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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 9 de mayo de 2025

Sevilla.- Diego Urdiales disfruta, saboreando un dulcísimo toro de Juan / por Andrés Amorós

Diego Urdiales, con el segundo toro de su loteEFE

POSTDATA. Cuando a Bombita se le consideraba «el Papa del toreo», el crítico Don Modesto bautizó como «Papa Negro» (así se solía llamar al superior de los jesuitas) a don Manuel Mejías, el patriarca de los Bienvenida: una de las más ilustres y admirables dinastías toreras.

Diego Urdiales disfruta, saboreando
 un dulcísimo toro de Juan Pedro

Corta una oreja, igual que Castella, en una corrida muy manejable

Andrés Amorós
El Debate / Sevilla, 08.05.2025
A las seis y cuarto de la tarde, caminando hacia la Maestranza, escucho cómo rompen a repicar las campanas de la Giralda. Fuera de Roma, no creo que haya, en el mundo entero, un modo más jubiloso de celebrar la buena nueva de la cristiandad. Recuerdo yo los versos de Fernando Villalón, por la muerte del Espartero: «Giralda, madre de artistas, / molde de fundir toreros»… Ya en la Plaza, nos van llegando las noticias del nuevo Papa, no ajeno al mundo hispánico.

Aunque el cartel baja un poco con respecto a los días anteriores, también se llena la Plaza de los Toros: ¡el poder de la Feria de Abril! Los toros de Juan Pedro Domecq salen, en general, dulcísimos colaboradores, justos de fuerzas. Apenas se les pica. Destaca el muy bravo quinto, para el que se pide la vuelta al ruedo.

Los tres diestros aprovechan la bondad de estos toros; lógicamente, cada uno con su estilo. Cortan un trofeo Urdiales y Castella (para este último se pide también otro, con una fuerte división). Pablo Aguado, muy empujado por sus paisanos, lo pierde por su fallo con la espada.

El primer toro es sardo, un pelo que siempre atrae, por lo insólito, con mezcla de blanco, negro y rojo. (En su Diccionario cómico-taurino, Paco Media-Luna lo comparaba con la capa remendada de un estudiante). Sale suelto, manseando un poco. Empuja bien en la primera vara, lo alivian en la segunda. Comienza Diego Urdiales con toreros ayudados por bajo a dos manos y el toro flaquea: es manejable pero protesta un poco, al final del muletazo. Logra Urdiales algunos naturales pulcros pero falta emoción. Mata con habilidad. «Ha estado aseado», dictaminan, a mi lado. Una faena típica de un maestro veterano.

Recibe al cuarto con suaves verónicas y el toro se va al suelo. Las varas y las banderillas son un trámite. La flojera de la res levanta pitos pero acierta al Presidente al mantenerlo. Ante todo, se aplica Urdiales a mantenerlo, a media altura, con suave empaque. Una vez conseguido eso, traza excelentes muletazos, lentos y suaves. Ha disfrutado y nos ha hecho disfrutar, en una faena plena de armonía, toreando casi sin toro. Una gran estocada pone en sus manos la justa oreja.

Urdiales, con el primero de la tarde, un toro sardoEFE

El segundo humilla y va largo, ya de salida. Va bien al caballo, le pegan poco. En el tercer par, acierta Viotti, muy aplaudido. El toro repite, transmite, nos hace pensar en la tradicional buena suerte del diestro francés, en los sorteos. (Luego, iremos viendo que los hermanos de este toro también son muy manejables). El trasteo es correcto, con oficio, sin inspiración. Estocada trasera: generosa oreja. Este toro, Mágico, no ha llegado a «prodigioso», como el de la obra de Calderón de la Barca, pero sí ha sido muy bueno, para el torero.

El quinto toro todavía da mejor juego, de comienzo a fin. Se luce Castella en lances rodilla en tierra. Acude el toro pronto al caballo y le pegan poquísimo. Chacón pone al público en pie, en banderillas. Este Juampedro es una máquina de embestir: repite con casta y alegría; cuando le bajan la mano, responde todavía mejor. Castella le da muchos muletazos, sin especial brillo. Una parte del público se ha puesto de parte del toro, pide para él la vuelta al ruedo. Mata Castella de estocada y se produce una fuerte división, cuando el Presidente no concede la oreja. Creo que acierta en eso pero que debió de conceder la vuelta al ruedo al toro: en el día de la elección del Pontífice, hemos visto nosotros un gran Predicador.

Sebastián Castella, con el primero de su lote,
al que cortó una orejaEFE

Toda la tarde, sus paisanos sevillanos apoyan y empujan incansablemente a Pablo Aguado: aplauden con exageración los suaves lances y las embarulladas chicuelinas con las que lleva al tercero al caballo. Desde la primera serie de muletazos, lo aclaman todo; suena también la música desde la primera serie. A veces, Aguado luce su naturalidad, su personal estilo; no siempre. Compone la figura, torea con pellizco pero manda poco. Pincha bajo antes de media estocada, a cambio de recibir un pitonazo en el suelo: se esfuma el premio.

Recibe con lances tropezados al último, que hace sonar el estribo, flaquea. Sí que acude en banderillas: un gran par de Iván García, de poder a poder (dejando que arranque el toro antes de que lo haga él). En la muleta, el toro protesta, es algo reservón. Corre la mano Aguado en algunos pases pero el toro engancha el engaño y surge un desarme. Como no ha logrado vencer las dificultades, corta la faena, machetea y se lo quita de encima pronto. Comprendo que sus partidarios lo apoyen pero todo debe hacerse con medida.

Pablo Aguado, este jueves en La MaestranzaEFE

Esta vez, Juan Pedro Domecq ha lidiado una buena corrida. Para los toreros, supongo que estos toros, tan colaboradores, se acercan al ideal. Como aficionado, echo de menos que tengan más fuerza, den más juego en el caballo. Me gustan toros que planteen más problemas, para que el buen torero demuestre su capacidad, al vencerlas. Pero estos toros, tan obedientes, también disimulan un problema: evidencian las cualidades y las limitaciones de cada diestro.

POSTDATA. Cuando a Bombita se le consideraba «el Papa del toreo», el crítico Don Modesto bautizó como «Papa Negro» (así se solía llamar al superior de los jesuitas) a don Manuel Mejías, el patriarca de los Bienvenida: una de las más ilustres y admirables dinastías toreras.

Ficha
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza de Caballería. Feria de Abril. Jueves, 8 de mayo. Lleno. Toros de Juan Pedro Domecq: en general, dulcísimos colaboradores, justos de fuerzas. Se pidió la vuelta al ruedo para el gran toro quinto.

DIEGO URDIALES, de gris y oro, media estocada (saludos). En el cuarto, gran estocada (oreja).
SEBASTIÁN CASTELLA, de rosa palo y oro, estocada trasera (oreja). En el quinto, buena estocada (petición y vuelta, con división).
PABLO AGUADO, de magenta y oro, pinchazo y media (petición insuficiente y vuelta). En el sexto, estocada (palmas de despedida).

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