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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 24 de abril de 2013

El sol sale para todos / Por Paco Mora


Manuel Escribano

"...A ningún aficionado le gusta que para que toree un torero tenga que caer otro herido. Por eso sería muy interesante que los que pueden exigir, no ejercieran de tapón para impedir que toreros con escasas oportunidades de demostrar su valía hicieran el paseíllo con ellos..."

El sol sale para todos
Paco Mora
No se trata de establecer comparaciones, que siempre resultan odiosas, pero el triunfo de Nazaré y Escribano en la Feria de Abril de Sevilla da pie para algunas reflexiones. Y la primera es que abrir los carteles de las figuras podría ser interesante para la revitalización del momento taurino actual, puesto que toreros de los llamados modestos, no en función de su valía sino de lo poco que torean, han triunfado en La Maestranza junto a las figuras consagradas, unos colocados de principio en carteles de lujo como Nazaré, y otros entrando de chiripa por la vía de la sustitución, caso de Escribano en puesto de El Juli con la de Miura. Ambos han demostrado que estaban preparados para mayores empeños.

A ningún aficionado le gusta que para que toree un torero tenga que caer otro herido. Por eso sería muy interesante que los que pueden exigir, no ejercieran de tapón para impedir que toreros con escasas oportunidades de demostrar su valía hicieran el paseíllo con ellos. Ese proceder les engrandecería a los ojos de la afición y fomentaría la variedad en sus citas con las ferias importantes, a la vez que abriría perspectivas de éxito a espadas que no es que sean de menor categoría, sino que permanecen inéditos un año tras otro. Ya se ha visto en Sevilla lo que puede ocurrir sacando la programación del repetitivo sota, caballo y rey. Eso de que los toros buenos descubren a los malos toreros es una gran verdad, pero ¡señores míos, déjennos saber dónde están los unos y los otros! Que el sol sale para todos…

Si no les dejan paso no lo sabremos nunca. Porque enterarnos que Padilla podía torear con despaciosidad, ritmo y cadencia le ha costado al heroico jerezano un ojo de la cara, y muchos años de sufrimiento frente a corridones imposibles.
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Antonio Nazaré

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