La Tauromaquia es una actividad, un arte, regido por los siguientes valores: Verdad, Ética, Dignidad, Seriedad y Respeto, valores todos ellos muy alejados de los profesados por el presidente del gobierno y el ministro Urtasun.
Según Francis Wolff, catedrático de Filosofía de la universidad de Paris, dice que el hombre tiene tres deberes para con los animales, cuales son: a) Respetarles como “el otro”, diferente al hombre; no semejante; b) Respetar su naturaleza (brava e indómita en el Toro). La bravura es la justificación de la corrida; c) Respetar sus relaciones afectivas con ellos (el toro no es amigo ni enemigo; es colaborador con el hombre. En la corrida de toros se respetan estos tres deberes; y añade: En “Las Corridas de Toros son algo Moral por ser modelo de la relación que debemos tener con los animales y con nosotros mismos…… insta a admirar el toro como un adversario a medida del Hombre” “La Fiesta es un bien Moral y Ético, es un tesoro de la Humanidad, uno de los dones de España a la Cultura Europea”.
Otro catedrático emérito de Filosofía, este en la Universidad autónoma de Barcelona, don Víctor Gómez Pin dice, “Los niños deben acudir a los toros porque es un espectáculo éticamente recomendable, y sin ningún rasgo negativo. …incluso al niño le puede ayudar a ver la dureza de la existencia, y la entrega que exige para enfrentarse a ella” . Justo lo contrario de lo que defienden los antitaurinos sin argumentos válidos.
Don Fernando Savater, catedrático de Ética en la Universidad de Vascongadas dice, “La Ética trata de buscar las relaciones entre las personas, no entre las personas y los animales o plantas. La Ética es humanística, no es panteísta…El animalismo es una chaladura” .
Y don Álvaro Pombo, novelista, poeta y el académico de la Lengua española, afirma, “Me parecería interesante que se utilizase, pedagógicamente, el Toreo en las escuelas”. Por los dichos y hechos de unos y otros creo, sinceramente, que los cuatro personajes citados tienen un nivel intelectual, cultural y moral muy superior al demostrado por el presidente del gobierno, y por el ministro de Cultura, y los cuatro dan un gran valor al arte del toreo, independientemente de que sea nacido en España. Y creo que los argumentos expuestos por ellos son convincentes, mientras que los alegados por el ministro simplemente no tienen validez alguna, puesto que no son verdaderos, por tanto, lo único que puede argüir es que no le gusta el toreo, pero ello no le da autoridad, por muy ministro que sea, para prohibir la Tauromaquia.
¡Señor ministro, España es un país civilizado, del primer mundo, en el que hay democracia, aunque con ustedes en el gobierno cada vez menos, por tanto Ud. no puede prohibir aquello que no le guste, usted no puede robarnos la libertad de que nos guste la Tauromaquia y vayamos a la ver torear! Si a Ud. no le gusta, simplemente no vaya a una plaza de toros, pero no violente nuestra libertad. Por eso, aunque Ud. suprimió el Premio Nacional de Tauromaquia, que se otorga anualmente por ley, finalmente se ha concedido a Albert Serra por la película “Tardes de soledad”, y a la RUCTL, y ello gracias al Senado, a la Fundación Toro de Lidia y a nueve comunidades autónomas, y seguirá concediéndose en los próximos años, aunque Ud. lo suprima, mientras los españoles queramos. Fue entregado en el salón de plenos del Senado, repleto de gentes del mundo el toro, de la cultura de la política, y allí, el maestro Roca Rey le dijo al ministro, ¡Aquí estamos, la tauromaquia no necesita su permiso! Y yo le digo, nosotros, los taurinos, es decir, aquellos a los que nos gusta el toreo, estamos dentro de la ley, en cambio Ud., al suprimir el Premio, ha vulnerado la ley española actual, lo que un ministro, y menos en un país civilizado, debería hacer jamás. Usted está fuera de la ley, pues para suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia primero tendría que haber abolido la ley que declara a la Tauromaquia Bien Inmaterial Cultural de España, lo que le obliga a apoyarla y difundirla.
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