Toros de Victoriano del Río, el primero con el hierro de Toros de Cortés.
Sebastián Castella: ovación tras petición insuficiente.
José María Manzanares: silencio.
Tomás Rufo: oreja y ovación en la despedida.
Al final, una solitaria oreja en "el marcador". La que se ganó Rufo en buena lid frente al tercero. Y pudo haber tenido más, entiendase la Puerta Grande, de haber andado más fino con la espada en el sexto.
La gente estuvo volcada con él, mientras hubo reticencias con Manzanares, quien a decir verdad, hizo en el segundo lo mejor de la tarde. Lo más bello y auténtico. Pero lo impidió otra disculpa, esta vez la falta de afecto del llamado respetable, que no sacó suficientes pañuelos.
Dentro de la buena corrida que lidió Victoriano del Río, a Castella le tocó el lote menos propicio. El primero, de muy escaso trapío, protestado de salida, mostró enseguida pocas fuerzas y ningún fondo. Mal panorama con el tendido enseguida en contra. El francés trató de tapar "aquello" con aparente voluntad, pero sin pasar de la simple pantomima.
El cuarto, que prometió mucho de principio, no aguantaría lo suficiente. Aquí estuvo el francés muy resuelto pero no lo suficientemente inspirado. La disculpa es que le faltó toro.
Manzanares sorteó un primero con presencia y "esencia", no obstante, en el inicio de faena anduvo algo dubitativo. Claro que enseguida le cogió el aire con unos muletazos a derecha de mucha enjundia y poder. Circulares con sometimiento, de trazo largo y muy sentido. Así dos tandas de categoría. Serie más al natural en igual son. Y vuelta a la diestra para abrochar otra tanda de absoluta rotundidad. Todo con mucha despaciosidad y regusto. A todo esto, el toro. ¡Cómo fue el toro! Humilladísimo, haciendo surco con el morro, y poniendo mucho ímpetu en cada embestida. Gran toro por su empuje y clase, gran torero por el temple y la prestancia en la forma de interpretar. Sorprendente unas inoportunas y desafortunadas voces discrepantes de los eternos protestones. ¿Después de esto qué querrán? ¿Que fue breve la faena? Sí, pero muy intensa.
Lástima que la ejecución de la suerte suprema dejó que desear aentrar un poco de cualquier manera.
Fue toro menor el quinto, con el que Manzanares tampoco estuvo muy convencido.
Rufo salió como un novillero que empieza, consciente sin duda de que los resultados que obtemga en esta feria van a ser definitivos para el futuro de su temporada. De rodillas y arrimándose desde el principio.Toro bueno también por prontitud, humillación y recorrido. Hubo momentos en lo fundamental de ajuste indecible, cuando llegó una espeluznante sacudida, lanzadolo por las alturas y buscandole con saña ya en el suelo. Se pensó lo peor, pero tras la pertinente reaninación del "agua milagrosa", vuelta a la carga, con misma buena disposición. La estocada no fue muy allá, sin embargo, entre los méritos en sí de la faena y la impresión por la voltereta, cayó un trofeo. Merecido triunfo.
El sexto, toro feo, muy despegado del suelo y a pesar de sus casi seiscientos kilos con poco remate. Toro que obedeció mucho en la muleta, empero, sin aportar lo suficiente. Rufo buscó la puerta grande, pero el trasteo resultó intermitente por no decir insuficiente.
FICHA DEL FESTEJO
Sexta de San Isidro. No hay billetes.
Toros de Victoriano del Río, el primero con el hierro de Toros de Cortés. Corrida noble, que tuvo clase y humilló mucho. A excepción del escurrido primero y el altón sexto, los otros cuatro, parejos y de buena presencia.
Sebastián Castella: pinchazo hondo, media tendida (silencio); y estocada caída (ovación tras petición insuficiente).
José María Manzanares: estocada corta al encuentro (ovación tras petición insuficiente); y tres pinchazos y estocada (silencio).
Tomás Rufo: estocada corta delantera (oreja); y dos pinchazos y estocada desprendida (ovación en la despedida).
En cuadrillas, Sergio Blanco y Fernando Sánchez saludaron tras banderillear al tercero; y otra vez Fernando Sánchez con Daniel Duarte en el sexto. También le aplaudieron mucho a José Chacón por "los palos" en el cuarto.
A caballo, muy ovacionado Manuel José Bernal, que picó al cuarto.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio para recordar la figura de José Gómez Ortega "Gallito", precursor del toreo moderno, muerto, hoy hace 104 años, en la Plaza de Talavera de la Reina.
Desde luego por cartel no habrá sido
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