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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 24 de octubre de 2019

El día de la infamia: tiempo de héroes y villanos / por Tomás García Madrid



A aquellos que han cumplido con su deber, Dios se lo premiará con creces; al resto –que no les quepa duda– se lo demandará: Dios castiga sin palo ni piedra.


El día de la infamia: 
tiempo de héroes y villanos

Tomás García Madrid
El Correo, Madrid • 2019-10-24 
Hoy, 24 de octubre de 2019, se cometerá la gran felonía: la sepultura del general Franco va a ser saqueada y sus restos mortales serán profanados. Una fecha que entrará en la historia negra de nuestra Patria y cuyos autores forman parte ya de esa vergonzante lista de españoles ruines y viles que cada cierto tiempo han intentado destruir nuestra Nación.

Desde que en agosto de 2017 el infame Sánchez Pérez-Castejón publicó el RDL 10/2017 en España se está librando una batalla épica, que enfrenta a dos ejércitos de muy diferente potencial (por un lado el Estado español y por otro un pequeño grupo de irreductibles sin más armas que la verdad, la lealtad y el honor) y en la que un pequeño “David” ha sido capaz de aguantar durante más de un año, hasta la extenuación, los embates de un formidable “Goliat”. En estos meses han brillado unos cuantos HÉROES y se ha desenmascarado a muchos VILLANOS, se ha conocido a los leales y los traidores, los valientes y los cobardes.

Ahora que el conflicto ha llegado a su fin (por el momento), es de justicia, para lo bueno y para lo malo, hacer un elogio de los héroes y un reproche de los villanos, que además debe servir para que quede memoria de unos y otros y para que en el futuro se les premie o se les castigue como se merecen.

En el grupo de los HEROES destacan, por encima de todos, ocho personas:

Fray Santiago Cantera Montenegro, Prior Administrador de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Poco hay que añadir a todo lo que ya se ha dicho sobre él. El Padre Cantera y toda la Comunidad benedictina del Valle, jugándose todo a cambio de nada (salvo la satisfacción del deber cumplido, la mayor de todas) han dado una sobrecogedora lección de valentía, lealtad, prudencia, fortaleza, firmeza, honestidad y confianza en el Altísimo.

Los siete hermanos Martínez-Bordiú Franco, nietos del Generalísimo, que han tenido la valentía y la fortaleza de seguir hasta el final en defensa no ya de sus derechos sino –sobre todo– de la memoria de su abuelo y de España. Debido a eso han pasado de ser personas de las que casi nadie ya se ocupaba a estar en el punto de mira de todos, a ser investigados hasta el límite de lo soportable, insultados y vilipendiados, siempre a base de mentiras y manipulaciones. Se han puesto sobre la mesa datos completamente inventados sobre un inexistente patrimonio multimillonario, se ha solicitado (o se han puesto en marcha) procesos de incautación ilegal de sus bienes, se les ha amenazado con todos los males del infierno… y han aguantado hasta el final. Y no solo han aguantado, sino que lo han hecho como una piña: con que uno solo de ellos hubiera mostrado debilidad o se hubiera rendido, el criminal Sanchez habría aprovechado esa grieta en la muralla para entrar a saco y perpetrar el delito mucho antes. No se les puede pedir más, solo queda reconocer y agradecer el ejemplo de hombría de bien que nos han dado a todos.
No han sido los únicos héroes en esta batalla entre el bien y el mal, pues es de justicia destacar la entrega, la lealtad y la valentía de otras personas o colectivos:

El general de División D. Juan Chicharro Ortega, Presidente Ejecutivo de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) y, por extensión, todos los miembros de dicha Fundación. El general Chicharro, un infante de marina con una insuperable hoja de servicios, que ha alcanzo lo máximo que se puede alcanzar en su profesión y que podría estar disfrutando de un tranquilo retiro, se ha “echado al ruedo” y se ha reinventado en un experto en debates –enfrentándose con maestría a las peores hienas del “periodismo” (sic) patrio–, en un fenomenal articulista y en un avezado jurista que ha dirigido con brillantez y con eficacia castrense la defensa en esta batalla. Su sacrificio, su desgaste personal y los centenares de horas que ha dedicado a esta campaña, exclusivamente por su sentido de la lealtad, el honor y la dignidad, solo lo conocen su familia y los que tenemos el privilegio de servir a sus órdenes en la FNFF.

Pablo Linares Clemente, Presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC) y, por extensión, todos los miembros de dicha Asociación, que con escasísimos medios materiales y humanos han estado en primera línea en las batallas mediática y legal y en el apoyo a la Abadía, con seguridad restando tiempo a sus obligaciones profesionales y familiares y, por supuesto, a cambio nada más que de su satisfacción moral y el agradecimiento de muchos españoles.

Los abogados que han representado a las diversas partes personadas contra este atropello y que han realizado una brillantísima defensa: Luis Felipe Utrera-Molina, Francisco Zaragoza o Aurora Calvo, entre otros cuyos nombres desconozco y a los que pido disculpas por la omisión. Además de hacer una sobresaliente labor jurídica, han asumido las consecuencias de significarse frente a la masa que piensa y actúa al dictado de los apóstoles del pensamiento único, han trabajado muchos días y muchas noches solo por su compromiso con la justicia y la verdad y –me atrevo a decir, sin que me conste– con poco o ningún retorno económico. Gracias a su sabiduría y a su dedicación se ha conseguido aguantar lo que se ha aguantado.

