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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 25 de octubre de 2024

Torearon para él / por Por Manuel Viera


'Le observé emocionado sosteniendo mi mirada en ese viejo torero de pelo blanco que la gente le ovacionaba puesta en pie en eternos minutos de devoción y agradecimiento'

Torearon para él

Manuel Viera
Burladero/Oct. 2024 
Siempre avanzó a pequeños pasos. Como quien se frena cuesta abajo en línea recta, y curva, por el camino ancho y llano de tierra de albero. De él tengo desde hace décadas recuerdos imborrables, sin saltos en el tiempo, con argumentos nítidos facilísimos de comprender acaecidos, la mayoría de la veces, en el ruedo de su plaza de la Maestranza. Ahora pisa con cuidado para no perder pie. Tan intenso, y tan frágil, ocupando un palquillo de ganaderos pasó desapercibido para la multitud que lo buscaba entre los tendidos del engalanado coso maestrante. Hasta que lo descubrió Diego Urdiales en el primer brindis de los seis que le ofrecieron.

Le observé emocionado sosteniendo mi mirada en ese viejo torero de pelo blanco que la gente le ovacionaba puesta en pie en eternos minutos de devoción y agradecimiento.

La tarde de la solidaridad en la plaza de toros de Sevilla se objetivó en este dios del toreo. Se reprodujeron en mi memoria secuencias de un arte único en el que se aunaba lo más descriptivo de la tauromaquia con el valor absoluto. Escenas sobre un idílico piso dorado donde se tamizaba el evangelio del toreo.

No resulta fácil resumir sus virtudes. Y no es fácil porque en la tarde del emotivo reconocimiento lo que resaltó fue su enorme sencillez. Adjetivo que define la personalidad del gran Faraón de Camas.

Daniel Luque, excepcional, convincente e ilustrado colmado de verdad; Pablo Aguado, la excelencia, tan despacio con el capote que embelesó a los tendidos; El Cid, naturales que marcaron la singularidad del torero de Salteras; Urdiales, una mano izquierda de incuestionable atractivo con la que dibujó naturales muy puros y emotivos; Oliva Soto, regaló momentos interesantes con la derecha y también el natural brilló por instantes, su entrega fue total; y Javier Zulueta respondió a la importante cita con un toreo de muy buen gusto, muy templado y colmado de naturalidad. Todos torearon para él. Llenaron la plaza y consiguieron un buen puñado de euros para la acción social de la hermandad de Los Gitanos y paliar la necesidades de los jóvenes tutelados de la asociación Nuevo Futuro. Finalidad conseguida, y larga vida para Curro.

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