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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 17 de mayo de 2021

El exilio del santo / por Jorge Arturo Díaz Reyes


Es la pandemia, que también concierne a todos, aducen los responsables del desalojo, cerrando la puerta. Entonces toros, toreros y santo han tenido que ir con sus bártulos a buscar asilo por Carabanchel, en la que fuera plaza secundaria y hoy “Palacio”, que también es Madrid, pero excéntrico.

El exilio del santo

Jorge Arturo Díaz Reyes
Crónica Toro / Cali mayo 17 de 2021
Hasta donde la memoria taurina llega, no hubo un santo más celebrado que el de Madrid. Siempre corridas postineras en su quince de mayo, y desde 1947 toda una feria conmemorativa que llegó hasta los treinta y cinco festejos consecutivos. ¡Treinta y cinco días de fiesta! ¿Cuál otro?

Siempre corridas por San Isidro en la primera plaza del mundo con su también primera feria del mundo. Pero ya no, desde hace dos años, Las Ventas a cal y canto. No es un asunto menor, no es un asunto municipal, es un asunto ecuménico (del toro).

Obliga recordar que ni “la gripa española” de 1918, peste peor que esta, había causado tal exilio. Reinaban entonces Joselito y Belmonte, y aquel encabezó esa vez las estadísticas con 104 corridas toreadas. Dos años más tarde, día de San Isidro también, Madrid lo despediría, de mal modo, por cierto, veinticuatro horas antes de que “Bailaor” le matara en Talavera. Pero son cosas pasadas, y eran otros hombres, más hombres los nuestros, como canta el tango de Canaro.

Es la pandemia, que también concierne a todos, aducen los responsables del desalojo, cerrando la puerta. Entonces toros, toreros y santo han tenido que ir con sus bártulos a buscar asilo por Carabanchel, en la que fuera plaza secundaria y hoy “Palacio”, que también es Madrid, pero excéntrico.

Allí, pese a las restricciones de concurrencia y las consabidas limitaciones logísticas y económicas, otro empresario generoso ha tirado alfombra roja, como en las ceremonias de los “Oscar” o los “Goya”. Valga la comparación, pues todo un desfile de toreros estrella y ganaderos VIP ha llegado para honrar al patrono ante una audiencia más televisiva que presencial.   

De seguro el santo y humilde labrador no se hubiese sentido tan mal como se siente hoy todo el toreo, lanzado en tiempos duros de su sede mayor. Sin embargo, este refugio palaciego, aunque techado, semioscuro y menos grandioso, bien ha servido para torear, mantener el culto y mostrar una vez más que cuando se quiere se puede.

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