El honorable juez José Yusti Basterreche, que en una decisión honesta y profesional, pero contraria a los dictados del “poder” y con gran desgaste personal para él, no solo suspendió cautelarmente la licencia de obra menor ilegalmente concedida por el ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial, sino que se ha enfrentado al mismísimo Tribunal Supremo haciendo valer la independencia de la diferentes instancias judiciales reconocida en la Constitución.

Los miles de españoles anónimos que han acudido a los llamamientos de los defensores de la legalidad, de la Verdad y del Valle de los Caídos, quizás en número inferior al que cabría esperar, pero que han sido un apoyo moral valiosísimo para todos los que han estado en primera línea de fuego. Destacan el movimiento “El Valle no se Toca”, la asociación “Ahora España” y la incansable Pilar Gutierrez-Cano y su “Movimiento por España”.

Por el otro lado, el de los VILLANOS, traidores y cobardes, la lista por desgracia es más larga, aunque me parece que hay tres personas o colectivos que destacan por su abyección en esta tropelía:

Pedro Sánchez Pérez-Castejón y todos sus secuaces. Nada hay que añadir a todo lo dicho: un mentiroso compulsivo, un ser despreciable lleno de rencor y odio que por puro interés personal ha reabierto una herida que parecía estar definitivamente cerrada, con consecuencias imprevisibles. Un monstruo maligno y execrable.

La jerarquía de la Iglesia Católica, que se ha desentendido completamente de un católico ejemplar, poseedor de la más alta distinción de la Iglesia por haberla salvado de su exterminio en España, y que no solo no ha hecho nada por apoyar al heroico Prior de la Abadía sino que siempre que ha tenido oportunidad se ha lavado las manos, como Pilatos, y ha facilitado a Sánchez la comisión de su gran fechoría. Unos ingratos y unos cobardes.

Los seis magistrados de la sala Tercera del Tribunal Supremo, que han emitido una sentencia incomprensible y prevaricadora, al dictado del Gobierno, no solo desestimando los recursos interpuestos por la Familia, la Comunidad benedictina, la FNFF y la ADVC, sino que extralimitándose en sus competencias han soslayado de un plumazo cualquier impedimento adicional que pudiera tener el maligno para alcanzar su propósito. Unos miserables.

Pero no son los únicos, pues hay otros que –por acción o por omisión– han colaborado en este atropello a la verdad y al estado de derecho:

El Rey Felipe VI y el ex-Rey Juan Carlos, que reina o reinó (según el caso) gracias, solo y exclusivamente, a una decisión personalísima de Franco y que durante todo este proceso no solo no han hecho nada, ni siquiera un gesto o una frase de apoyo, sino que han sancionado con su firma, sin rechistar, primero la ley 52/2007 y después el RDL 10/2017. Unos traidores.

La Comunidad de Madrid, presidida durante todo este tiempo por el PP, que podría haber intervenido, y no lo ha hecho, en base a las competencias que le otorga el Reglamento de Sanidad Mortuoria o a través de las que le otorga el carácter de Bien de Interés Cultural (BIC) del monumento. En un supremo ejercicio de cobardía no han movido ni un dedo.

El Partido Popular, que vive de los votos de las personas que más se identifican con los valores que se están intentando destruir con este asalto, la gran mayoría de las cuales está en contra de la profanación y que no solo no ha hecho nada, sino que ha cooperado con su abstención o con su voto favorable en todos y cada uno de los pasos que han dado Zapatero y Sánchez. Habiendo podido derogar con la mayoría absoluta del incapaz Rajoy en su primera legislatura la maldita Ley de Mentira Histórica de Zapatero, origen de todos estos males, no lo hicieron, aun cuando era un compromiso electoral firme. Su sucesor, el monicaco de Casado, lo primero que hizo fue presentarse como doliente miembro de “una familia represaliada por el franquismo” (lo que es falso) y después tuvo la desfachatez de referirse a la Basílica y a Franco con un despectivo “ese edificio en el que reposa no sé quién”. Una sanguijuela que vive de los votos de aquellos a los que ignora y desprecia.

Los millones de españoles que no han movido un dedo, a pesar de que sus padres o sus abuelos salieron de la miseria y del analfabetismo gracias a Franco. Toda esa “clase media”, que existe en gran medida gracias a Franco y que vota con la cartera pues solo les preocupa que les bajen los impuestos y que les quiten alguno, si es posible; ese rebaño de borregos aburguesados que se justifican diciendo que “Franco es el pasado” y que han asistido impasibles a todo esta salvajada.

Los medios de comunicación de masas y sus voceros, que han mentido, intoxicado e insultado al Caudillo a la menor oportunidad, vomitando falsedades de bulto, grotescas para cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de la realidad y de la historia pero que se convierten en ‘dogmas de fe’ para las nuevas generaciones, y que han intentado ridiculizar y vilipendiar a todos los que, por pura lealtad y sentido del honor, han tenido que esquivar sus coces.

A aquellos que han cumplido con su deber, Dios se lo premiará con creces; al resto –que no les quepa duda– se lo demandará: Dios castiga sin palo ni piedra.

Acabo con un verso muy conocido, antiguo brindis de los gloriosos Tercios, que refleja muy bien lo que les espera a unos y a otros:

«Por ESPAÑA
y el que quiera defenderla honrado muera,
y el que traidor la abandone
no encuentre quien le perdone,
ni en tierra santa cobijo,
ni una Cruz en sus despojos,
ni la mano de un buen hijo para cerrarle los ojos»

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