"..Y una desvergüenza que hay que anotarle asimismo a Castella, vistiéndose de blanco cuando debió considerar que ese es el color que se reservan los toricantanos, como así fue esta tarde, pues tal vino Parejo, de blanco inmaculado como el que va tomar la primera comunión. Vaya padrino, irrespetuoso e insolente.."
¿Hasta cuándo? Una pregunta que debería responder la propia empresa. Y en el mejor de los casos la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM),, que en definitiva es la propietaria de nada menos que la monumental madrileña de Las Ventas. Qué pomposidad al decirlo, y qué poco celo en prestigiarla.
El segundo de la tarde, primero de Castella, fue toro impropio de esa supuestamente primera plaza del mundo, un animalito escuchimizado y sin apenas aliento. Sorprendente que el público, que debe ser docto y hasta riguroso por tratarse de Madrid, que al fin y al cabo también tiene encomendada la defensa de la autenticidad del toreo, aplaudieron y hasta jalearon por momentos la pantomima de faena que se marcó Castella. Así dos tardes, y aún habrá que soportarle dos más, pues son cuatro las que viene a este San Isidro, sencillamente por la comisión que ha de cobrar su apoderado Casas, socio de la empresa.
En el cuarto, la misma película y algún olé incontrolado del paleto de fin de semana, al que replicó inmediato el vecino de localidad preguntándole, ¿óle de qué? Así está "la Fiesta".
Y una desvergüenza que hay que anotarle asimismo a Castella, vistiéndose de blanco cuando debió considerar que ese es el color que se reservan los toricantanos, como así fue esta tarde, pues tal vino Parejo, de blanco inmaculado como el que va tomar la primera comunión. Vaya padrino, irrespetuoso e insolente.
A Luque se le esperaba, y con los brazos abiertos, no es de extrañar después de las maquiavélicas maniobras excluyentes contra el por parte de Roca Rey, y más aún después de la bronca que se llevó aquí mismo el peruano el día anterior. Sin embargo, sus dos toros fueron como todos: inservibles. Nada pudo hacer Luque, pero el público le respetó con el silencio. Y tampoco pudo ser en el quinto, sencillamente porque el toro no era tal, una babosa. A pesar del ambiente muy a favor, jaleándole algún pase de mano baja y exquisita cadencia, aquello no tomó vuelo. Y entretanto alguna voz recomendando que ¡hay que venir con toros! Pues, sí.
Estuvo muy bien el confirmante, en el de la ceremonia, en el saludo capotero y un quite que fue réplica a otro de Castella en su turno. Buenos presagios, que luego no se cumplieron. Y parón de entrada con la pañosa. El toro, obediente, humilla y se desplaza. Así, tres series a derechas, muletazos limpios, pero a partir de la última tanda, empezó a frenarse. Y se paró del todo en el toreo al natural. Más que digna esa primera faena, y tanto que de haber durado más el oponente, quizás, y sin él quizás, le habrían pedido la oreja. No obstante, la ovación final fue unánime, que no es poco en Madrid. En el sexto, lo único destacable, el brindis que dedicó el joven diestro al maestro Ortega Cano, que a la postre se llevó la ovación más grande y muy cariñosa del público. A Ortega y los de su generación se les hecha mucho en falta. Madrid tiene memoria y corazón. Está claro.
FICHA DEL FESTEJO FESTEJO.,- Decimocuarta de Feria. No hay billetes.
Toros de La Ventana del Puerto, el cuarto con el hierro de El Puerto de San Lorenzo, desiguales de presencia y parejos en mansedumbre y falta de todo. Pitados todos los arrastres excepto el primero.
Sebastián Castella: golletazo (palmas tras aviso); y pinchazo, estocada defectuosa y tres descabellos (silencio tras aviso).
Daniel Luque: estocada caída y tres descabellos (silencio); y pinchazo y estocada trasera (silencio tras aviso).
Cristián Parejo: que confirmaba alternativa: estocada y descabello (ovación tras aviso); y estocada baja (silencio tras aviso).
En cuadrillas, saludaron en el primero Antonio Chacón y Vicente Herrera; en el segundo, José Chacón; y en el tercero, Iván García y Jesús Arruga.
El mejor puerto es el de Garrucha
ResponderEliminar