SI LAS NORMAS Y REGLAS SON LAS MISMAS, LOS ACTORES SIGUEN COMPORTÁNDOSE IGUAL Y LOS RESPONSABLES SIGUEN DESEMPEÑANDO SUS FUNCIONES, ¿QUIÉN PUEDE PONER LA MANO EN EL FUEGO PARA ASEGURAR QUE HOY MISMO NO SE ESTÁ PAGANDO A ALGÚN NEGREIRA 2.0?
El caso Barcelona-Negreira:
la guerra que viene
Charly Rogenhofer
La Galerna / 8 noviembre, 2023
Mucho se ha escrito, dicho, debatido y hasta procesado del caso Barcelona-Negreira. Pero poco hemos reparado en voltear a ver el futuro y darnos cuenta de que no hay nada que prevenga esta situación en el mañana. Las abuelas decían: “ahogado el niño, a tapar el pozo”. Y suele ser una metáfora de las soluciones tardías a los problemas. Pero, oye, diríamos todos, siempre es mejor tapar el pozo, aun después de ahogado el niño, a dejarlo abierto y que caiga alguien más por ahí. Bueno, no todos. Para sorpresa mía, los involucrados indirectos han mostrado pocas ganas de prevenir otro Negreirazo en el futuro, y los involucrados directos, ni asomo de arrepentimiento, ni aceptación de culpas.
Empecemos por los involucrados indirectos: La Liga y La Federación. Tan fácil que lo tenían sin siquiera rodar cabezas:
“bueno miren, antes no habíamos especificado en qué consiste y en qué no consiste el conflicto de intereses. Ahí va, muy claro, para que lo entendamos todos, a partir de ahora, ningún club o sus trabajadores pueden, directa o indirectamente, hacer pago alguno, en efectivo o en especie, a cualquier trabajador directo o indirecto de la Federación, Comité Técnico o Liga”.
Pero no, ni siquiera muestran interés por tapar el pozo. De esto no se habla, y ya. Frase ambigua por aquí, palabras poco contundentes por allá. Nada que señale a nadie, y nada que comprometa a nadie. Ni Liga ni Federación taparán el mentado pozo.
Y ahora los involucrados directos. Ni el Barcelona ni el CTA (árbitros) reconocen siquiera el mal obrar. “Había que nivelar, asesorías solamente, no se puede comprobar nada… y (peor aún) los delitos prescribieron”, dicen desde Barcelona. Y el CTA (árbitros), por el mismo camino, teniendo, insisto, tan fácil lavarse las manos de lo pasado y dar una sensación de transparencia institucional a partir de ahora en adelante: “miren, vamos a cambiar esto y aquello, vamos a simplificar las cosas y a transparentar nuestros procesos”. Pero nuevamente ni culpa ni arrepentimiento.
La noticia es que el caldo de cultivo de oscurantismo, corrupción y ambigüedad en las normas sigue siendo el mismo que cuando iniciaron los pagos a Negreira. Esa es la guerra que viene, y la que hay que pelear. Pedir castigos por el pasado no arranca el problema de raíz, hay que pedir tapar ese pútrido pozo. Y es que, si las normas y reglas son las mismas, los actores siguen comportándose igual y los responsables siguen desempeñando sus funciones, ¿quién puede poner la mano en el fuego para asegurar que hoy mismo no se está pagando a algún Negreira 2.0?
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