"...Con un cartel del clavel arranca este San Isidro que hace el número número 74. Y el toro que apareció ayer en Madrid en poco se distingue del que salía en aquellos años de la feria que en el 47 se inventó don Livinio. Algunos ejemplares impresentables de la (descastada) corrida de La Quinta nos devolvían a otra época..."
El 7 desnudó a Roca Rey
Se cumplió la máxima de 'corrida de expectación, corrida de decepción' en el primer festejo de la Feria de San Isidro
CARLOS ILIÁN
Marca/10/05/2023
Plaza de Madrid. Primera corrida. Lleno. Toros de La Quinta (3), corrida descastada y algunos toros de impresentable presencia para Madrid. El Juli (5), de gris plomo y oro. Pinchazo hondo y descabello (saludos). Estocada trasera y caída (silencio). Roca Rey (3), de rosa y plata. Pinchazo y bajonazo (silencio). Pinchazo y estocada delantera y caída (silencio). Alejandro Alarcón (5), de blanco y oro-. Media estocada tendida y trasera (saludos). Estocada corta y desprendida y dos descabellos. Un aviso (palmas)
Con un cartel del clavel arranca este San Isidro que hace el número número 74. Y el toro que apareció ayer en Madrid en poco se distingue del que salía en aquellos años de la feria que en el 47 se inventó don Livinio. Algunos ejemplares impresentables de la (descastada) corrida de La Quinta nos devolvían a otra época, ya propósito recuerdo la lucha por la seriedad del toro de los años 70 cuando mi inolvidable amigo y compañero Alfonso Navalón clamaba en el viejo Informaciones contra lo que llamaba el perritoro. Y perritoro es lo que salió por la puerta de chiqueros y muy concretamente el lote de Roca Rey y el segundo de El Juli.
No es de extrañar la pancarta que apareció en el tendido 7 en la que se aludía a la subida del precio de las entradas y la bajada del toro. Por este camino Madrid será un Casas Ibañez o un Villrrobledo cualquiera. Por supuesto en este momento de público nuevo e ignorante puede pasar el choto con total impunidad. Siempre quedará la protesta de un sector como oposición, pero se perderá en el aluvión del triunfalismo y del todo vale de esta fiesta que nos dejó la pandemia.
Como excepción, vimos como una minoría de auténticos aficionados desnuda a un torero endiosado por un público devoto de los influencers. Es el caso de Roca Rey que parecía un novillero debutante cuando le recriminaban su colocación o sus trallazos, especialmente en el tercer toro. El peruano anduvo como pollo sin cabeza, aturdido por las protestas del 7. Derechazos de vértigo, naturales hacia la esquina y muchos, muchos muletazos que terminaron en un pinchazo y un alevoso bajonazo.
En el quinto toro Roca Rey intentó un esfuerzo y se estrelló con un toro que reponía y busaba las zapatillas. Apenas pudo estirarse en una tanda de naturales para tirar luego la toalla y despachar al de La Quinta de pinchazo y espadazo delantero y caído. Mejor le fueron las cosas a El Juli que se encontró con un toro muy a su medida, o sea de embestida pastueña pero al que hay que ir moldeando y así pudo ir a más una faena que en otras manos no pasa de inédita. Una tanda magnífica sobre la mano derecha, muy ligada y el inefable cambio de mano abrocharon la labor del torero que sin embargo liquidó su trabajo de fea manera con el acero. En el manso y gazapón que se lidió en cuarto lugar El Juli optó por la brevedad.
Sorprendieron los naturales de Alejandro Alarcón en el toro de su alternativa, lo más reposado y sentido de la tarde. El toro metía la cabeza por ese pitón izquierdo con enorme docilidad y con recorrido. Alarcón se plantó muy de verdad para componer el muletazo dentro de la ortodoxia y dejar esos muletazos de impecable temple. El toro se fue apagando y la faena también pero al jóven torero le queda la satisfacción de una alternativa muy decorosa, que en el último de la tarde, entre el fuerte viento y la embestida por las nubes del toro no pudo remontar.
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