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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 12 de octubre de 2010

Toros: Cataluña, “escaparete” y reconversión / Por Pedro Javier Cáceres

Los diestros Manuel Jesús "El Cid", Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera, José Antonio "Morante de la Puebla", escuchan la intervención de los toreros Cayetano Rivera Ordóñez, Julián López "El Juli", y Enrique Ponce, durante la rueda de prensa ofrecida tras la reunión. (Efe)


Toros: Cataluña, 
“escaparete” y reconversión

Pedro Javier Cáceres
La semana ha discurrido con tres frentes abiertos, y más de un enfrentamiento. El PP contra todos, todos contra el PP, los toreros de élite ninguneando a la Mesa del Toro y en este organismo también discrepancias de criterios sobre la conveniencia o no que los toros pasen a depender de Cultura. Lo que no dicen es a que cultura. La ministerial prácticamente está ociosa de contenido y a la cultura de las Comunidades nadie le ha puesto todavía el cascabel al gato. De las diecisiete comunidades autonómicas ninguna tiene a los toros en su cartera de Cultura. Mientras tanto Barcelona sigue sola. Con apoyos testimoniales, gestiones de la Mesa del toro y voluntarismo del PP.
Muchos encuentros y muchos encontronazos. Marear la perdiz cuando en estos momentos la acción prioritaria es solventar la situación de Cataluña para lo cual cada vez queda menos tiempo: tanto para interponer el recurso de inconstitucionaliddad como para que llegue el punto y final.
Paralelamente se está celebrando la última gran feria del circuito con un perfil muy bajo: poca asistencia de gente y toros sin casta y fuerza. Ayer, domingo, se vio luz.
Posiblemente el empresario, Taurodelta, y su gerente Ignacio Zorita podrían haber echado más imaginación, pero ese perfil bajo, que no se corresponde con la última gran cita de la temporada, no es achacable, en exclusiva, a estos: Manzanares herido ha tenido que soportar su cuarta intervención quirúrgica y Perera sigue en el “dique seco”, al parecer igual está Cayetano. Ponce dijo que cortaba temporada para terminar de curarse una vieja lesión que arrastra y estar al 100 por 100 en la inauguración de la temporada en La México el 7 de noviembre; pero se anuncia en Jaén. Morante cortó curso hace unos días y Castella ya hace tiempo.
Así de los 7 principales que se erigen y se nombran como la élite del toreo, ahora constituidos en G-10, y a excepción de los heridos, tan sólo Juli, Cid, Talavante y Fandi son los mimbres para atraer al público. No llegan a completar dos carteles con el doblete de Fandi a quien hay que agradecérselo.
Demasiado poco para una feria larga, demasiado. Otra de las cuestiones, además de los abusivos cánones de explotación, que deberían abordar taurinos y políticos representantes de la propiedad de las plazas. Esto sí que es urgente junto con lo de Barcelona y no la certificación burocrática de artistas (el reconocimiento de la sociedad lo tienen) y si tiene que estar La Fiesta en tal o cual ministerio, da igual, con casi todas las competencias transferidas a las Comunidades.
Y eso sí (conociendo a mis clásicos empresarios, a los que no se puede pedir responsabilidad, pues no la acreditan muchos) fueran los políticos responsables, otro sector en cuarentena, los que pusieran techo a las perversas subastas y limiten el número de festejos que propiciarían la ausencia de competencia feroz y desleal entre el sector empresarial como ha venido siendo una constante.
Cierto es que en Zaragoza han pasado, y se anuncian, toreros con alicientes para el aficionado. Pero si tenemos en cuenta que este gueto es especie a extinguir, aficionados, aflora una carencia vital para el desarrollo de la Fiesta: su poder de convocatoria para el público; taquillas con musculatura que provoquen una autofinanciación solvente, como ha venido desarrollándose a lo largo de su historia, y no una Fiesta en “bancarrota” con un inverno por delante preñado de pagarés, algunos muy dudosos de buen fin.
Está claro que en Cultura, en cultureta, en el Estado o en las autonomías, o en el sindicato de la “zeja”, el toreo no tiene, ni va a tener, más ingresos que los habituales: principalmente las entradas; y estas están no solo al límite si no muy por encima en costo para el espectador que cualquier otro espectáculo y actividades de ocio con los que hay que competir.
En una palabra: falta escaparate. En estos momentos solo hay trastienda con “overbooking”. El público, el que tiene que llenar o medio llenar una plaza, el que tiene que ver alicientes en ferias de largo metraje para abonarse, conoce regular, poco o muy poco, según los casos, a los artistas que se anuncian como reclamo.
Es uno de los factores que le falta a la Fiesta para tener un motor que la impulse.
Un escaparte del que huyen sus emblemas más carismáticos, refugiados en el campo, el golf, el paddel, corte de aduladores y entorno descerebrado.
Y por otro lado, menos visitas estériles a una clase política tan endogámica o más que la taurina.
Patearse los medios de comunicación más diversos- generalistas, económicos, sociales-, hablar con los propietarios, ejecutivos, directores de programas “ómnibus”, llamados ahora magazines, y responsables del área taurina —el que la tenga- y entre todos convencer y convencerse de la necesidad del sector de tener ese escaparate y de la audiencia que, antes que recursos publicitarios, puede generar.
No basta con que tal o cual medio o comunicador importante de este país haga uno o dos comentarios aleatorios, “ad hoc” y se lucren de llevar a las figuras para darse un baño de glamour en sus espacios de actualidad variopinta y seguir presumiendo de su condición de aficionados y protectores de la Fiesta cuando estos medios ni tiene redacción permanente, ni hacen un seguimiento de la temporada, ni lo propician.
Más de uno estaría por la labor, exponiéndoselo, voluntariamente. Y otros al trágala bajo condición de retirarles el plácet taurino del que gozan artificialmente por el baboseo de este sector. Alguno, sería bueno declararlos públicamente, medio o comunicador, persona non grata taurina.
Tres patas tiene el banco, de compromiso ajeno, para actuar con una escala de prioridades urgente: Cataluña, reciclaje de las condiciones de explotación de las plazas de titularidad pública (cánones y festejos) y “escaparate”.
Luego está el espectáculo que se da. El toro cada vez es menos una fiera y si un seudo salvaje doméstico o domesticado. Y con él, los toreros hacen que hacen lo que pueden. Aburrimiento, frustración y deserción.
Zaragoza por la desidia de algunas figuras, los percances de otros, el desconocimiento del público de lo que queda de escalafón con once festejos no tenía, no tiene, más que una salida para “salvar los muebles” : el éxito artístico. Y este no pude producirse si no sale el toro. La culpa se la repartan entre todos los que han ido degenerando las condiciones consustanciales a un animal guerrero y luchador.
Pero hay más cosas de responsabilidad única del sector que tienen al gremio hecho unos zorros: dos ejercicios sin convenio homologado por la autoridad competente, una comisión consultiva de seguimiento desautorizada por tal autoridad, una casi igualdad en los gastos de seguridad social entre plazas de diferente categoría que lo hace desequilibrado, esa seguridad social que paga el empresario a los asalariados de su contratado, figuras actuando en los “gaches” etc.
Y una conclusión final: el costo del espectáculo.
Con el toro al límite de rentabilidad, o en su caso déficit, producto del exceso de producción al que no son ajenas las subvenciones de Bruselas, que hacen que haya un stock que provoque “dumping”, y una mayoría de toreros, sumando corridas por sumar, percibiendo los mínimos o yendo por el túnel, la reconversión es el bosque necesario para tener frondosidad que los árboles no dejan ver.
Árboles como el caché de las figuras y que con la simplificación de tauromaquia y lidia actuales (Zaragoza está siendo un ejemplo pero dejémoslos —de momento- para plazas de inferior categoría, novilladas y promoción) toreros, toreritos, novilleros y novilleritos tengan que soportar la nómina, y el empresario sus costes sociales, de, al menos, siete personas (viajadas, comidas y dormidas, también); más el, o los, mecánico y el 15 o 12 por ciento del apoderado. Inviable de todo punto.
Esta es la hoja de ruta y no otra.
Me inquietan todos estos bandazos que está dando el sector sin darse cuenta que son un “juguete para los políticos” sin fijarse objetivos y prioridades.
Sí me tranquiliza lo que a otros inquiete y de ahí tanto brindis al sol y reuniones estériles de grupos, grupitos y aglomeraciones colectivas como sindicatos verticales con grupúsculos ávido de protagonismo que no deberían tener voz ni voto, y que en muchos casos no la tienen pero lo aparentan: el silencio de los empresarios. Me da que, sin tantos fuegos ratifícales están preparando un invierno de “mascletá” y traca.

