SIN ARMAS Y SIN VIOLENCIA Y POR AMOR AL ARTE DEL TOREO |
Causas para defender los derechos de los menores de edad de ser alumnos de la Escuela Taurina Municipal
A los señores del Circuito Judicial y Defensoría del Pueblo de Mérida Con todo el sentimiento de un taurino debo de exponer las causas para defender los derechos de los menores de edad para estar en la ESCUELA TAURINA MUNICIPAL.
LOS NIÑOS TERRORISTAS DE LA REVOLUCION DE CHÁVEZ
Licdo. José Aníbal Ballesteros Rojas
Director de la Escuela Taurina Municipal Tovar
C.I.N° 8.078.243
Señoras y Señores representantes del Circuito Judicial y Defensoría del Pueblo de nuestro Estado Mérida, reciban un respetuoso saludo de parte de un tovareño de Solera Taurina, Director de la Escuela Taurina Municipal Tovar, docente por más de treinta años en mi función activa, en el Ministerio del Poder Popular para la Educación.
Con todo el sentimiento de taurino debo de exponer las causas para defender los derechos de los menores de edad como son; las niñas, los niños y adolescentes, para estar en la ESCUELA TAURINA MUNICIPAL TOVAR y asistir a ver una corrida de toros. Cualquier cosa puede traumatizar a un niño, especialmente la violencia muda, ciega y absurda, a la que no se le puede dar ningún sentido ni razón. Lo que puede contribuir al trauma es el silencio. Un niño puede soportar o no el espectáculo de la corrida de toros, ni más ni menos que un adulto. El niño puede aprender y comprender, igual que lo puede hacer un adulto. Puede rápidamente percibir la diferencia entre el hombre y el animal, y sobre todo, entre el animal admirado y temido como el toro, y el animal afectuoso y querido como su perro o su gato. Y la corrida de toros puede ser la ocasión para que los padres den explicaciones sobre los signos del ritual (hecho al que los niños son especialmente sensibles), dialoguen con ellos sobre la vida y la muerte, y también ofrezcan las explicaciones pertinentes sobre el comportamiento animal y el arte humano.
La corrida de toros, por sí misma, no es ni "traumatizante" ni "educativa". Lo que puede contribuir a traumatizar a los niños es el miedo de los padres a traumatizarlos. Al contrario, es el deseo de los padres de compartir sus alegrías y hacer comprender a los niños un espectáculo tan singular, lo que puede resultar educativo.
Los niños en las plazas de toros, sin complejos, sin traumas, sin mentiras sin demagogia sin radicalismos de pensamiento ni nada, son niños y niñas felices; disfrutan sin complejos y aplauden lo bonito y salen de la corrida sin heridas mentales. ¿No habrá más trauma en esos niños obligados a marchar por las calles para gritar, insultar y atacar algo que ni han visto, ni tuvieron oportunidad de ver? ¿No habrá trauma más bien en un niño que tuvo que recurrir a las relaciones sociales por medio de los animales ante la incapacidad de relacionarse con sus semejantes? ¿No habrá un trauma en realidad detrás de aquél que no ve en sus semejantes un prójimo o familia y debe llamar a mascotas bajo este nombre priorizando a los mismos por sobre todo? ¿No habrá más trauma en un niño que crece deseando la muerte de tal o cual persona solo porque difiere en gustos, cultura y creencia?
Y si hablamos de violencia, hablemos de violencia como espectador. Por eso no se ha visto nunca a ningún espectador que se haya vuelto violento o agresivo hacia los hombres o los animales después de haber visto una (o cien) corrida(s). Rara vez se han registrado actos de violencia cometidos por los espectadores durante o después de una corrida. EI fútbol es seguramente un deporte menos violento que el rugby, pero todo el mundo sabe que la violencia en los estadios de fútbol es mucho más habitual y desenfrenada que la que se produce en los estadios de rugby -y por supuesto superior a alguna que se haya visto en una plaza de toros-. El público que asiste a una corrida es, a menudo, gente cultivada y educada; que manifiesta de manera muy pacífica sus emociones, e incluso las más fuertes e indignadas, cuando el espectáculo no corresponde a sus expectativas.
La mayor emoción en la plaza: La admiración ¿Cuál es la principal y más grande emoción que un aficionado siente, como otros muchos espectadores ocasionales, en una plaza de toros? No es un gozo perverso o maligno, sino una emoción inmediata, tan común como intelectual, que se llama admiración. Admiración antes que nada hacia la bravura del toro: por su poder, por su incesante combatividad, a pesar de las heridas y por sus repetidas acometidas, a pesar de sus fracasos. Y admiración también hacia el valor del hombre, por su audacia, su coraje, su sangre fría, su calma, y su inteligencia en relación con el adversario. ¡Sí! Vamos a la plaza, por encima de todo, a admirar. Es el más sano y más delicioso de los placeres. La ovación de la afición y torero al toro cuando se indulta es cuando el toro vuelve a los corrales y por consiguiente al campo, gracias a su bravura y a la técnica del torero. Nuevamente se refuta la cantaleta absurda e ignorante de los sentimientos inhumanos del torero y los antitaurinos.
En la corrida de toros sentimos emoción y admiración no placer sanguinario, ni ante el dolor y la muerte que como vemos y se ha dicho, no forzosamente es el fin de la lidia. Teniendo estos objetivos y fundamentos como base, esperamos aclaren términos, para que los alumnos de las escuelas taurinas no vean truncadas sus pasiones y la afición por la fiesta de los toros… y a quien no le gusten las corridas de toros, que no vaya a la plaza de toros; en las calles se vive más violencia de todo género y no se hace nada al respecto.
Sin más a qué hacer referencia y esperando que estas palabras sirvan para reflexionar y preocuparse por los niños, niñas y adolescentes que son taurinos y que aman la fiesta de los toros, puesto que es la fiesta con más tradición en nuestro pueblo tovareño.
Licdo. José Aníbal Ballesteros Rojas
Director de la Escuela Taurina Municipal Tovar
C.I.N° 8.078.243
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