'..Lo que quiero contar va sobre amigos que no hacen el paseíllo, que no viven como profesionales del mundo del toro. Son amigos y sus profesiones son ajenas al toreo. Lo que sí son todos, sin duda, es aficionados..'
Cinco amigos, cinco toreros
Antolín Castro
Opinion y Toros/ 05 Abril 2025
El tema no va de que yo tenga cinco amigos toreros. Conozco y tengo por amigos quizás a más, pero no es eso lo que dice el titular.
Lo que quiero contar va sobre amigos que no hacen el paseíllo, que no viven como profesionales del mundo del toro. Son amigos y sus profesiones son ajenas al toreo. Lo que sí son todos, sin duda, es aficionados.
Tras de mi último artículo sobre ‘La aparición de Morante’, tuve ocasión de hablar con un amigo, y vino a decirme que, efectivamente, es al torero que le gusta ir a ver, que es verdad que le gusta esa idea de que se aparezca y disfrutar del toreo único del torero de la Puebla. Para este amigo, sin duda alguna, los días que torea el cigarrero son los que gusta de ir a la plaza. A él y muchos más, le contesté yo.
Al día siguiente, en conversación telefónica, era otro amigo el que me preguntaba si habría muchos problemas para sacar entradas en San Isidro para ver al riojano Diego Urdiales. Le dije que espabilara, que en una alternaba con Roca y ahí la demanda sería muy alta. Quería dos entradas para acudir las dos tardes del de Arnedo y le tuve que prometer que, de no conseguirlas, esa tarde citada le invitaría yo con mis abonos. Pero le invitaría solo a él, ya que mi otro abono, toreando Urdiales, tampoco lo suelto yo. Ni muchos otros tampoco.
Curro Díaz fue el siguiente torero que salió a la palestra hablando con otro amigo. Este se estaba preparando el viaje para acudir a Sevilla a verle, ya que el de Linares lleva tiempo sin pisar La Maestranza y es plaza donde siempre ha rayado a gran altura, aunque después la empresa no le haya tenido en cuenta como era su obligación. Hablamos largo y tendido sobre el torero linarense y los momentos mágicos que suele dibujar con su muleta. De acuerdo ambos y sabemos que hay más aficionados que gustan de degustar su toreo.
Casi sin solución de continuidad quise indicarle a otro amigo mi deseo de que me acompañara a Las Ventas el día 16 de mayo (en mi tradicional reparto para San Isidro), de inmediato me preguntó que quién toreaba y qué ganado. Le respondí que Manzanares, Adrián y Aguado con toros del Puerto de San Lorenzo. Su respuesta fue: Espero que los del Puerto hayan recuperado fuerzas, pero será un placer ver a Pablo Aguado. A buen entendedor con pocas palabras basta. Respondí ‘A eso vamos’. Aguado tiene muchos seguidores.
Y hoy, cuando pasan cuatro días de mi escrito anterior, he tenido ocasión de hablar con otro de esos aficionados amigos o, para mejor decir, amigo aficionado. Me dice que la corrida de la feria que más le atrae es la del día 24, la del mano a mano de Juan Ortega y Aguado. Me insiste que es Ortega su torero actual, a quien gusta de ver por su temple y maneras, y si además alterna con Aguado, para él es cerrar el círculo de la torería. La expresión barroca de Juan con la natural de Pablo. Un cartel que no se perderá ningún aficionado.
Es curioso que cinco amigos me hablen de cinco toreros en cinco días y que sean coincidentes en resaltar las formas y maneras artistas y clásicas de todos ellos. A ninguno le rebatí nada, yo también los tengo entre los toreros que más me gusta ver. Gustos al margen, cada cual les puede poner en el orden que quiera, pero todos ellos gozan de ese deseo de verlos que tienen los aficionados a los que el toreo les entra por el palo de lo artístico.
Seguro, cuando siga hablando con otros, surgirá Roca Rey, Luque o Escribano por citar solo una terna, pero lo de esos cinco ni es baladí ni extraña coincidencia. Cuando se va a verlos, desde tiempo antes se está soñando.
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