'..En el Madrid deja un molde. Molde roto, por supuesto. No hubo centrocampistas como él, y de ahora en adelante será necesario fichar un Modric, fabricar un Modric, exigir un Modric. Que en todo once del Madrid haya siempre uno como él..'
Modric deja un molde roto
Hughes
Pura Golosina Deportiva
Modric es eso que Mourinho llamaba "herencia futbolística". Él lo fichó y ahí lo dejó. Y es también florentinismo, el mejor florentinismo, porque fue un Balón de Oro hecho aquí y porque se pudo mantener en el Madrid, y no como Seedorf, quizás su antecedente, centrocampista total al que hubo que vender por cuatro duros.
Antes hubo grandes medios más retrasados, como Redondo o incluso Schuster; la Quinta tenía el ala de Míchel. El gran medio anterior puede que fuera Stielike. Jugadores más atrasados, en todo caso, y luego Zidane, ya muy mediapunta, diez de promontorio, diez de pitiminí frente al diez hundido, diez hacia atrás, diez de retorno de Modric. Prosinecki, croata, pudo ser, pero no fue . Modric que no fue.
Hasta que llegó don Luka, mediapunta reconvertido como quedó claro con su gol en Manchester, cuando Old Trafford aún era El Teatro de los Sueños. El 4-3-3 permitía esos dos medios como dos hoyuelos lumbares, donde el sacro se hace pelvis, efes del violín del mediocampo. Ahí los medios pueden serlo todo: interiores, exteriores, pivotes, mediapuntas... y todo eso fue Modric,
La CMK, los Casemiro-Modric-Kroos , vivieron ocultos por la BBC como costaleros. Cuando se fue Cristiano, y luego Bale y luego Benzema, descubrimos que quizás la clave había sido ellos. Así hasta seis Copas de Europa de Modric, las de Gento.
Si Gento estuvo en el equipo de Di Stéfano y en los yeyé, Modric unió la generación de Cristiano con la de Vinicius.
Modric le puso a Ramos la pelota en la sien como al héroe los laureles, y fue Modric el que llevó el juego al costado para destrozar a la Juventus siguiendo la instrucción táctica o La Instrucción Táctica de Zidane. Él encorajinó al Madrid contra el Chelsea con su inverosímil pase exterior, inaugurando unas remontadas hechas de preciosismos. La estela de ese pase será una de las más recordadas del Madrid.
Es una alegría que Modric se marcha, que resista a sus posibilidades y a sus aduladores. Que proteja su recuerdo y su leyenda.
En el Madrid deja un molde. Molde roto, por supuesto. No hubo centrocampistas como él, y de ahora en adelante será necesario fichar un Modric, fabricar un Modric, exigir un Modric. Que en todo once del Madrid haya siempre uno como él. Eso sería su mayor logro, tanto como las seis copas: la exigencia de aspirar, para siempre, a su control del juego; a su resistente finura, su agonismo de duende, su gama de pases, sus cien asistencias, su brega fina, su extenuante inspiración (penúltimo genio de los Balcanes, mezcla de genética y trauma), su rúbrica cóncava o convexa que se aleja y aleja hasta llegar.
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