En la Maestranza ha debido pasar algo parecido porque ayer y hoy se acabó la diversión orejera en la plaza y dos presidentes con escasa personalidad taurina cambian el pañuelo generoso y sin sentido por decisiones serias acorde con la categoría de la plaza.
Ciertamente recibieron dos sonoras broncas que los aficionados consideramos dos medallas de mucho mérito. Bienvenido este cambio y que no sea un espejismo. Ya veremos en San Miguel.
Miura, quien te ha visto y quién te ve. Ya va siendo hora que este hierro deje de vivir de las rentas y vuelva a la senda de aquel toro que imponía miedo y mucho respeto. Esta tarde el toro segundo era una auténtica sardina. Los lidiados en cuarto y sexto lugar eran también impropios de cualquier plaza de primera y solamente primero, tercero y quinto estaban dignamente presentados y en el tipo de la casa.
Todos han sido flojos entrando algunos de lejos al caballo y otros siendo colocados de mala manera por sus lidiadores. El castigo en varas como todas las tardes, un engaño. A pesar de ello aplaudida la simulación por el orejero público que solicitó segunda oreja para Escribano en el cuarto, petición que fue bien denegada por uno de los presidentes veletas que tenemos la santa paciencia de aguantar.
De una vez por todas, Sr. Fernández Figueroa, sea coherente y serio y mantenga siempre la línea de exigencia de esta tarde. Aguante las broncas.
Escribano mereció una oreja pues había mayoría de petición y ya está.
El resto de los toros, flojos, cabeza alta, pasaban, no embestían, duraban poco. Con este material, tanto Ferrera como Escribano poco pudieron lucirse. Los “miuras” aburrían; ni trasmitían emoción ni sensación de riesgo.
Otra cuestión. Escribano debe mejorar en banderillas para no tener necesidad de coger el olivo por no medir bien los terrenos.
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