?... En el caso de una Cataluña independiente yo no querría ver al Barcelona compitiendo en la Liga española... pero sí al Espanyol. En su caso habría que estudiar una moratoria.

Ya dije aquí, creo, que si yo formara parte del gobierno del Reino de España iría descaradamente al ataque en esta cuestión del jueguecito que se trae la directiva del Fútbol Club Barcelona con el asunto éste de la independencia. ¿Es asumible que en el campo de uno de los clubes que juegan la Liga española se pite el himno nacional? ¿Es comprensible que nuestras autoridades miren cínicamente hacia otro lado o, como en el caso de Miquell i Cardenall, vayan incluso más allá y pongan a incitadores del secesionismo como ejemplo de la marca España, cuando en el Camp Nou se insulta y se veja al jefe del Estado?... Me parece que en este asunto, como en tantos otros, habría que coger el toro por los cuernos y no amagar sino dar: ¿Tú quieres la independencia? Díselo a tus socios, consúltales a ellos y si dicen "sí"... ¡Aquí la tienes!... Pero si dicen "no", vete de una puñetera vez a la calle y no jodas más con la pelota.

2 comentarios:

  1. Lo que es verdad, es verdad. Ahora si debo coincidir plenamente con el Sr. Rodriguez. Su comentario sobre el independentismo en el Barcelona Futbol Club es excelente. Pregunto yo, si la recantada independencia se diera, con quien iba a jugar el Barcelona? Acaso 38 partidos con el Espanyol? En donde se metarian, los politicos independentistas y los detestable dirigentes del Barcelona a sus Messi, Neymar, Suarez y otros faunos? Yo creo que es hora de acciones drasticas y que los enemigos de Espanha que fungen de independentistas Catalanes, deberian ser confrontados con toodo el peso de la ley, por sus ofensas al Reino de Espanha, a su himno, a su bandera y a su Constitucion. Que Viva Espanha y abajo con el separatismo.

    Patricio Maldonado
    Aficionado Ecuatoriano

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  2. Como español de corazón y sentimientos y a la vez sin signos externos de “españolear”, llámese chapitas con la bandera de España en el reloj, gorra o suéter con los colores nacionales. Tengo que decir que soy un amante de todo lo que huela a España.

    Creo y así lo hago, de felicitar a este ejemplar ciudadano ecuatoriano que tan enamorado se siente de España. Gracias señor Maldonado.

    Si con la mitad de españoles que pueblan nuestra querida España, se identificara con su patria, con el cariño y patriotismo como lo hace D. Patricio, estaríamos ante un modelo de nación. Para eso habría que abandonar el odio que existe por parte de muchos catalanes hacia España, y de muchos españoles hacia Cataluña.

    Aquí no es más español el que grita más fuerte ¡Viva España!, ni es que ondea más agitadamente la bandera de España. Hay muchas formas de sentirse español y amar a España. Cada uno desde su parcela podemos y estamos obligados a dar todo por España, desde el más humilde de los trabajadores hasta las más altas esferas del estado.

    En esto los gobiernos tienen que hilar muy fino, y en esto es donde deja mucho que desear los políticos con voz y mando en nuestra España. Lo mismo de mal lo hicieron los socialistas que los populares. Por hablar de los dos últimos presidentes, Zapatero antes y ahora Rajoy, los dos tienen mucho para estar calladitos y no presumir de nada.
    Zapatero no fue tan malo como la derecha, incluyendo periodistas afines al PP, dijeron y dicen, ni Rajoy es tan malo como la izquierda, incluyendo periodistas afines al PSOE dicen.
    Pero la gran suerte para Zapatero es que ahora no gobierna y por eso ahora los éxitos y los fracasos son y serán del inquilino de la Moncloa.

    Como ya sabemos que los “ricos” siempre viven bien, lógicamente mejor dependiendo esos “ricos” a que se dediquen y que gobierno este en el poder. Ya vimos como se manejaban cuando Zapatero era el jefe, y ya vemos como está en este momento la trama corrupta, de autentica vergüenza.

    Yo quiero como pienso que le ocurrirá a toda persona medio decente, que los “pobres” sean algo menos “pobres” y puedan tener lo mínimo para alcanzar un poquito de bienestar. Porque en esto estas gentes están tan lejos de los anuncios que nos quieren mandar, que a veces escuchando ciertas mentiras disfrazadas de supuestas verdades, por mucho que se empeñe, la triste y oscura realidad es la que es y no hay otra.

    Los maquillajes aquí no encajan.

    Agustín Gómez

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