la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 23 de mayo de 2021

MADRID 10ª DE SAN ISIDRO. El poder y la gloria / por Jorge Arturo Díaz Reyes

Juan Ortega con el tercero en Vistalegre. Fotograma: Plazatoros 

¡Que lindo torea el trianero Juan Ortega! ¡Qué lírico! ¡Qué sentido! ¡Que despacio! ¡Que hondo! ¡Qué largo!

El poder y la gloria

Jorge Arturo Díaz Reyes
Crónica Toro / Cali, V 22 2021
Juan Ortega borda la más bella faena de la feria y la decapita con la espada. Un imponente Juli corta las dos orejas del bravo quinto. Morante silenciado. Encierro diverso. Gran tarde. 

¡Que lindo torea el trianero Juan Ortega! ¡Qué lírico! ¡Qué sentido! ¡Que despacio! ¡Que hondo! ¡Qué largo! El tercero, “Impulsivo”, primer cinqueño de la tarde, arremetía cambiando el viaje y se filtraba por los adentros. Distraído y suelto ante los capotes. Protestado por el público. Parecía ingobernable. Y va y lo coge Juan por bajo ¡Con qué andares! Y se lo lleva en los vuelos a los medios. En donde comienza a modelar con ese bruto material su obra de arte. La obra de arte de este San Isidro suigeneris. Cuatro derechas, un cambio de mano y un natural, infinitos en el tiempo y en el espacio. Seis más y un doblón, majestuoso todo, como luego diría Juan del Val ungido con el brindis del sexto. Dueño absoluto del que parecía imposible, cuatro precioso naturales y el forzado. Medida, distancia, duración, altura, armonía evocación de lo eterno. Y para cerrar, dos naturales, trincherazo, tres doblones y desplante, La plaza en trance, absorta, silenciosa, muda. Un pinchazo, y otro, y una estocada buena, extemporánea que no cortó pelo. Pero la gente deslumbrada obligó la vuelta al ruedo con prendas. ¡Ver torear así! Es un privilegio. El arte del torero es muy escaso y por eso precioso.

El sexto salió con las mismas mañas, se le coló hacia las tablas y le obligó a tirar el capote y tomar el olivo. Pero de nuevo el arte terminó sometiendo a la fiera. La faena no pudo ser tan ligada como la anterior, “Bucanero” era blando, tardo y mansurrón, pero sí fue rimada. Engarzando una joya con otra por una y otra mano, acompañada por la gente y los músicos con devoción. Tres derechas, una trinchera y un molinete invertido, de gran finura, precedieron al pinchazo. Increíble, Otra vez en hueso. De nuevo a volapié y la espada por el rincón de Ordóñez cumplió y la oreja que querían duplicar no cuenta toda la gloria que se vivió.

El Juli, que había chocado con la pobreza franciscana del segundo, cuatreño esmirriado y ayuno de fiereza. Le salió al quinto con su proverbial ambición y con todo su poderío y con todo su arsenal técnico. “Tabernero” de 566 kilos, número 147, negro, cinqueño, bravo, bravo, se le vino a toda máquina en la media docena de verónicas que por eso mismo salieron raudas pero templadas. Ataca el caballo de Barroso con premura y celo, metiendo riñones. Le pone el dulce a mordiscos a los banderilleros y cuando el madrileño se le para delante se le quería comer la muleta. Pero esta pronto impuso su ley. Humillado tuvo que seguirla para un lado y para el otro. Tanto, que clava los pitones y se da una vuelta de campana. Es torero de mano baja. Y el mando, y la ligazón, y el terreno íntimo, y la quietud, y ninguno cedía, y el escándalo arriba. Larga, poderosa y sólida faena rematada con un estoconazo y dos orejas sin glosa. Uno de los triunfadores de esta gran feria, que ha tenido varios ya, faltando la corrida de mañana.

Morante de la Puebla, solo con su puesta en escena paga la boleta. Como decían de Lagartijo en su tiempo. Su traje, su montera, su gesto, sus maneras, evocan esas épocas del toreo que no nos resignamos a olvidar. Da gusto verlo. Ver la historia en él. Sí, pero hoy no toreando. El animalucho primero deslucía a cualquiera y el manso-bronco cuarto pedía una labor que quizá el artista considera indigna de sí. Sus adoradores tuvieron que contentarse con aplaudir rabiosamente una media verónica al primero. Aún deben estar hablando de ella.  Tres pinchazos y espadazo al uno y una estocada al otro. Cuando se iba unos herejes le protestaron. Bueno, habían pagado por verle.    

Los de Garcigrande 550 kilos promedio, cuatro cinqueños, fueron menos en conjunto del gran promedio de seriedad que lleva el San Isidro. Pero el quinto, en la suma trapío-bravura es uno de los toros de la feria, sino el de la feria. Y qué feria.

FICHA DEL FESTEJO

Madrid, Carabanchel. Palacio de Vistalegre. Miércoles 22 de mayo 2021. 9ª de San Isidro. Menos de media en lo disponible. Seis toros de Garcigrande, diversos de trapìo y juego.

Morante de la Puebla, silencio y silencio.

El Juli, silencio y dos orejas.

Juan Ortega, vuelta tras petición y oreja tras petición de otra.

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