Ay, que dolor, José Tomás no viene
Sevilla.-Domingo , 17-01-10
-¿Y qué va a ser de la Feria de Sevilla sin José Tomás?
Eso digo yo. ¿Por qué cree usted que le estoy contando la triste noticia con lágrimas en los ojos y por qué cree que si tengo ojeras esta tarde no es por el soneto de Rafael de León, sino porque no he pegado ojo en toda la noche, pensando precisamente esa cuestión por la que usted me pregunta? Que no es la pregunta del millón, como puede imaginar. Tratándose de José Tomás, un millón siempre es poco para una pregunta. Y para todo. La pregunta tiene que ser de muchísimo más del millón, con uno que trague por delante, otro que no le haga sombra por detrás y toros del Núñez del Banquillo, como les decía mi catedrático de Gramática Parda don Miguel Criado Barragán, el ilustrísimo Potra. Ah, y sin televisión, que los toros no son Belén Esteban, joé, para que salgan por la tele y le gente se fije en lo que no debe.
En Sevilla no se habla de otra cosa. La adversa novedad ha sido lo más comentado en la europea Reunión Informal (porque no hay formalidad ni vergüenza) de ministros de Medio Ambiente. Llegó el italiano y le preguntó al francés:
-¿Es cierto lo que me han comentado en el hotel, que José Tomás no viene a la Feria?
Y el franchute:
-Se lo voy a preguntar a mi embajador en Madrid, el que más sabe de José Tomás. Y si me lo confirma, Europa debe presionar para que Canorea suelte la morterá y no ocurra esa desgracia. Encima de lo de Haití, lo que nos faltaba era esto.
Hay en Sevilla en estos días una general tristeza que se palpa en la calle. Nadie está para bromas. Entras en un bar y ves a la gente seria, tan callada que sólo oyes el tintineo de las cucharillas dando vueltas al café mañanero. Le preguntas al camarero la causa de la aflicción y te responde con sorpresa:
-¿Ah, pero usted no se ha enterado de lo de José Tomás?
Las peñas de amigos que ponen caseta, otros años ilusionadas con los preparativos, andan indolentes, desganadas. Es natural. Sin José Tomás, la Feria no será igual. Tendrá una alegría forzada, de puro compromiso, para cubrir el expediente. Hay quien al saberlo ha decidido ya no enganchar, como de luto por un torero, por el salvador de la Fiesta Nacional, por el centinela incansable de la Tauromaquia, por el valedor impagable (y tan impagable) de las esencias patrias. ¡Ay, Dios mío, qué pena más grande!
¿Serán negros los farolillos del Real este año? Yo los ponía de ese color, de luto ante calamidad tan irreparable. ¿De qué va a servir que la plaza del Arenal estrene su nuevo Sol Alto, sin que toda incomodidad tenga ya su asiento en las gradas, si desde las funcionales localidades no va a poder admirarse la excelsa gloria de José Tomás con la taleguilla rota, el chalequillo destrozado, la camisa hecha jirones, rebozado de albero y chorreando sangre, que es lo más armónico y estético que se despacha en el arte del toreo? Cuando se fue Curro, muchos prometieron no volver más a la plaza. Lo de Tomás es peor. Curro ya no está ni se le espera. Pero Tomás está y, ay, no se le espera. No hay derecho. Por si fuera poca la crisis, ahora esta desgracia nacional.
(José Tomás no viene a Sevilla. Bueno, ¿y qué? ¿Usted es acaso de la reventa o algo?
ANTONIO BURGOS
Sevilla.-Domingo , 17-01-10
POR si fuera poca la crisis; por si fuera escaso el número de parados; por si fueran contadas las empresas que pegan el barquinazo y excepciones los negocios que cierran, como las desgracias nunca vienen solas, la triste noticia, que presagiaban los más pesimistas, acaba de confirmarse. Que le pongan crespón negro a la Giralda. Me aseguran, ay, que cuando salgan los carteles taurinos de la Feria de Abril, José Tomás no estará en ellos. Qué dolor más grande.
