Habla, Valverde, habla. Encárgate tú. Responsabilízate. Organiza la seguridad y que se juegue el sábado. Y, si no eres capaz, cállate de una puñetera vez.
18-D, el aplazamiento de la vergüenza
Hoy, al fin, se ha sabido que el Comité de Competición ha fijado la fecha del próximo 18 de diciembre para que se juegue el Barcelona-Real Madrid previsto inicialmente para el 26 de octubre pero que entre la Liga y la federación, que en eso sí fueron juntos, decidieron aplazar debido a los estragos provocados por los revolucionarios de la sonrisa, que, en cuanto pudieron, asaltaron centros comerciales para robar todo lo que tuvieran a mano. Liga y federación, como decía, sí coincidieron en que el partido no se podía jugar dentro de 72 horas pero, como era previsible, no acordaron un día y las alegaciones presentadas por Tebas, que no quería el 18, han retrasado la decisión hasta el día de hoy. La Liga, que considera vulnerados sus derechos, acudirá a los tribunales y el partido se jugará el 18-D, no hay más tutía.
Ahora bien, pareciera como si el culpable del aplazamiento del partido fuera el Real Madrid, al que da la impresión de que beneficia que no se juegue este sábado porque el Barcelona ganó bien al Eibar y los de Zidane perdieron contra el Mallorca y el equipo de Valverde aventaja a los blancos... ¡por un punto! Oigame, un punto. No diez puntos, no, un punto. Y por primera vez desde que empezó el campeonato puesto que, hasta ahora, el Barcelona nunca había sido líder de Primera División. Todo lo que se diga acerca de qué habría pasado el sábado en el Camp Nou entra dentro de la modalidad de la ciencia ficción, pertenece más al ámbito de Ray Bradbury o Isaac Asimov. Pero me malicio que si se sigue retorciendo la realidad van a acabar diciendo que Quim Torra es del Real Madrid y que, en vista de que el Barcelona llegaba mejor, ha animado a los CDR a salir a la calle a quemar contenedores, arrojar ácido a los policías, arrancar trozos de acera y cortar las carreteras. Y no, por ahí no paso.
Ernesto Valverde puede estar muy enfadado con la situación pero no puede estarlo más que Zinedine Zidane, que no la ha provocado. No fue el Real Madrid el que emitió un comunicado nada más conocerse la sentencia del Tribunal Supremo condenando a los golpistas, fue el Barcelona. No ha sido el Real Madrid el que ha coqueteado con el secesionismo permitiendo que a su campo entren pancartas cuestionando la calidad de la democracia española, ha sido el Fútbol Club Barcelona. El Real Madrid no ha sido nunca instrumentalizado políticamente hablando, el Barcelona sí; es más, el lema de "más que un club" va precisamente por ahí. No ha sido Zinedine Zidane quien se adhirió al impresentable comunicado culé, fue el ahora indignado Valverde. Txingurri, todo lo que está pasando en Barcelona y, por supuesto, el aplazamiento del partido al 18 de diciembre, tiene bastante más que ver con tu club y contigo mismo que con el Real Madrid, que quería jugar el partido, que no quería de ningún modo que se aplazase y que ha asistido como convidado de piedra a toda esta esperpéntica situación.
En mi opinión, el partido debería haberse jugado porque el aplazamiento corrobora la rendición del Estado de derecho ante los violentos. El partido debería haberse jugado porque tú no puedes estar dependiendo del ánimo con que se levante ese día el supremacista Torra, pero a lo mejor las puyitas de Valverde esconden algo más y él tiene información acerca de la seguridad de la que carecemos los demás. A lo mejor federación y Liga tendrían que haber hablado con Valverde, que se sumó al comunicado del Barcelona situándose más del lado de los secesionistas que de los constitucionalistas, para pedirle consejo acerca de la seguridad. O quizás debería haber sido el propio entrenador culé quien hubiera dado un paso hacia adelante responsabilizándose de la seguridad y comprometiéndose a que ninguno de los salvajes que se han tirado una semana sembrando el pánico en Cataluña cometiera una locura en el Camp Nou, que es el estadio de fútbol al que su directiva consiente que se pase con pancartas ofensivas contra el Reino de España. Habla, Valverde, habla. Encárgate tú. Responsabilízate. Organiza la seguridad y que se juegue el sábado. Y, si no eres capaz, cállate de una puñetera vez.
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