En este día, y tras treinta años anunciado por San Isidro en Las Ventas, realizó el paseíllo por última vez el considerado mejor rejoneador de la historia. 8 puertas grandes le avalan para ostentar esa distinción y hoy no ha podido ser en su última tarde
Muchos fueron los caballos de su cuadra que junto a él se hicieron acreedores a sus méritos, pero siendo muchos, lo cierto es que los nombres que no se han de olvidar son los de Cagancho, Chenel, Chicuelo, Berlín, Disparate…, todos de altísima nota y que unieron su exitosa historia a la del propio torero navarro.
Navarra, su tierra, lejos del mundo del caballo, supuso un hándicap para el camino de Pablo en sus inicios, pero las cualidades y el tesón de este torero hicieron el resto. Ni en los más optimistas pronósticos se pudo acertar de que un caballero de Estella se convertiría en el mejor, compitiendo en su carrera con tantos apellidos ilustres del rejoneo, como Vidrié, Bohórquez, Domecq, Moura, Peralta y, en los últimos años, Ventura.
No se puede más que reconocer la carrera de Pablo Hermoso de Mendoza como una de las más brillantes acaecidas en el mundo del toro de las últimas décadas.
Son muchos ahora quienes siguen su estela, un espejo para todos, en especial para su hijo Guillermo, quien actuando con él sigue de cerca su despedida en este año por todas las plazas. Por tanto, se marchará Pablo pero Hermoso de Mendoza y su escuela, a través de Guillermo, se quedarán con nosotros. No puede haber mejor legado.
Pero es obligado hablar de lo sucedido hoy. Expectación por todo lo alto y lleno hasta la bandera. Aficionados antiguos, seguidores del arte de Marialva, y jóvenes ávidos de no dejar pasar esta oportunidad de poder contar que ellos vieron al mejor de los rejoneadores, se han dado cita en Las Ventas.
Pablo no ha defraudado aunque su bagaje haya alcanzado una oreja solamente. La forma de recibir y parar el primer toro con el caballo Regaliz ha sido todo un primor, una muestra de la maestría que representa todo lo que el de Estella nos ha brindado a lo largo de su dilatada carrera.
Mientras esos ilustres apellidos, Hermoso de Mendoza, sigan anunciándose en los carteles, a través de su hijo Guillermo, la saga continuará por el camino del éxito, el que marcó el padre y ahora ostenta el hijo. Para muestra valga la tarde de hoy, donde el joven ha logrado abrir por segunda vez la puerta grande de Madrid. Ha sido en el sexto en el que ha cuajado una gran faena refrendada por un rejón de muerte. Dos orejas y el camino continúa.
Lea Vicens ha sido testigo del testigo que el padre deja al hijo y, al tiempo, ha dejado la impronta de su buen toreo a caballo toda la tarde. El repetido fallo con el definitivo le ha impedido compartir honores con los navarros a la francesa.
Cuando salía Guillermo a hombros, mi testigo de aficionado lo cogía mi nieta Julia, allí presente en la puerta grande. También es bueno que entre los aficionados las sagas continúen.
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