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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 17 de julio de 2020

Cuando el gran tiburón blanco huele la sangre... / por Juan Manuel Rodríguez


La tormenta perfecta podría extenderse a la Champions, quién sabe. Ahora todo es posible, incluso eso en lo que estamos pensando. El trece veces campeón continental está a tres partidos de clasificarse para otra gran final y ya se sabe lo que pasa cuando el gran tiburón blanco huele la sangre...

Está claro que, con un fútbol más o menos brillante, más o menos atractivo para el espectador, el que mejor se adaptó a las extraordinarias circunstancias de una Liga partida en dos por la pandemia fue el Real Madrid. Tan claro está eso como que quien mejor leyó esas especiales circunstancias fue Zinedine Zidane, que armó un equipo de atrás hacia adelante, acaso consciente de que si se impedía que el rival marcase al final, tarde o temprano, acabarían haciéndolo Benzema, Ramos, Kroos, Vinicius o Casemiro. Desde el punto de vista psicológico, y al más puro estilo de Bilardo con aquella selección de Argentina en la que sólo destacaba Maradona pero que acabó siendo campeona mundial, Zidane también ha sabido blindar al vestuario y utilizar las críticas hacia el VAR o los presuntos favores arbitrales como un pegamento de cara al exterior. Hay jugadores en esa plantilla (Hazard, Vinicius...) que no entendían, y aún hoy siguen sin entender, las críticas hacia el Madrid: Zidane utilizó a su favor el cerco al equipo y quienes acabaron al final cercados fueron aquellos que reducían al simplismo más absoluto y total la obtención de una Liga que consta de 38 partidos.

Por lo demás, La Trigesimocuarta adquiere también, y desde el punto de vista de un madridista, tintes de tormenta perfecta porque, mientras que la plantilla merengue celebraba por todo lo alto el título en el estadio Di Stéfano, del otro lado llegaban las amargas quejas de Leo Messi, la transmisión en tiempo real del hundimiento total de un crack mundial y el indudable señalamiento de quien realmente manda en ese equipo, que es el astro argentino, hacia la labor de su entrenador, al que parece que ya no podrán salvar ni la paz ni la caridad. De todo esto se infiere que, al final y pese al indudable desgaste que supuso el traumático adiós de Cristiano, el Real Madrid gestionó mejor de lo que parece estar haciéndolo el Barcelona la amarga transición y que, en el caso de los culés, el adiós en diferido de Messi será más doloroso y letal que el del portugués.

Llama la atención que la Liga de Hazard haya acabado por ser la Liga de los mismos de siempre, los Ramos, Varane, Marcelo, Kroos, Casemiro, Modric y, sobre todo, Benzema. Con la única inclusión de Courtois en el equipo que ha logrado cuatro Champions en cinco años, el Real Madrid ha logrado el campeonato con esos jugadores de los que Zidane dijo que ya no podía hacer carrera. En ese aspecto, sólo en ese, el confinamiento le vino bien a esta generación de extraordinarios futbolistas porque volvieron más fuertes y mejores, más solidarios, conscientes del esfuerzo que había que realizar y con la mente puesta en un único objetivo. Parece que, tras la marcha de CR7, el Real Madrid ha tardado menos tiempo en darse cuenta de lo que es hoy, ahora, en este momento, mientras que (dejando a un lado a Messi, que sí parece saber de qué va la vaina) al Barcelona le esté costando mucho más readaptarse a su nueva situación y se siga pensando que por la puerta aparecerán de un momento a otro Xavi, Iniesta y Puyol.

Por cierto que este 16 de julio se cumplieron veinte años desde que Florentino Pérez ganara por primera vez las elecciones a la presidencia del club y ya se puede hablar de la suya como de una gestión galáctica. Florentino es, por derecho, el mejor presidente que ha tenido el mejor club deportivo de la historia hasta el nivel de poder aguantarle la mirada a don Santiago Bernabéu. Él, como Zidane, son responsables de esta segunda era dorada. Como también lo es, con sus luces y sus sombras, Sergio Ramos: ¿Podría compararse su importancia a la de don Francisco Gento, por ejemplo? Yo creo que sí. ¿Se puede hablar de Ramos como del futbolista español más trascendente de la historia madridista? Eso también es probable. Las sombras de Ramos han extendido su manto más fuera del campo que dentro porque, en el cesped, Sergio siempre ha sacado sobresaliente. La tormenta perfecta podría extenderse a la Champions, quién sabe. Ahora todo es posible, incluso eso en lo que estamos pensando. El trece veces campeón continental está a tres partidos de clasificarse para otra gran final y ya se sabe lo que pasa cuando el gran tiburón blanco huele la sangre...

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