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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 12 de mayo de 2020

Andrés Calamaro: ‘El toreo es la máxima expresión humana y animal, no existe nada que se le compare’



Andrés Calamaro: ‘El toreo es la máxima expresión humana y animal, no existe nada que se le compare’

La gente que se expone corre el riesgo de no sorprender. Los que, exponiéndose, tienen tanto talento, sorprenden porque su pozo de cultura no tiene fondo. Andrés Calamaro, músico, poeta y artista de verso libre, es uno de ellos. Tiene de España lo que este país tuvo un día: un ansia de tolerancia y una fe en la libertad como ninguno. Un día rompió con el progresismo contractual actual, en la tele, proclamando su afinidad libre e irrenunciable al toreo. Sospechaba que este porteño de habla deslizante que vemos en las plazas de toros casi de puntillas, con una pasión de grata timidez hacia el toreo, tenía dentro una fiera culta que no cabe en ninguna jaula.

Mundotoro: Es obligado comenzar preguntando por su estado de salud, esperemos que bien, y dónde y cómo está pasando esta pandemia, que, sin ánimo de un ‘copia y pega’ a Camus, denominaremos “peste”…

Andrés Calamaro: ‘Estábamos en CDMX brindando, el que a la postre fue, el primer y último concierto de la gira. Volvimos a casa por los pelos, casi por completo resignados a perder treinta conciertos buenos, de gira mundial. Mi plan era regresar a Buenos Aires para celebrar los 99 años de mi madre y viajar a Madrid en Semana Santa. No hubo Semana Santa. Mi madre, afortunadamente, cumplió los años. Lo estoy pasando bien, tengo lo que necesito para comer, tabaco y yerba (para los mates criollos). De momento esto es, solamente, quedarse en casa’.

Mundotoro: Todos intentamos hallar refugio en lo que nos consuela o ayuda, en este caso quizá componer, escribir, pensar, leer, conversar… ¿Cómo llena o calma estos días Andrés Calamaro? ¿Hay algo también de toros en estos días, un libro, un artículo…?

Andrés Calamaro: ‘Esta es una normalidad exagerada, en mi vida es “estar de gira o no estar de gira”, hubo un cambio de planes (de Dios) y no tenemos gira. Hago mi vida normal quizás potenciada en algún sentido, la del ocio creativo… Escribo versos todos los días y me paso las horas en mi laboratorio musical, el estudio de casa. Veo faenas extraordinarias de José Antonio ‘Morante de la Puebla’, la de Madrid en 2009 y una en México más reciente. Duende garboso en estado puro. También me empapo de deporte legendario. Carreras, golf, boxeo y baloncesto‘.

Mundotoro: Hace unos diez años, Calamaro hizo una apología del toreo en un programa de televisión de Andreu Buenafuente que, posiblemente, haya sido la mayor demostración de fe o de afecto al mundo del toreo por parte de un artista, ¿recuerda ese momento?

Andrés Calamaro: ‘Sí, claro. Fue mi renuncia al progresismo, hace diez años. Mi desafuero político ideológico. El instante en que me declaro “no socialista”, no en este siglo. En Barcelona, con Andreu. Amistad con el mundo, la gente, del toro… la tengo. Es más valiosa que ir a la televisión a declararse “nunca más progresista” y aprecio mucho que Andreu haya sido cómplice y me haya dado espacio para políticas de vanguardia’.

Mundotoro: No intento hacer reflexiones localistas o nacionales, pero sí me sorprende que un artista porteño, de una América del Sur no inclinada al toreo, haya sido, por muchos años ese “amigo ilustrado y fiel”. Quizá sea, hoy por hoy, usted, el artista que muestra más convicción por el toreo y otros siguen “en el armario”, les da como vergüenza. ¿Por qué cree usted que pasa esto?

Andrés Calamaro: ‘Soy una persona del siglo XX. Los enemigos acérrimos del torero son “delirantes esclavos de los slóganes”, un fenómeno anti cultural, una aberración en un mundo que es como es… Impávidos si se ahogan treinta africanos en el mar, pero furiosos porque seis toros que subliman la vida y la muerte. Más es el ganado que se sacrifica en los restaurantes después de una tarde de toros, como pescado, pero dan a entender que la gastronomía está alimentando al mundo, que es una necesidad. Mejor no les demos más ideas.

