'..Hay que insertar con decisión a estos cinco ganadores de los respectivos circuitos de novilladas picadas celebradas en cinco de las comunidades autónomas de España: Borja Escudero, Sergio Sánchez, Cid de María, Mariscal Ruiz y El Mene..'
En estos está el futuro
A veces basta una línea para escribir de lo esencial. Una línea, una palabra: Futuro. En ellos está el mañana. Hay que insertar con decisión a estos cinco ganadores de los respectivos circuitos de novilladas picadas celebradas en cinco de las comunidades autónomas de España: Borja Escudero, Sergio Sánchez, Cid de María, Mariscal Ruiz y El Mene.
La iniciativa de la Fundación del Toro de Lidia y Junta de Andalucía, y la aportación de la televisiones autonómicas para el éxito conseguido, ha sido fundamental. Lo hecho y dicho en el ruedo por estos participantes en esa gran final celebrada el pasado domingo en Sanlúcar de Barrameda fue de primera magnitud. Ofreciendo sólidos argumentos para la credibilidad de sus respectivas tauromaquias. Las diferentes lidias denotaron un conocimiento general y profundo del oficio con el que supieron dar solución, de manera flexible y expresiva, a las bravas y también complicadas embestidas de los buenos utreros de Fuente Ymbro.
Lo más importante fue que los cinco torearon. Sergio Sánchez lo hizo con buen gusto a la verónica, se quedó quieto y templó la embestida en un toreo de quietud y verdad. Mariscal Ruiz toreó muy despacio con el capote y lo hizo sensacional al natural. Borja Escudero se lució en un toreo con la izquierda de exquisitez. Cid de María demostró valor quedándose muy quieto en faena de valor. Y el Mene. El joven maño lo emborronó todo con la espada. Mostró su excelso toreo en momentos muy interesantes. Sobre todo con la diestra. A la terminación del festejo designaron triunfador al extremeño Sergio Sánchez, que cortó una oreja. Sin embargo, Mariscal cortó dos. Por una vez no contaron los trofeos. Creamos en el jurado. Lo dejamos aquí.
Sin duda, fue todo un disfrute placentero en la tarde otoñal sanluqueña. El toreo bien hecho, y bien contado, de unos buenos novilleros generó una enorme ilusión. Quizá porque se les creen capaces de dejar definido su futuro en los ruedos de las plazas de toros. No obstante, los deseos se contradicen con la ilusión combativa de estos que quieren, pueden y, a veces, no le dejan encontrar acomodo en el cercano mañana. Que no le deriven al triste azar de su suerte.
Manuel Viera
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