El 4 de junio de 1970 Paco Camino protagonizó una de las más grandes gestas del toreo moderno y cuajó una extraordinaria actuación en la Corrida de Beneficiencia.
Una de las cumbres de Paco Camino se alcanzó en Madrid, en la Corrida de Benifecencia de 1970, celebrada el día 4 de junio de aquel año y en la que actuó como único espada, saliendo a hombros tras cortar ocho orejas después de matar siete toros, pues además de los seis anunciados -de Juan Pedro Domecq, Carlos Urquijo, Miura, Pablo Romero, Joaquín Buendía y Herederos de don Manuel Arranz- lidió también un sobrero de Felipe Bartolomé. Fueron siete toros y siete faenas distintas y todas extraordinarias, resarciéndose más que de sobra de haber quedado fuera de las ferias de Sevilla y San Isidro de aquel año.
Así contó el festejo al día siguiente el diario Ya en la crónica firmada por José María Del Rey “Selipe”: “La Corrida de la Beneficencia de 1970 cobrará, para los anales del toreo, una importancia trascendental y se fijará en las páginas de la historia de la tauromaquia con caracteres no ya sólo indelebles, sino, más aún, ejemplares y aleccionadores”.
En ABC, Antonio Díaz-Cañabate, que tituló su crónica “El eco romántico de Paco Camino”, resumía así la actuación del torero de Camas: “Todos los nervios menos los de Paco Camino. Millones de personas han visto la corrida a través del milagro de la televisión. Detallarla es trabajo baldío. Para mí lo más sobresaliente de la corrida es que Paco Camino toreó a cada uno de los siete toros con arreglo a su condición. Y creo que esto, para mí y para todo el mundo, es el toreo. El eco romántico de Paco Camino ha resonado en toda la España taurina. ¡Adelante con los faroles de las luminarias del verdadero arte de torear!”.
Camino cedió sus honorarios al Hospital provincial 'Francisco Franco' de Madrid, hoy conocido como el Hospital Gregorio Marañón. Pero este día no se paró ahí, pues a las dos horas de este gesto, el torero estableció el récord de trofeos conseguidos por un único diestro en una sola tarde, cortando un total de ocho orejas.
Fue un diestro muy completo. De depuradísima técnica, fue un estilista con el capote y muy poderoso y seguro con la muleta, sobre todo al torear al natural, siendo, además, un estoqueador fácil y contundente, tenido en este aspecto como el mejor de su época.
Torero clásico, seguro, daba unas chicuelinas sublimes, conocedor, inteligente; en definitiva un superdotado del toreo. Néstor Luján veía en él más un torero esteticista que técnico y, sobre todo, con un valor muy sereno pero tremendo. Camino fue más, mucho más, que un torero inteligente y poderoso ante los toros como se comprueba repasando su biografía o leyendo lo que sobre él se ha escrito. Nos encontramos ante uno de los toreros más inteligentes que ha dado la fiesta en toda su historia y a cuya extraordinaria intuición en el conocimiento de los toros hay que añadir un cuidado oficio, una gran clase, no exenta de personalidad y elegancia clásica.
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