El delirio con los animales es nuevo oscurantismo, delirante y peligroso. En este planeta, podemos comer perros (cualquier especie animal) pero “organizar peleas de perros” puede perjudicar mucho a una persona, penalizarlo con cárcel y con escarnio público. Dudo que la Edad Media haya sido, a la vez, extrema y superficial como este “nuevo medioevo”. La nueva bondad con los animales no es más que “odio al hombre”, consagración de la estética del rencor. Escapa de cualquier concepto intelectual o razón alguna‘.

‘La nueva bondad con los animales no es más que “odio al hombre”, consagración de la estética del rencor. Escapa de cualquier concepto intelectual o razón alguna’

Mundotoro: ¿Ha notado usted algún cambio en trato, en comportamiento, en afectos e incluso en fans o ventas por mostrarse abiertamente defensor del toreo?

Andrés Calamaro: ‘Sinceramente no, pero me gustaría… En los conciertos, “provocamos” con pantallas, siempre son la mejor intención conceptual y estética, pero puede más el deseo de escucharnos que la repulsa digital’.

Mundotoro: Andrés Calamaro es “uno de los nuestros” en el sentido que mamó y vivió la cultura española. Los Rodríguez fue una banda hispano-argentina si mal no recuerdo, ¿era entonces España un país más culto, el mundo un mundo más culto y, por tanto, menos agresivo con el toreo que también es cultura?

Andrés Calamaro: ‘España, en 1990, era el mejor país del mundo y de la historia, jamás se había vivido así, mucho menos en Europa donde siempre hubo guerras severas y pestes anteriores a esta. Llegando de Argentina, siempre crítica y compleja nación sudamericana, era un contraste notable, el bienestar de España en 1990… Aún con el deterioro del gobierno de Felipe en transición al exitoso modelo de José María Aznar… Como sea, estábamos viviendo demasiado bien y ahora enfrentamos una crisis del tamaño de una Guerra Mundial’.

Mundotoro: Muchos artistas son nómadas, como lo son los toreros. Incluso, convivían en los mismos hoteles, iban a las mismas ciudades de gira… Sin embargo, se truncó esa convivencia y en España el “artista” o la “cultura” siente al torero tantas veces como un estigma, algo semi faccioso. ¿Lo percibe así?

Andrés Calamaro: ‘Sí, claro… Estamos de temporada o estamos en casa. Muchos años en la fiestas populares compartiendo fechas con toreros de todas las categorías y -finalmente- amistad genuina con la gente del toro. La tendencia a condenar a toreros, ganaderos y aficionados, es un desastre cultural… es el Chernóbyl intelectual del siglo XXI… La “peste anterior a la peste”’.

Andrés Calamaro: 'La tendencia a condenar la Tauromaquia es el Chernobyl intelectual del siglo XXI'
Genio genial Calamaro
Mundotoro: Hay una mala lectura, quizá por desinformación o por mala información interesada que sitúa al toreo dentro del franquismo. Es como si el cine, la música, el teatro… no se hubiera desarrollado en esos tiempos de dictadura y, sin embargo, todos salen “limpios” menos el toreo, que acogía a reivindicaciones de izquierdas con Alberti o Miguel Hernández antes de la Guerra Civil. ¿Por qué se ha llegado a esta situación de “fake” continuada sobre el toreo?

Andrés Calamaro: ‘Todo el montaje para reclutar “obsecuentes subyugados con los políticos anti sistemas” es de una precariedad intelectual feroz. La estafa del socialismo del siglo XXI y la propaganda terrible que se extiende en gobernaciones y en la materia judicial. Los años de Franco fueron muchos, tampoco los mejores años para el toreo, que remonta en los ochenta con los Chopera como todo el mundo sabe. El líder del Tendido 7 fue concejal de Izquierda Unida, los toros son para la izquierda, los republicanos, los trabajadores, los artistas… para todo el arco social. Son pueblo, campo, ciudad, poesía, cine, historia, ensayo, algo más profundo que la estética, es el éxtasis pagano, las especies sublimadas. Hacer con los toros un debate moral o ideológico es un disparate infame’.

 ‘España en 1990 era el mejor país del mundo y de la historia, jamás se había vivido así, mucho menos en Europa‘

Mundotoro: La cultura es un elemento vital en las democracias y en el desarrollo del humanismo. Si elimináramos a todos los artistas que rozaron o se interiorizaron con el mundo del toro, tendríamos que eliminar a una gran parte de la cultura nacional y universal, ¿es tan difícil entender eso en esta sociedad?

