"... La bandera azul rojo azul, flameó altiva con el orgullo de los quiteños, lo mismo que su maravilloso himno fue cantado con fervor, sin mutilaciones, porque nació con dignidad, inspiración de Fray Bernardino Echeverría, creador de la letra y música de Fray Agustín Azkúnaga en 1912 , y ese es un patrimonio, y es nuestra historia que nadie la puede manipular, ni cambiar porque también es nuestra identidad y tradición..."
Aniversario de Fundación de Quito, culminó con tres redondos festejos en la Belmonte
Por: Manolo Espinosa “El Ciclón”
Una vez más queda demostrado que la capital de los ecuatorianos, -Quito, Relicario de Arte en América, es taurino por antonomasia- . En dos noches y una tarde, se evidenció el anhelo del público, de que vuelva la feria “Jesús del Gran Poder”: diáfana, tan completa, tan íntegra, con el candor con la que se inició en los años 60 y como los aficionados quieren volver a verla. Dos noches en que la plaza Belmonte estuvo a reventar y el último día poco faltó para que abarrotaran los tendidos. La bandera azul rojo azul, flameó altiva con el orgullo de los quiteños, lo mismo que su maravilloso himno fue cantado con fervor, sin mutilaciones, porque nació con dignidad, inspiración de Fray Bernardino Echeverría, creador de la letra y música de Fray Agustín Azkúnaga en 1912 , y ese es un patrimonio, y es nuestra historia que nadie la puede manipular, ni cambiar porque también es nuestra identidad y tradición.
Quito, tenía que festejar -y debe celebrar cada año su aniversario de Fundación- y le correspondió en estas fechas, sus 480 años de existencia y si bien se lo hace con eventos populares que son parte de sus tradiciones, también debe hacerlo con otros aspectos culturales de orden clásico, como es la fiesta brava que durante 50 años engalanó y engrandeció a la ciudad capital con dignos visitantes y un crecimiento económico fabuloso, por efectos de esta tradición y herencia hispana que nadie lo puede negar porque también es historia de San Francisco de Quito, en que desde 1534 se fusionaron las culturas indoamericana con la ibérica, y eso no se puede cambiar ni nadie podrá deshacerlo , razón por la que reconocemos a España como la Madre Patria. Y al que no le guste, que retorne al pasado y viva en el indigenado, como muchos lo quieren hacer, mientras tanto nosotros, aceptando ese pasado de ricos aportes culturales a nuestro mestizaje, vivamos la realidad que nos abre nuevos rumbos para nuestro desarrollo integral.
Este año, como varios otros, (diez años atrás), todo comenzó por iniciativa de la empresa Triana, que inició con un festejo de campanillas para saludar a Quito como se merece y que mejor, con un espectáculo taurino, que caló en la afición no solo de la capital, sino de todos los rincones de la patria, que se han dado cita a estas convocatorias. Por eso en estos 480 años de aniversario, organizó tres eventos de lujo, con toreros de primer orden dentro del estrellato taurino, para que oficiaran esta liturgia, en el santuario colonia que tiene esta ciudad, la Plaza Belmonte, bendita Liturgia taurina para Quito.
El Jueves en la noche en que se inició este certamen, homenaje al Maestro José Mari Manzanares, el público a pesar de la humedad pertinaz, abarrotó los graderíos para disfrutar de una fiesta de seducción y hechizo con el rejoneador Diego Ventura que recibió como premio una flor (cada flor equivale a una oreja) Morante de la Puebla que estuvo sublime como en Latacunga, dos flores, el compatriota Cruz Ordóñez una y Alejandro Talavante, que volvió a ratificar su condición de gran figura del toreo., fue premiado con dos rosas.
El viernes a la misma hora, volvió la magia del toreo con el festival Goyesco en el que actuó Miguel Abellán que recibió una flor y ovación; El Fandi estuvo grandioso, en su primero recibió dos flores y en el segundo, indultó a su novillo toro luego de una extraordinaria faena; Juan francisco Hinojosa a quien hemos visto exigiéndose cada vez más, estuvo a la altura del compromiso, recibiendo una rosa en el primero de la lidia y dos en su segundo novillo.
Por último el sábado, Diego Ventura que a parte de ser un extraordinario rejoneador, de su amplio repertorio nos sacó una sorpresa: echó pie a tierra, tomó la muleta y ejecutó parte del buen toreo por naturales, siendo fuertemente aplaudido y reconocido por su entrega total. Fue premiado con dos rosas y un manojo de flores (equivalente a dos orejas y un rabo), mientras que sus compañeros, Sebastián Peñaherrera , lo mismo que Álvaro Mejía, recibieron dos rosas cada uno.
Así se cerró la fiesta de Quito, dejándonos en el alma una esperanza, la de recuperar la feria “Jesús del Gran Poder, pero a la vez nos inyecta de ánimo, tener en estas fiestas lo que la empresa Triana nos ofrece todos los años en la plaza de toros Belmonte, el cante y la belleza en su propio ambiente que nos encandila.
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