Entre muchas clases de toreros, los hay tristes, pesados y aburridos. Y por supuesto no ayudan para nada a que disfrutemos de espectáculos atractivos. Hoy voy a detenerme en los tristes. Hace días escribía que estábamos en una situación insólita : no hay en activo más que una figura del toreo o casi. Miren la lista de este siglo y especialmente del XX. No se sorprenderán, claro, pero se quedarán de piedra.
Toreros tristes
Ni en las entrevistas exhiben dientes, con lo cual es dificilísimo atraer. Hay algunos de los que escriben o hablan que los ponen bien y los valoran bastante. No se entiende. Como cuesta entender a los humanos de esta época en que parece que estamos en un manicomio global.
Lo que va de ayer a hoy. Hace años Andrés Vázquez afirmaba que José Tomás era un mal torero por la cara seria que siempre tenía. Aunque una cosa es ser serio y otra triste.
Me cuesta una barbaridad aguantar a los tristes y evito ver los carteles o las faenas en los que ellos son protagonistas. Algunos me parecen insufribles pero el público los aguanta y hasta los premia. Sociedad del siglo XXI.
Por supuesto, ¿quién se salva ahora de los 10 minutos o más de faena?, son pesaditos y están locos por oír avisos en esas faenas interminables de las corridas insoportables por larguísimas. Sumen: caras tristes y faenas pesadas. Pues el público lo acepta como normal, después de pagar la entrada y recibir ese producto, inservible, y tragárselo. Así estamos.
Y, encima, si son aburridos, no les digo más. Claro, que con la cara triste y largando faenas pesadas, lo lógico es que terminen, o deberían terminar, exasperando al público.
Pues es la nueva moda, entre otras varias del toreo. Antes había bronca y gran bronca. Ahora, ni una. Están los espectadores tanto tiempo con el trasero sobre la piedra que se les quitan las ganas hasta de chillar. Supongo. O son de otra pasta.
A los tristes se les reconoce mirándolos a la cara. Es automático. A los pesados por el número de mantazos. Y a los aburridos porque suman estas dos características e incluso alguna más.
No les digo nada si tristes, pesados y aburridos van vestidos de negro, que es azabache según los especialistas en multicolores. Entonces, estos enemigos de la alegría nos tumban. Y naturalmente o llevan una cuadrilla vestida de luto o hay en las otras cuadrillas, de toreros que no son tristes, otros cuantos de negro. Espectáculo enemigo de los colores del toreo en vestimenta y utensilios. Tremendo e insoportable.
¿Los nombres de los tristes? No escribiré ni uno. ¿Para qué? Los espectadores saben quiénes son. Están a la vista para rechazarlos o jalearlos. Porque hay de todo en la viña del Señor. Y ahora más.
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