Se veía venir. La negociación de los derechos de imagen de los toreros puede acabar como el rosario de la aurora...
¡¡Vaya follón!!
Paco Mora
Se veía venir. La negociación de los derechos de imagen de los toreros puede acabar como el rosario de la aurora. Los lidiadores, como parte esencial junto con los toros –no lo olvidemos- del espectáculo taurino están legitimados para negociar sus derechos de imagen con las empresas, en los casos en que éstas decidan que operadoras televisivas cualesquiera transmitan las corridas contratadas con ellos. Y si no llegan a un acuerdo, tienen todo su derecho a quitarse del cartel. Su imagen es de ellos, y pueden venderla o no según su libre albedrio. Los toreros no son esclavos ni propiedad de nadie, como eran los gladiadores de la época en que Roma extendía su Imperio por todo el mundo conocido.
Lo que no se ve tan claro ni siquiera conveniente para ellos mismos es que hayan sacado la gestión de sus derechos del ámbito taurino, cediéndosela a una empresa que uno tiene la impresión que desconoce la realidad del negocio. El toreo no es la liga de fútbol americano. ¿No quedamos en que el toreo es un arte? Pues dígaseme qué arte trata de defender sus derechos de manera colectiva. Cada pintor, cada músico, cada escultor, cada bailarín o bailarina de ballet e incluso cada orquesta sinfónica tiene su caché, y va por libre en la defensa de sus intereses. Y si es que de equipararnos al deporte se trata –ahora que estamos en Cultura-, ¿no le parecería regresivo a la ínclita Unión de Toreros organizar una especie de Liga, con matadores de primera, segunda y tercera división, para negociar los derechos de imagen?
Cada torero es un mundo y sus condiciones de contratación difieren, y en ocasiones en gran medida. ¿Van a optar los toreros de primera división por el igualitarismo económico? Perdonen que no me lo crea. Si este follón continúa, es de temer que paguen el pato los de siempre, y si se empecinan en tratar este asunto como si el toreo fuera la NBA, al final lo vamos a pagar todos. ¿Alguien ha pensado en el caudal que para la popularización de la imagen de los toreros y la revalorización de la Fiesta significan los medios audiovisuales? El toreo sin televisión volvería al siglo XIX. Se acabaría la monumentalidad de las plazas y retornaría a su antigua condición de espectáculo de minorías.
Porque aunque la denominada Unión de Toreros, para ser exactos y asumiendo el concepto de All Sport Media “los toreros principales”, dice que no es cuestión de exigir más dinero por sus derechos de imagen, luego se le escapa que “el reparto vigente relativiza el protagonismo de quienes asumen mayores riesgos y tiempo en las transmisiones”. ¡Acabáramos! Más claro, agua…
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