-¿Y qué va a ser de la Feria de Sevilla sin José Tomás?
Eso digo yo. ¿Por qué cree usted que le estoy contando la triste noticia con lágrimas en los ojos y por qué cree que si tengo ojeras esta tarde no es por el soneto de Rafael de León, sino porque no he pegado ojo en toda la noche, pensando precisamente esa cuestión por la que usted me pregunta? Que no es la pregunta del millón, como puede imaginar. Tratándose de José Tomás, un millón siempre es poco para una pregunta. Y para todo. La pregunta tiene que ser de muchísimo más del millón, con uno que trague por delante, otro que no le haga sombra por detrás y toros del Núñez del Banquillo, como les decía mi catedrático de Gramática Parda don Miguel Criado Barragán, el ilustrísimo Potra. Ah, y sin televisión, que los toros no son Belén Esteban, joé, para que salgan por la tele y le gente se fije en lo que no debe.
En Sevilla no se habla de otra cosa. La adversa novedad ha sido lo más comentado en la europea Reunión Informal (porque no hay formalidad ni vergüenza) de ministros de Medio Ambiente. Llegó el italiano y le preguntó al francés:
-¿Es cierto lo que me han comentado en el hotel, que José Tomás no viene a la Feria?
Y el franchute:
-Se lo voy a preguntar a mi embajador en Madrid, el que más sabe de José Tomás. Y si me lo confirma, Europa debe presionar para que Canorea suelte la morterá y no ocurra esa desgracia. Encima de lo de Haití, lo que nos faltaba era esto.
Hay en Sevilla en estos días una general tristeza que se palpa en la calle. Nadie está para bromas. Entras en un bar y ves a la gente seria, tan callada que sólo oyes el tintineo de las cucharillas dando vueltas al café mañanero. Le preguntas al camarero la causa de la aflicción y te responde con sorpresa:
-¿Ah, pero usted no se ha enterado de lo de José Tomás?
Las peñas de amigos que ponen caseta, otros años ilusionadas con los preparativos, andan indolentes, desganadas. Es natural. Sin José Tomás, la Feria no será igual. Tendrá una alegría forzada, de puro compromiso, para cubrir el expediente. Hay quien al saberlo ha decidido ya no enganchar, como de luto por un torero, por el salvador de la Fiesta Nacional, por el centinela incansable de la Tauromaquia, por el valedor impagable (y tan impagable) de las esencias patrias. ¡Ay, Dios mío, qué pena más grande!
¿Serán negros los farolillos del Real este año? Yo los ponía de ese color, de luto ante calamidad tan irreparable. ¿De qué va a servir que la plaza del Arenal estrene su nuevo Sol Alto, sin que toda incomodidad tenga ya su asiento en las gradas, si desde las funcionales localidades no va a poder admirarse la excelsa gloria de José Tomás con la taleguilla rota, el chalequillo destrozado, la camisa hecha jirones, rebozado de albero y chorreando sangre, que es lo más armónico y estético que se despacha en el arte del toreo? Cuando se fue Curro, muchos prometieron no volver más a la plaza. Lo de Tomás es peor. Curro ya no está ni se le espera. Pero Tomás está y, ay, no se le espera. No hay derecho. Por si fuera poca la crisis, ahora esta desgracia nacional.
(José Tomás no viene a Sevilla. Bueno, ¿y qué? ¿Usted es acaso de la reventa o algo?
Ahora sí que de verdad No Passsa Nada).
Fuente: Diario ABC
AntiTomasismo....bueno, leo en este texto algunas razones para reaccionar asì, algunos reclamos que se le hacen a Josè Tomàs, reclamos que me imagino, algo deben tener de cierto...pero las aportaciones de este gran torero, no creo que sean cosa de pasarse por alto...
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