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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 18 de mayo de 2024

Madrid. Dios salvó a Emilio de Justo y, como pago, le quitó las orejas que había ganado / por Pla Ventura

 "..La épica, la emotividad, el buen toreo, la verdad sin mácula y la grandeza de un torero cabal han enloquecido a la plaza de Madrid..

Madrid. Dios salvó a Emilio de Justo y, como pago, le quitó las orejas que había ganado

Pla Ventura
Toros de Lidia/17 mayo, 2024
Los toros de La Quinta habían levantado mucha expectativa en Madrid porque, los Santa Coloma de Martínez Conradi son toros encastadísimos que, juego al margen, la pasión siempre la desatan. Se trata de otra de esas ganaderías con fundamento en sus toros y que no permiten que nadie se aburra. Pese a que en líneas generales no ha sido la corrida soñada, un quinto ejemplar, Pajarito, ha dejado la divisa en todo lo más alto. Contento se ha marchado el ganadero, como yo me hubiera ido.

Al final, en su conjunto, la corrida ha tenido una pelea en varas interesantísima, algunos ejemplares se han arrancado de lejos y han logrado atronadoras ovaciones por parte de los aficionados. No era para menos al ver como los animales acudían con galope al caballo, algo que agrada en Madrid y nos gusta a todos los aficionados del mundo. Como dato anecdótico, ha asistido a la corrida Alberto Núñez Feijoó, al que Perera le ha brindado su segundo toro.

Por cierto, Perera ha estado muy bien porque entiende a los toros encastados como nadie. Apenas ha podido torear nada con el capote y, en su primero, que de entrada nos ha gustado mucho, tras dos primeras series de derechazos con gran sabor, el toro se ha rajado y, MAP le ha cambiado los terrenos, en los cuales le ha dado varias series al natural con mucha inteligencia. Ciertamente, el toro no era de triunfo pese a los buenos deseos del extremeño al que nadie podrá reprocharle nada en esta tarde. Su segundo, con un punto de casta más que el anterior, ha estado muy valiente, incluso con muletazos de mucha vibración, tanto por un pintón como por el otro. MAP sabe que, pese a su historial, si quiere seguir tiene que ganarse los contratos uno por uno y, como digo, hoy no ha decepcionado a nadie. Ha sufrido varios achuchones propios de los toros encastados, cosa que no sucede con las ganaderías comerciales. Se ha palpado el peligro y ese ha sido el gran valor de Perera. Ha matado dignamente, se le ha pedido la oreja con tibieza y, el de Puebla de Prior, ha dado una aclamada vuelta al ruedo.

El que es indiscutible con estos toros no es otro de Emilio de Justo que, en su primero, un toro con una vibración tremenda con el capote en la que el diestro le ha dado cuatro verónicas y tres chicuelinas muy jaleadas por los aficionados. De repente, tras la salida del toro en varas, en un segundo hemos visto el cambio que ha dado el toro, se ha parado de forma repentina y, pese a ello, Ginés Marín, que estaba viendo al toro, le ha hecho un quite que nadie le había pedido y, para que la desdicha fuera mayor, banderillear a este toro ha sido una auténtica odisea, se ha perdido mucho tiempo y, repito, se ha confirmado lo que ya sabíamos. De Justo ha puesto mucha disposición, le ha arrancado bellos muletazos pero, de uno en uno, algo que no ha provocado del delirio de nadie porque, como sabemos, si el toro no tiene continuidad es imposible que llegue a los tendidos la labor del espada. Emilio se ha jugado la vida, sabedor de que sus logros serían nulos. En su segundo, el toro de la tarde y sin duda, uno de los candidatos para todos los premios de la feria, Emilio de Justo ha estado cumbre, sensacional, arrebatador, entregado y, lo que es más importante, torero cabal y de una entereza admirable. Si con el capote mostró su raza en unas verónicas de recibo por parte del torero, una vez en la muleta la explosión ha sido tremenda. Se palpaba el peligro, se vivía la emoción, se sentía la pasión que anidó en los tendidos. Dos series con la derecha han tenido un gran calado y, cuando menos se ha descuidado el diestro, el toro lo ha prendido, lo ha lanzado por los aires y, como tantas veces he pregonado, estos toros cuando cogen hacen hilo, buscan el cuerpo del torero y, solo Dios, que ocupaba una barrera ha hecho el milagro de que Emilio saliera ileso. La cogida ha sido tremenda, todos nos temíamos lo peor pero, aunque maltrecho, el de Torrejoncillo ha vuelto a la cara del toro, en esta ocasión por naturales y, han bastado quince muletazos al natural para que la plaza vibrara hasta la locura. La épica, la emotividad, el buen toreo, la verdad sin mácula y la grandeza de un torero cabal han enloquecido a la plaza de Madrid. 

Todos esperábamos las dos orejas que hubiera sido el premio justo a una torería sin límites frente a un toro encastadísimo. Le ha dado De Justo una estocada algo trasera y, cuando creíamos que el toro se echaría, que lo hizo, se ha levantado de nuevo y el diestro lo ha rematado con varios golpes de cruceta. Una pena porque, como digo, eran dos orejas rotundas, sin la menor discusión pero, no ha podido ser y, Emilio de Justo ha dado una clamorosa vuelta al ruedo y, como ha confesado más tarde, para él, ha sido la faena más rotunda de cuantas ha hecho en Madrid, algo que certificamos como aficionados.

Cerraba el cartel Ginés Marín que, en su primero, para su desgracia, el bovino embestía con mucha dulzura, hasta el punto de que, si no hubiéramos sabido el nombre de la ganadería, todos diríamos que era de Juan Pedro. Un animal sin casta alguna, con una embestida adormilada que, sin duda, no ha conquistado a nadie. Su segundo, un toro fuera de tipo y feo, apenas le ha dado opciones. Marín lo ha intentado, se ha esforzado mucho y ha matado de forma calamitosa. Ni el toro ni el torero han cautivado a nadie porque, como dicen algunos, Marín torea tan correctamente, tan sobrado de todo que no dice nada.

Otro cartel de no hay billetes y un gran negocio para empresa. Tres toreros dispuestos sabedores de lo que había en chiqueros pero, con el orgullo de enfrentarse al toro de verdad. Luego, logros al margen, esa actitud siempre es digna de encomio.

La dignidad de Perera, la torería irrepetible de Emilio de Justo y un gran toro en las manos del diestro citado, han desatado la locura en la monumental de Madrid.

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