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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 21 de junio de 2021

Los trece toros de Palomo Linares en sesión de tarde y noche / por Ángel G. Abad


El de Linares consumó la gesta y hasta regaló el sobrero en la función nocturna, con lo que fueron trece los astados estoqueados y doce orejas y cinco rabos el balance triunfal de trofeos. Pero para llegar al 19 de junio de 1971 pasaron muchas cosas que sumieron la hazaña en la incertidumbre.

Los trece toros de Palomo Linares en sesión de tarde y noche

Se cumplen cincuenta años de la gesta del popular diestro en la plaza madrileña de Vista Alegre que se saldó con doce orejas y cinco rabos.

Ángel G. Abad
ABC / 20/06/2021
El invierno de 1971 no fue fácil entre la empresa de la plaza de Las Ventas y los apoderados de uno de los toreros con mayor tirón popular, y al final, Palomo Linares se quedó fuera de la feria de San Isidro. Sin embargo, los hermanos Lozano, mentores del torero, apostaron por Madrid con un golpe de efecto: anunciaron a Palomo en Vista Alegre para lidiar doce toros en un solo día, dos corridas en solitario en sesiones de tarde y noche.

El de Linares consumó la gesta y hasta regaló el sobrero en la función nocturna, con lo que fueron trece los astados estoqueados y doce orejas y cinco rabos el balance triunfal de trofeos. Pero para llegar al 19 de junio de 1971 pasaron muchas cosas que sumieron la hazaña en la incertidumbre. Primero se anunció para el 20 de mayo, en competencia con Las Ventas, pero la lluvia obligó a aplazar el doble festejo al día 22. Palomo lidió con éxito los seis toros de la tarde, y el agua suspendió la nocturna.

Sin embargo, la intención del torero era consumar las corridas en un solo día y volvió a anunciarse para el 5 de junio. Otra vez las inclemencias del tiempo y nueva suspensión. Así hasta el sábado 19 en donde todo salió a pedir de boca.

La vieja Chata

Hubo buena respuesta de público, que llenó en más de sus tres cuartas partes el graderío de la vieja Chata carabanchelera. Cuenta ABC, que por la tarde, vestido de rosa y plata, le cortó las dos orejas y el rabo al primero de Galache, hubo división de opiniones con el de Carlos Núñez, pitos ante el de Victorino Martín, y los máximos trofeos al quinto de Hermanos Núñez y al sexto de Miguel Higuero.

Palomo desplegó todo su repertorio y el público acabó entregándose. Por la noche, las crónicas destacaron que la presencia del ganado estuvo por debajo, y el respetable comenzó de uñas. Se dividieron las opiniones con los dos primeros toros, de Juan Pedro Domecq y Atanasio Fernández, pero las tornas cambiaron en el tercero, un ejemplar de Juan Mari Pérez Tabernero, con bravura y poder, al que le cortó, sin discusiones, las dos orejas y el rabo. Al cuarto, de Pérez Angoso lo desorejó, y pasó de puntillas con el de Núñez Hermanos y Sorando.

Por si doce toros eran pocos, aún regaló el sobrero de Núñez, al que le cortó los máximos trofeos. La gesta consumada, entusiasmo desatado en dos vueltas al ruedo a hombros y la salida final por la puerta grande.

El objetivo del torero y sus apoderados se vio cumplido y Palomo se mantuvo aquella temporada entre los primeros. Venía del año de ‘los guerrilleros’ con El Cordobés en 1969, y de una confirmación de alternativa sin fuste en el San Isidro de 1970. Y estaba por llegar la gran tarde del 22 de mayo de 1972, la del rabo a ‘Cigarrón’, de Atanasio Fernández, el último concedido en Las Ventas a un matador de toros.
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