la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 20 de mayo de 2024

MADRID/ 9ª San Isidro. La gesta de Juan Jorge / por Díaz Reyes


Juan de Castilla. Foto: Las Ventas
Salvo la facha y la romana el soso encierro no mostró los blasones del abolengo. Juan de Castilla ovacionado por partida doble. Rafaelillo una y Colombo silenciado…

La gesta de Juan

Jorge Arturo Díaz Reyes
CrónicaToro/Cali, V 19 2024
Cuatreños, de imponente presencia, erizadas cabezas, y gran alzada los miuras pisaron Madrid con su dispar tonelaje, 98 kilos de extremo a extremo. Tres castaños, dos cárdenos y un solo negro. Todos, ayunos de su proverbial fiereza, hostil personalidad y sagacidad siniestra. Dejando toda la emoción en la fachada y ninguna en su talante. “Divorciado”, el quinto, hasta se tiró de salida dos veces al callejón, que no fueron tres porque en el tercer vergonzoso intento se atrancó por la barriga en la barrera. Qué espectáculo triste, de un hierro que ha sostenido la epopeya de la fiesta. Dejarse manosear sin decoro. Ojalá sea un accidente, solo eso, y no un extravío genético definitivo.

Aun así, con los caballos estuvieron decorosos, comprometedores en banderillas, más por las cabezadas arriba que por una decidida pelea y en la muleta, lo más preocupante, se fueron por la obediencia, la endeblez y la desvergüenza. Qué tiempos aquellos del viejo Antonio, cuando dicen que mató toda la reata de un toro que se dejó tocar un pitón de Joselito. Ya no viene la bravura en borbotones ni el aceite en botijuelas.

El paisa Juan de Castilla, voló desde la matinal, concurso torista de ganadería en Vic de Fezenzac con solo el tiempo justo para cambiarse de traje y salir a tan expectante compromiso. La plaza estaba llena, o casi. “Infractor” el descarado, pero más ligero de la tarde (537 kilos), se refrenó en el lanceo de saludo. Solo empujó tímido en la segunda vara, se dejó banderillear pacíficamente. Y luego del brindis de Juan a sus lejanos y perseguidos compatriotas, opuso temple, sitio y alguna lentitud a unas embestidas (mejor caminatas), ralas, tardas, dóciles y blandas. Confiado, aseado y compuesto pasó y pasó escalando sus likes en una serie de ocho diestras y otra de siete siniestras. La dura plaza estuvo comprensiva, incluso los feroces reventadores de bien arriba.

El otro, ya dijimos, luego de sus huidas cobardes por sobre la barrera, dudó, blandeó y se dejó, como todos. Cuando el cite lejano inicial le trajo de tablas a medios, y la inercia lo repitió en tres derechas y el de pecho calentando corazones, él tonto se cayó. Buscando siempre el pitón contario para no dar pábulo a los obsesos, fue desgranando una faena planchada (pese al viento), no muy embrocada y de forzada extracción. Paso a paso, cite a cite y suerte a suerte. Emoción, la suya, la del soso ninguna. El honesto volapié y la estocada cimera y eficaz firmaron la derrota del mansurrón y la victoria del colombiano.

El alegre venezolano Colombo, cimentó su discurso en el segundo tercio. Tres pares al sesgo de espectacular ejecución, precisa colocación, e impacto, ganaron quizá la ovación más rotunda de la tarde. Con el capote había cumplido por verónicas, largas y quite por chicuelinas. Pero con la muleta muy poco ante la boba obediencia, y con la espada ni se diga. Bajonazo inocuo y tres crucetazos en silencio.

Al sexto, de 637 kilos, mucha leña y gran calado, pero noblote y aburridor, no le atinó igual con los palos. El primer par a toro pasado, indignó la feligresía, y el excesivo cuarto desarmado por un pitonazo en el antebrazo al momento de clavar desangeló todavía más la cosa. Porfió cauto ante la estulticia de la mole, sin lograr sacarlo de su modorra, y le dio de baja con un pinchazo Y una estocada que perecía imposible dada la enorme diferencia de estaturas.

De Rafaelillo, hay que hablar siempre con respeto, mucho. Ahí está su heroico historial. Aun cuando pasa tan desapercibido y pinchaúvas como con el parado primero. Y cuando da lecciones de lidia, sí de la olvidada lidia, como con el menos desrazado cuarto. Andándole por la cara, cual decían de Domingo Ortega, para construir estrofas de tres, cuatro y cinco versos. Para entender cuando la faena estaba hecha y no abusar ni del toro ni de los contribuyentes. La estocada levemente descentrada produjo una muerte espectacular del soso en los medios, que pesó a la hora del voto popular. Un paso de los miuras por la primada plaza que nos entristece a sus devotos y da pasto a los infieles.

FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Domingo 19 de mayo 2024. Plaza de Las Ventas. 9ª de San Isidro. Sol. Lleno. Seis toros de Miura, bien pero disparmente presentados, 591 kilos promedio, blandos, noblotes y sosos.

Rafaelillo, silencio y saludo
Juan de Castilla, saludo tras aviso y saludo
Jesús Enrique Colombo, silencio y palmas de despedida.

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