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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 8 de julio de 2011

Pamplona: Oreja "de merienda" para Rubén Pinar /Paco Aguado / EFE

Rubén Pinar en redondo al buen Torrestrella
(Foto Emilio Méndez-Burladero.com)

Oreja "de merienda" para Rubén Pinar en Pamplona

Paco Aguado.
EFE - 07/07/2011
Pamplona, 7 jul (EFE).- El torero albaceteño Rubén Pinar cortó la única oreja de la primera corrida de toros de los Sanfermines, que premió la faena al cuarto de la tarde, el que llaman "de la merienda", único momento en que las peñas pamplonesas no tapan con su alboroto los ecos de lo que sucede en el ruedo.

El ruido que todo lo tapa El día del Patrón, como cada año, las peñas volvieron a los tendidos de sol de la plaza de Pamplona para disfrutar de su particular fiesta, independientemente de lo suceda en el ruedo. Y como cada año volvieron a atronar la tarde con todas las piezas de su repertorio: desde "La chica ye-ye" a "Resistencia", desde la sintonía de Eurovisión a "El rey", pasando por los cánticos más tradicionales y otras tonadas más modernas de Barrikada, AC-DC, y Kortatu.
Tal estruendo, cada feria que pasa más intenso y persistente, crea una barrera sonora con la arena que hace que pocas veces el toreo encuentre eco en el tendido, que los toreros vean recompensado su esfuerzo con los olés y las palmas de ánimo.

Así pasó en las dos valientes y entregadas faenas que el mexicano Arturo Saldívar planteó a un lote violento, complejo y problemático, en cuya lidia, ya desde los lances de recibo al segundo de la tarde, sufrió volteretas y empellones, aunque sin consecuencias graves.
Saldívar aguantó estoicamente el peligro manifiesto y los tornillazos de ese primer enemigo sin que disminuyeran los decibelios en los tendidos de sol, y se encajó con mucha sinceridad ante la deslucida y descastada embestida del astifiísimo sexto sin escuchar un solo olé de recompensa entre el chirriar de trompetas y trombones.

Algo parecido sucedió en el tercer toro con el sevillano Esaú Fernández, que tras su alternativa abrileña en Sevilla mataba hoy la segunda corrida de su carrera. Y nada menos que en Pamplona. El joven espada estuvo seguro y muy aseado ante un toro calamocheante negado a seguir la muleta más de un par de metros, e incluso sacó pases limpios que tampoco consiguieron distraer la atención de los tendidos hacia la arena.
Hasta tuvo que llamar con gestos la atención de las peñas para que valoraran la larga a portagayola que se disponía a realizar a la salida del sexto, sólo que luego hubo bastante menos seguridad en su quehacer ante un toraco grandón e insulso, que muleteó bajo los acordes del "Vals de Astraín".

El mejor resultado estadístico de tarde tan musical -vuelta al ruedo y oreja- fue para Rubén Pinar. Y no tanto porque estuviera aseado con el lote más potable como por el hecho de que le tocó actuar en el toro "de la merienda", ese durante el que las bocas se llenan de bocadillos de magras con tomate o de ajoarriero, sin posibilidad de cantar ni de soplar instrumentos de viento.
En ese toro volvieron a escucharse los sonidos naturales del toreo, e incluso los acordes del pasodoble de "La Pamplonesa".
Y, por supuesto, se oyeron nítidamente los olés y las ovaciones a una actuación marcada por el oficio del albaceteño, que supo mover sin exigirle demasiado esfuerzo a un toro noble que se empleó más que sus hermanos.
Como con el primero de la tarde, Pinar se dio también con éste a un final de recursos populistas que calentó los ánimos para terminar de anotarse ese mejor balance de la corrida, en ambos tras una efectiva estocada. 

FICHA DEL FESTEJO: 
Seis toros de Torrestrella, de dispar volumen pero todos con gran seriedad y de astifinas y aparatosas cabezas. En general, dieron un juego descastado, áspero y a la defensiva. El lote de Pinar resultó el más manejable.
Rubén Pinar: estocada desprendida de rápido efecto (vuelta al ruedo tras petición); estocada desprendida (oreja).
Arturo Saldívar: estocada trasera (silencio); pinchazo y estocada tendida (silencio).
Esaú Fernández: estocada baja (silencio); pinchazo, estocada desprendida y dos descabellos (silencio).
La plaza se llenó.

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