Andrés Calamaro: ‘En ese sentido, la cosa no va sólo con la Tauromaquia, no se van a detener. Es una involución violenta hacia la nada, igualando lo distinto en una “lobotomía de sensaciones y razonamiento intelectual aplanado”, una tragedia. Van por los cuadros de los museos, por la libertad, por el espíritu…’.

Mundotoro: Da la impresión de que hemos vivido más allá de los límites, no de las pasiones que por definición no los tienen, sino más allá de los límites de nuestra soberbia. Olvidamos a los pueblos, a lo rural, a lo natural, hicimos un mundo soberbiamente infalible que no era tan infalible. Quizá el toreo, como la vida, señale que jamás somos infalibles ni inmortales.

Andrés Calamaro: ‘Vivimos demasiado bien. El siglo XXI será recordado como el fin de la libertad y la cultura, las bombas fueron tecnológicas, así adormecen al pensamiento, convirtiendo a las personas en “usuarios borregos de pantallas”, dispuestos a comprar buzones en todas las esquinas. El toreo es la máxima expresión humana y animal, no existe nada que se le compare. Un animal sublimado, único entre todas las especies. Los demás están extinguiéndose o en zoológicos, son género para el comercio de comida con fines de lucro. Solamente el toro se expresa realmente, sólo el toro entre todas las especies. Lo hace embistiendo, sin protestar, con bondad y bravura’.

‘La tendencia a condenar la Tauromaquia es el Chernóbyl intelectual del siglo XXI’

Mundotoro: ¿Qué le aporta, como artista y como hombre, la Tauromaquia a Andrés Calamaro?

Andrés Calamaro: ‘Pues nada, es el toreo que me aporta a mí, mucho. Me abre los conceptos para cantar, en la música, en todo. José Antonio me regaló su ejemplar de la Tauromaquia de Corrochano, en el palco del Canal Plus me regalaron Chaves Nogales, mi amigo Alberto me regaló La Música callada del Toreo… Fue Morante el que me recomendó la conferencia que Federico García Lorca ofreció en Buenos Aires para explicar el juego del duende que los artistas andaluces conocen. No puedo igualar todo lo que el toro me da y me sigue dando’.

Mundotoro: Al final, todos en el mismo lugar: ustedes sin poder reunir a gente alrededor de la música y los toreros alrededor de su música. No son tan distintos ambos mundos, necesitan al pueblo, a la gente mucho más allá de toda otra lógica.

Andrés Calamaro: ‘Pues eso, a los músicos les gusta conversar sobre Tauromaquia, aunque no tenga idea de qué va, escuchan con interés… Les faltó tiempo para aprender a ver y sentir el toreo, pero se dan cuenta, son nacidos tolerantes. Los músicos, los bandidos, los bohemios, los auténticos. Todos son tolerantes, detestamos el autoritarismo con excusas puritanas, odiamos esa verga’.

Mundotoro: ¿Habla estos días con sus amigos toreros?

Andrés Calamaro: ‘Nos escribimos ocasionalmente con Alejandro, siempre dulce y cultismo… Tenemos más contacto con José Antonio, y grandes conversaciones… Hablamos mucho de política, de cosas nuestras, mi hermano’.

Mundotoro: ¿Tiene algún mensaje, que no fórmula o pócima, para la esperanza?

Andrés Calamaro: ‘Sí, claro… Europa sobrevivió a muchas guerras sólo en el siglo XX, y a otras pestes anteriores a esta. Hay que estar preparado para cuatro o cinco años de crisis Corona, afrontar esto como quien soporta una guerra mundial europea. Es Vietnam a centímetros de distancia y por contacto. Que no falte lo indispensable, apreciar la soledad, renunciar a la vida que conocimos y que pase el aguacero, algo que no va a ocurrir en unos pocos meses porque no existe vacuna ni cura para este terrible resfrío mortífero. En América Latina ni existen test, se cuentan los muertos como en la guerra de Vietnam, con estadísticas se dibuja la realidad. Paciencia es lo mínimo que podemos aportar, eso y mantener la calma y la dignidad, incluso para morir’.

Muchas gracias.

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