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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 21 de diciembre de 2018

Ética en el Toreo I / Por Rafael COMINO DELGADO.



 “Los niños deben acudir a los Toros porque es un espectáculo éticamente recomendable, y sin ningún rasgo negativo…incluso al niño puede ayudar ver la dureza de la existencia y la entrega que se exige para enfrentarse a ella”.

La palabra Ética viene del latín Ethicum (a su vez del griego), que significa  “comportamiento”, “costumbre”.


Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Es una rama de la Filosofía que se ocupa del estudio racional de la Moral, la Virtud, el Deber, la Felicidad y el Buen Vivir. Nos dirá que es bueno, que es malo, que es correcto y que es incorrecto, teniendo como objeto los actos que el ser humano realiza de modo consciente y libre.

El profesor Fernando SAVATER (1991) la define como “el arte de vivir y saber vivir, por lo tan tanto el arte de discernir lo que nos conviene (bueno) o no nos conviene (malo)” y en el Diccionario Enciclopédico se define como “La ciencia que estudia las acciones humanas en cuanto a sus relaciones con los fines que determinan su rectitud”. De forma resumida y clara podríamos decir que la Ética se ocupa de la moral y obligaciones del ser humano y que, en general, toda Ética pretende determinar una conducta ideal del hombre. Esta puede establecerse en virtud de una visión del mundo o de unos principios filosóficos o religiosos, que llevan a determinar un sistema de normas.  

Tiene varias ramas tales como la Metaética (analiza el leguaje  moral), la Ética Normativa (trata de formular unas normal generales) y la Ética Aplicada. Dentro de esta última tenemos la Bioética (estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la salud de acuerdo a los principios morales) y la Ética Ambiental, en la cual se estudia la relación del hombre con los animales irracionales. Ya vimos, en artículo anterior, como los animales irracionales están para que el hombre se sirva de ellos; con este fin fueron creados por Dios, pero naturalmente respetándoles a cada uno tal como es.

Según el profesor Francis WOLF (2007), el hombre tiene para con los animales tres deberes:

1) Respetarles pero como el otro, no como semejantes porque no lo son.

2) Respetar su naturaleza. Al león como es, al caballo como es, a la gallina como es, al toro como es, es decir, bravo, que acomete si se le provoca.

3) Respetar sus relaciones afectivas con ellos. La relación del hombre con el perro es muy diferente a la que puede tener con una hiena, por ejemplo, o con el toro.

Si el hombre cumple estos tres deberes para con el toro, en la corrida, podemos deducir que la corrida de toros, el Toreo, es algo ético, y los cumple perfectamente.

Respeta su bravura puesto que el hombre acepta que el toro le embista, incluso que le pueda matar. Acepta que el toro es un colaborador del hombre en el Toreo, pero no es enemigo. Acepta incluso indultarle si es muy bravo. Pero no esperemos que el hombre se comporte con el toro como si fuera humano, porque eso sería una tremenda aberración.

Torear a un toro no es torturarle puesto que el toro puede defenderse atacando. No es una barbarie como dicen algunos. El profesor Fernando SAVATER afirma (2011) que “la barbarie es considerar a los animales irracionales con los mismos derechos y deberes que los humanos”. Y según el profesor Francis WOLF (2007) las corridas de toros son algo Moral y Ético, porque el hombre cumple perfectamente los tres deberes que tiene para con los animales.

En este sentido, el profesor de la Universidad de Barcelona, don Víctor  GÓMEZ PIN, dijo a Burladero.com, el 16 de febrero de 2010: “Los niños deben acudir a los Toros porque es un espectáculo éticamente recomendable, y sin ningún rasgo negativo…incluso al niño puede ayudar ver la dureza de la existencia y la entrega que se exige para enfrentarse a ella”.

Además de todo ello hemos de tener en cuenta que el toro es un animal bravo, muy valiente, que ataca si se invade su territorio, como no hace ningún otro animal, que está diseñado para atacar, para luchar y aunque lógicamente le duele la agresión física (puyazos, banderillas), ese dolor no es equiparable al humano, dado que segrega en su cerebro gran cantidad de beta endorfinas, que mitigan el dolor en gran medida. Cuando el toro está luchando está haciendo algo para lo que está anatómica y fisiológicamente muy bien diseñado, no sufre realmente. Yo preguntaría: ¿Sufre un montañero que está escalando una pared muy difícil, en condiciones muy adversas? ¿sufre un ciclista que está subiendo una montaña muy inclinada y va casi agotado, pero continua para llegar el primero? Pues no, porque están haciendo algo que les gusta, y ello anula el sufrimiento, o más exactamente su deseo de alcanzar el objetivo es superior al sufrimiento. Igual le ocurre al toro en la Lidia, su deseo de luchar contra quien le provoca es superior al sufrimiento físico que, gracias a las beta-endorfinas, es mucho menor del que se produciría a un ser humano con similar agresión. Por tanto el sufrimiento físico hay que analizarlo en cada animal y en cada momento (continuará).

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