Si el público y la afición claman por el relevo, hay que advertir que ya está aquí. Chicharro, como sucede con Jarocho, es otra gran esperanza. Falta que las empresas tomen nota y diseñen la estrategia a seguir para que las ilusiones que nacen con Jarocho y con Chicharro se proyecten a un nuevo y persuasivo amanecer.
La mayoría por no decir todos los llamados figuras andan muy cómodos, prácticamente sin nadie que les inquiete. Alarmante situación si no surgen novilleros que garanticen el futuro acabando de una vez con tanta rutina impuesta por el sota, caballo y rey de la baraja que maneja el monopolio.
Así transcurría la novillada de hoy, entre comentarios del personal lamentando la situación. El único rayo de luz hasta ahora ha sido Jarocho, novillero con muchísimo fundamento por la completa y muy triunfal actuación que cumplió el martes anterior, día 21. Jarocho podría tirar del carro, se las prometen todos. Pero, está claro, necesitaría un competidor para encender y mantener la llama de la pasión -si se quiere podría llamarse rivalidad, que suena más fuerte y terminante-, tan absolutamente necesaria para asegurar el mañana. Pues menudo porvenir con lo que cae, y a los hechos hay que remitirse por lo que se está viendo y padeciendo en la Feria, que hasta ahora arroja un balance artístico de lo más desolador.
Novillada, la de hoy, en la que asomaba otra vez la desesperanza, por lo malo que hubo y lo bueno que dejó de haber con los dos primeros espadas del cartel. Nada de nada, o más de lo mismo. Triste panorama.
Pero como tampoco es cosa de pararse en el infortunio de los novilleros que traen a Las Ventas la noble aspiración de querer ser toreros, habría que pasar página con los dos primeros espadas del cartel. Les toca a ambos seguir luchando, depurar muchas cosas, y ojalá tengan suerte.
Dicho lo cual hay que empezar a hablar ya de Chicharro, novillero que traía el aval de una merecida y reconocida Puerta Grande lograda en su debut en esta plaza monumental el pasado día 1 de este mes de mayo. Entonces cortó una oreja y una oreja por una doble actuación muy convincente, por el valor y la disposición que acompañaron a sus buenas maneras. Y lo bueno es que hoy ha habido más y mejor a pesar de que el éxito no se ha materializado en orejas. Chicharro no ha matado a sus dos astados con la contundencia necesaria. Pero ha dejado si cabe mejor estela.
Si el público y la afición claman por el relevo, hay que advertir que ya está aquí. Chicharro, como sucede con Jarocho, es otra gran esperanza. Falta que las empresas tomen nota y diseñen la estrategia a seguir para que las ilusiones que nacen con Jarocho y con Chicharro se proyecten a un nuevo y persuasivo amanecer.
Conviene repetir mil veces sus nombres, Jarocho y Chicharro, también para que los medios de comunicación llamados generalistas se paren a valorar este nuevo y feliz capítulo de un espectáculo con asombrosos números de asistencia a taquillas, ahora más desde que la oficialidad trata de ningunearlo. Ahí están los sucesivos y contundentes llenos de no hay billetes incluso con televisiones en directo.
El toreo viene necesitando de nuevos modos de promoción, impulso y protección, y qué mejor coyuntura como la que se presenta con el aliciente de la rivalidad en la cantera.
Desde el antagonismo de Joselito y Belmonte plasmado en la página más gloriosa de la llamada Edad de Oro del toreo, y antes con otros nombres históricos, y naturalmente después en sucesivas etapas hasta la modernidad, aunque ya no tanto en el tiempo actual, los desafíos entre toreros son un gran atractivo y estímulo para proteger e intensificar la Tauromaquia en toda y su mejor magnitud.
Pues, a ver si empiezan ya a darse novilladas en mano a mano entre Jarocho y Chicharro, o en terna de los dos con un tercero que venga también apretando.
Novilladas, más novilladas. No hay que cansarse repitiendo el ruego o la exigencia.
Esta cronica que puede tomarse, y debe tomarse como un alegato, viene a cuento, ya está dicho, de aquella memorable tarde de Jarocho, y del paso muy prometedor de Chicharro, que esta vez, sin los despojos de las orejas ha vuelto a convencer, si cabe aún más de lo que ya dejó adivinar el primero de mayo cuando salió en volandas por la ansiada Puerta Grande.
De Chicharro en esta ocasión hay que resaltar su buena maña y sobrado valor, en una primera faena de mucho ritmo y compás, acompañando con la cintura y vaciando los pases atrás. Y a todo esto una elegante y muy exquisita torería para ir y venir de la cara, atributo que se ocultó, seguramente por las ansias que inexcusablemente empujan en el debut, cuando la anterior comparecencia. Lástima la espada que esta vez no entró a la primera, pero así y todo tuvo una muy fuerte petición de oreja que, hasta cierto punto lógico (que nadie se rasgue las vestiduras), el presidente no atendió.
El sexto no acompañaba, paradito y sin recorrido, empero Chicharro le buscó las vueltas, poniéndose muy de verdad, firme y muy solvente para alcanzar a sacarle muletazos de uno en uno, de mucha lentitud y gran plasticidad. Hondura a pesar de la falta de ligazón impuesta por el novillo. Tampoco hubo oreja, entre otras cosas porque también aquí faltó contundencia al matar. Pero Chicharro convence y caminará, sin duda.
De los compañeros de cartel, decir que De María, con dos novillos descompuestos, se esforzó mucho para nada, y Cirugeda apuntó cosas notables que tampoco se resolvieron a favor, en éste con la disculpa asimismo de que lla mansedumbre de sus astados restaron también lo suyo. Lo peor para los dos sería sentirse opacados por la refulgente luz de Chicharro, y antes también de Jarocho. Tomen nota los novilleros que con vitola todavía sin justificar, por pura administración, tratan de acaparar los puestos en las pocas novilladas con picadores que se programan. Ahora son Jarocho y Chicharro los primeros, y a notable diferencia de los demás.
FICHA DEL FESTEJO
Decimosexta de Feria. Algo más de media.
Tres novillos de Guadaira y tres -segundo bis, cuarto bis y quinto- de Torrehandilla, desiguales de tipo y de juego, predominando la mansedumbre.
Lalo de María: entera perpendicular y algo contraria (silencio); y pinchazo y estocada defectuosa (slencio).
Pepe Luis Cirugeda: cuatro pinchazos y casi entena (silencio tras aviso); y cinco pinchazos y entera (silencio).
Alejandro Chicharro: pinchazo y estocada (vuelta tras mayoritaria y ruidosa petición); y media y cuatro descabellos (fuerte ovación).
Cuadrillas: saludaron en banderillas, Juan Carlos Rey en el tercero, y David Adalid y Rafi Govira en el quinto.
Madrid, 28 de Mayo de 2022
Esperemos que cuajen
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