Fragata el 5°. Foto: www.las-ventas.com
Los buenos mozos Partido de Resina, obligaron la poco placeada terna a porfías no justamente valoradas por el público. Gallo, Ritter y Cerro fueron ingratamente silenciados.
Rancia estirpe
- El histórico hierro no puede cargar con el hambre insatisfecha del orejismo furioso que todo lo mide por el número de amputaciones, y da la tarde por perdida. Hoy hubo toro en la plaza. Lo principal. También, justo es decirlo, hubo ganas no valoradas ni agradecidas de una terna poco, poco placeada.
Los viejos pablorromero de Resina, salieron ligeros de tonelaje pero todos con el distinguido porte de su abolengo. Cárdenos, en diversas tonalidades y pintas. Oscuros, claros, listones, capirotes, gargantillos, caribellos… Con amplias y bien apertrechadas cunas. No necesitaron de zambombía para impresionar desde la puerta de los sustos. Cinco aplaudidos de salida.
Luego, dieron el juego imprevisible y difícil propio del animal criado no para obedecer, para dejarse, para ser cómplice de su propia burla y muerte, sino para impedirlas.
Cierto, con su comportamiento, herencia de los más rancios orígenes del toro bravo, entreverado como es natural, de casta, mansedumbre y asperezas, le pusieron las cosas al cuarto a sus matadores. Como explicándoles a ellos y a quien pueda interesar, que la función del toreo no es triunfar sino torear, y que a ellos había que torearlos y bien. Dos aplaudidos en el arrastre.
Pero la verdad sea dicha, no les hicieron caso. Se picó mal, se banderilleó peor y se mató atroz. Las capas y las muletas cuando fueron manejadas con acierto hallaron embestidas, buenas, malas e intermedias, pero las hallaron. ¿Y la lidia?
Eduardo Gallo con serenidad fría ligó en ambos turnos tandas quietas, relajadas y limpias, derechistas las más, algunas rectilíneas. Meritorias, pero recriminadas por los topógrafos del cruce y el compás. Su desatinada espada les dio un pretexto adicional.
Sabastián Ritter Incomprendido, cómo me acuerdo del ¡Oooole! sin haber terminado la suerte para las figuras, levantó con el enrazado segundo una faena de aplomo, distancia y reposo plausibles, que sus ningunos contratos enaltecían más. Iba camino de premio y lo quiso todo. Citó a recibir dos veces, pinchó tres, puso una espada en guardia, otra de bajonazo y oyó un aviso. Con el bravucón renegado quinto tomó riesgos en una pofía sin esperanza, volviendo a estoquear fuera de lugar.
Rafael Cerro, Fue superado por la raza del respetable tercero que se fue aplaudido e invicto. Quiso salvar los muebles con el último, un tío de casi seiscientos, manso, suelto que se ecupió del peto pero atacó con humillado ímpetu una muleta brusca. El acero falló seis veces y motivó aviso.
El histórico hierro no puede cargar con el hambre insatisfecha del orejismo furioso que todo lo mide por el número de amputaciones, y da la tarde por perdida. Hoy hubo toro en la plaza. Lo principal. También, justo es decirlo, hubo ganas no valoradas ni agradecidas de una terna poco, poco placeada.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de Las Ventas, lunes 1 de junio 2015. 25ª de San Isidro. Sol, nubes y calor. Tres cuartos.
Seíi toros de Partido de Resina bien presentados, de juego diverso. Aplaudidos de salida los cinco primeros y de arrastre 3° y 4°.
Eduardo Gallo, silencio y silencio.
Sebastián Ritter, silencio tras aviso y silencio.
Rafael Cerro, silencio y silencio tras aviso.
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