En esos cosos Castella hubiera obtenido los mismos dobles trofeos que esta tarde, sin contestación y con la alegría de un público festivo al que le cuesta distinguir las diferencias en el toreo. Pero esto es, o fue, Madrid y esto no debería pasar así de fácil.
La faena del galo al cuarto Jandilla que desorejó, comenzó, eso sí, con tono alto con estatuarios sin inmutarse. Pero siguió con tandas de derechazos que el viento molestó, siendo tocada la muleta despegada de Castella. Insistió por la diestra, pero con altibajos percatándose en los finales de faena del buen pitón izquierdo de Rociero. La penúltima serie por naturales hizo levantar algunos entusiastas de sus asientos. Concluyó con ceñidas manoletinas presentado así un largo repertorio de suertes, oyendo un aviso antes de matar, tras una larga faena. Terminó con un julipié personalizado con feo saltito ladeado, cayendo la espada trasera y tendida pero siendo efectiva.
La concesión de un único trofeo hubiera sido lógica, tras la petición mayoritaria. Mucho menos fue el regalo de la segunda oreja protestada, tras solo una gran serie por la zurda y una estocada fuera de los cánones. Un regalo que dio sin resistencia alguna el palco que ocupaba nuevamente el polémico Eutimio Carracedo Pastor.
De hecho, la presencia y confirmación de este presidente esta tarde en el palco presidencial hizo comprender al fiel aficionado que de poco sirven las protestas, las pancartas y las cartas pidiendo su cese, la política empresarial actual siendo claramente la del triunfalismo fácil, demagógico y populista. Como decía en el siglo pasado el gran humorista francés Coluche, si la dictadura es “cállate la boca”, esta democracia es solo “sigue hablando, que lo que digas me importa un bledo”.
El resto de la corrida de Jandilla y del sexto de Vegahermosa de poco sirvió para Manzanares y Pablo Aguado, el lote en su conjunto resultando flojo, inválidos el 1º y 3º, o sin fuerza el último de la Mercedes. Destacó apenas el segundo, bondadoso. Total, otro desastre ganadero que tapó el ligerito (515 kilos), noble y encastado cuarto toro de nombre Rociero con esa faena de altibajos de Castella y el resultado conocido.
Con esta segunda puerta grande edulcorada y triunfalista en lo que va de la feria, Las Ventas se convierte simplemente en una plaza más del circuito del montón con estas salidas a hombros que poco servirán, si no como estadísticas.
Si la faena de Castella dio dos orejas esta tarde, apostamos a que muy pronto caerá un rabo desde el palco de Las Ventas para no dejarse sobrepasar por Sevilla.
El rugir desde los tendidos durante las faenas de Fernando Robleño con un encastado y duro Escolar Gil en la quinta de feria y la de Morante ayer tarde con un descafeinado Alcurrucén fueron de otro nivel, con mucha más pasión, apoyadas esta vez por los aficionados. Imagínense cuando haya una faena rotunda y verdaderamente cumbre culminada con un espadazo…
Al ritmo de estas tardes triunfalistas y con un Don Eutimio en el palco, pronto caerá entonces ese anhelado rabo en Madrid. ¿Apostamos?
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