Anexo.-
La semana nos ha deparado dos noticias de distinto signo: la vida, el éxito; y la muerte, el recuerdo, la nostalgia.
Mario Vargas Llosa consiguió el Nobel de literatura. Fue premio fundación Wellington de literatura taurina y pregonero de la feria de Sevilla.
Hoy, se cumplen 25 años de la muerte de Orson Welles cuyas cenizas están esparcidas en la finca del maestro Antonio Ordóñez, en Ronda.
Dos transgresores, políticamente incorrectos. Vargas Llosa, liberal y un punto conservador. Welles, empedernido fumador. Ambos con sentimientos hispanos, de la España total, no la partida. Vargas Llosa con nacionalidad española. Welles como si la tuviera.
¿Cómo sobrevirá el uno y lo haría el otro en este caos de progresismos, nacionalismos y prohibicionismos varios?
Ambos, dos genios, amantes de “los toros” y grandes aficionados.
¿Hace falta que vayan siete toreros a explicarle a la Ministra que los toros son cultura y que lo ponga en papel timbrado?.....
Vargas Llosa y Welles son arte y cultura (con mayúsculas), sin necesidades gubernamentales. Los que se refugian en ellas son “cultureta” y “titiriteros”. Casta parasitaria viviendo lujos del pesebre que llaman “progresista”.
Un sarcasmo. Una mentira. Estas tiene las patas muy cortas; quizá año y medio. Si no antes.

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