Ramón Álvarez de Mon
La Galerna / Madrid - 1 septiembre, 2019
Dispuso Zidane un 1-4-4-2 que no funcionó en la segunda parte ante el Valladolid. El Madrid comenzó muy largo y sin apenas poder controlar el juego. Kroos y Casemiro se veían obligados a recorridos muy extensos que apenas les permitían reposar. El brasileño en la batalla se sentía más cómodo, aunque a veces las jugadas le cogían lejos de su defensa. El Villarreal comenzó tratando de controlar el balón dada su superioridad en el centro del campo. Un error de Ramos les permitió adelantarse y disfrutar de un guión ideal para sus intereses.
El Madrid acusó el golpe y se desorganizó un poco más. En las bandas Mendy, muy destacado en defensa secando a Samu, se solapaba con Bale y Carvajal con Lucas puesto que compartían las mismas alturas y no se divisaban líneas de pase.
El Villarreal mediada la primera parte comenzó a acusar el cansancio que su presión conllevaba y el Madrid empezó a cercar la portería de Andrés. Empezaron a sucederse las oportunidades más por empuje que por claridad y una excelente jugada entre Jovic y Carvajal dejó Bale enfrente de la portería pra empujarla. Empate y descanso.
La segunda parte comenzó en la misma línea que había acabado la primera. El Madrid dominaba y empujaba y parecía acercarse al gol de la victoria. El cambio de Modric por Jovic, además, le daba más efectivos en el centro del campo y lo cierto es que tenía sentido. Poco después entró Vinícius por Lucas, pero casi simultáneamente el Villarreal se encontró con un segundo gol. Apenas se había acercado el equipo local, pero a este Madrid se le castiga muy fácil. Demasiado.
Los blancos acusaron mucho el golpe. Cuando más cerca parecía la victoria habían recibido un gol de la nada. Valverde sustituyó a un Kroos exhausto y tras el Madrid, tras unos minutos de desconcierto, se lanzó a por el empate. Un robo de Modric le permitió a Bale recibir en la derecha. Recorte y gol. Para que digan que ahí se pierde el galés.
Los minutos de descuento fueron frustrantes. Apenas pudo disfrutar el Madrid del balón entre falta y falta. Dos de ellas supusieron la expulsión de Gareth Bale.
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