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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 29 de junio de 2015

Recordando a Antonio Cañero




Antonio Cañero fue el creador del concepto actual de la lidia de toros a caballo según los patrones del toreo a pie. Fue gran torero, cineasta, militar, caballista y fundador de la Hermandad del Rocío de Córdoba, y uno de los 6 o 7 diestros verdaderamente taquilleros que han existido, como muestran las fotos que se exhiben en nuestra Tertulia "El Castoreño" o las del libro "Antonio Cañero, una biografía apasionada", de Domingo Echevarría.

Domingo es el máximo estudioso de la figura de Antonio Cañero, descubridor de fuentes para su biografía y exégeta del rejoneador. También es guitarrista, director musical, caballista y protagonista en el asociacionismo taurino, premiado por todo ello con el trofeo "Tauromaquia Califato Independiente" de nuestra Tertulia. Y además, galardonado poeta:

"Califato en el toreo,
y también en rejoneo
brilla un nombre en los albores:
es don Antonio Cañero,
maestro del que aprendieron
los buenos rejoneadores"

Enrique San Miguel es criador de caballos y propietario de la "Yeguada Córdoba la Vieja" y de la finca del mismo nombre, en la que están rodadas estas escenas camperas con Antonio Cañero y la actriz y cantante francesa Musidora, con la cual incluso ensaya el rejoneador el toreo al alimón. Enrique es también directivo y fundador de diversas asociaciones taurinas y responsable del este vídeo: cine, tauromaquia y la afición de dos amigos.


Inauguración de la Plaza de Toros 
Maestranza de Maracay

1 comentario:

  1. Cometí dos errores.

    Uno, con el título del libro de Domingo Echevarría sobre Cañero, que en realidad se llama "Don Antonio Cañero. Una visión apasionada". Pero el error ha servido para que el titular del blog me rectifique mediante un enlace que lleva a la página de internet correspondiente a la presentación del libro nada menos que en la Monumental de las Ventas. Recomiendo la entrada en el enlace.

    Pero además, el error me permite hablar del libro. No es el libro "de toros" que se escribe en un invierno. Es una obra apasionada, amena y meticulosa, importante en el continente y en el contenido. De cuidadosa edición, con fotos o ilustraciones - éstas, en color - en todas sus páginas, contiene además una interesante documentación relativa a las actividades de Antonio Cañero al margen de los ruedos, aunque se habla exhaustivamente de todas sus temporadas taurinas.

    Pero también de su relación con Musidora - que se ilustra con el cuadro que pintó Julio Romero de Torres de la actriz y cantante francesa, de cuya mano entró Cañero con todas sus consecuencias en el mundo del cine -, de sus obras filantrópicas y culturales, de su relación con la Iglesia, que le llevó a la mayor donación privada realizada en Córdoba, la gran finca lindante destinada a viviendas sociales, hoy un barrio que para mí es uno de los orgullos de la ciudad por la categoría de sus habitantes, de su relación con la Iglesia, que le llevó a la fundación de la Hermandad del Rocío de Córdoba o a su devoción con Jesús Nazareno de Montoro...

    Si he leído un libro taurino que me haya sorprendido en los últimos tiempos, ha sido éste "Don Antonio Cañero. Una visión apasionada".

    El público de su época llenaba las plazas al reclamo de Antonio Cañero. El cartel que ha incluido el director del blog lo confirma: en la inauguración de la Plaza de Toros Maestranza de Maracay, el que aparece en letras destacadas es Don Antonio Cañero, "gran rejoneador".

    Mi segundo error es el de la cita de la poesía de Domingo Echevarría, que literalmente, dice así:

    Califato en el toreo
    y hasta en rejoneo
    brilla un mito en los albores
    fue don Antonio Cañero
    maestro del que aprendieron
    los buenos rejoneadores.

    Pero mi error de variar un par de palabras no tiene importancia, porque como dijo Manuel Machado, "hasta que el pueblo las canta / las coplas, coplas no son / y cuando las canta el pueblo / ya nadie sabe el autor". Y las poesías de Domingo Echevarría ya comienzan a no ser suyas: comienzan a ser del pueblo.

    El Hombre Tranquilo.

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