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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 4 de agosto de 2020

Ahora el objetivo es Felipe VI. Y con la III República, llegará el caos podemita

El exilio de Juan Carlos I no habría sido posible sin las colaboración activa de su hijo y de Pedro Sánchez 

Ahora el objetivo es Felipe VI. Y con la III República, llegará el caos podemita

Eulogio López
Hispanidad / 04/08/2020
Esto no ha hecho más que empezar: ¿de verdad cree Felipe VI que PSOE y Podemos se van a conformar con el auto-exilio de su padre SM Juan Carlos I, ahora que poseen el arma más poderosa de la política actual, un caso -o varios- judicial? Pero, ¿quién asesora el Rey de España?

A ver si nos entendemos. Esto no ha hecho más que empezar. Tras la carta del lunes, de Juan Carlos I a Felipe VI, el objetivo es… Felipe VI. Luego viene la III República… y con ella llegará el caos podemita.

Y de nada sirve recordar que el exilio de Juan Carlos I no habría sido posible sin la colaboración activa de su hijo y del ególatra de Pedro Sánchez. No me refiero, no sólo, a que el hijo repudiara al padre, sino también a que el hijo no cortó, cuando pudo, tras las elecciones de noviembre, la barbaridad de nominar como presidente a un Pedro Sánchez cuyo objetivo era introducir a los comunistas de Pablo Iglesias en el Gobierno de España. Debió cortar por lo sano y atender a Felipe González, que le proponía el nombramiento de José Borrell para formar Gobierno, como representante del partido ganador en la elecciones pero mucho más sensato que el ególatra de Sánchez.

Recuerden que los socialistas de la II República, no precisamente moderados, se cuidaron mucho de introducir a los comunistas en el Gobierno hasta septiembre de 1936, ya iniciada la guerra civil.

Vale, puede no que no haya guerra civil sino enfrentamiento civil. ¿Y cuál es la diferencia? Ambos representan el caos, el caos podemita.

Por cierto, horas atrás, publiqué que España ya estaba más cerca de una nueva guerra civil. No ha sido uno, sino  varios lectores quienes me han dicho que exagero. Puede ser: en 1936 caminábamos con alpargatas, hoy con mocasines. Por tanto, es más probable que nos encaminemos hacia un enfrentamiento civil que a una guerra de trincheras. Bueno, pero, ¿qué más da?   

¿Cuál es la diferencia? Ambos representan el caos, el caos podemita.

Sorprende contemplar a la generación de periodistas de la Transición apuntarse a la cacería contra… el Rey de la Transición. 

Nota final: sorprende contemplar a la generación de periodistas de la Transición apuntarse a la cacería contra el Rey de la Transición, incluso entonar la plañidera, y falsa, exhibición de falso arrepentimiento, una de las grandes hipocresías de nuestro tiempo, por no haber denunciado antes al Rey corrupto: ¡Hay que tener jeta!

Juan Carlos I no habrá sido un gran rey pero hizo, exactamente, lo que esa generación de periodistas quería que hiciera. Y, en cualquier caso, ha sido mucho mejor rey que su hijo. E insisto; entre el golfo auténtico y el auténtico puritano, me quedo con el golfo. De aquí a Lima.


Juan Carlos I y último, No, será el penúltimo. Al menos, antes de que venga la purificación de la política española, antes de volver a empezar.

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