Las corridas de toros programadas para los días 11 y 12 de junio, en aras de reactivar la Fiesta Brava en la región andina, fueron suspendidas por la empresa que las había organizado y promocionado, habida cuenta que analizó la realidad pandémica, escuchó las recomendaciones de las autoridades competentes y sin que me quede nada por dentro, taurino soy hasta la muerte y quizás mucho más allá, había que hacerlo, no había otro camino que tomar y seguir.
En la anterior entrega, titulé “Quiero ver corridas pero….”, en la que claramente manifestaba que no estaban dadas las condiciones para espectáculos taurinos, que darlos podría tener efecto búmeran en contra de nuestra Fiesta Brava, darle “pan de piquito” a nuestros ofuscados adversarios, que no ven la hora en nuestro país, para acabar con esta afición y pasión, violando de tajo, el derecho ciudadano de disfrutar lo que mejor nos gusta, sea deportiva, cultural, social, musical, religiosa, tradicional, costumbrista y por ende, taurina.
Había que hacerlo, no cabe duda en la decisión, tomada en San Cristóbal, Estado Táchira, Región Los de Andes de Venezuela, pensada, calibrada, como debió ser en un comienzo pero efectiva a tiempo, en bien del colectivo sancristobalense tachirense venezolano. Se Aplaude el mérito, esfuerzo, voluntad, de los empresarios en impulsar la reactivación de la Fiesta Brava en nuestro país pero, no es lo prudente ahora, con esto de la pandemia de coronavirus, decirlo, escribirlo, no es ser anti taurino, desfasados en el tiempo y espacio, quien (es) así lo piensen y consideren, bien irresponsables son, la salud y vida, en estos momentos, van por delante, por encima de cualquier cosa, vendrán tiempos mejores, poder retomar la cotidianidad, disfrutar de cualquier actividad pública o privada, Dios así lo dispondrá y olé por siempre.
-Relacionado: Venezuela. San Cristóbal marcará pauta en el reinicio de la actividad taurina en el país / por Jesus Ramirez " El Tato".
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