(Óleo de López Canito)
Doce reflexiones taurosociales
Por Ángel Arranz
Periodista
1ª.- El toro es el único – o casi el único- animal que camino de la muerte tiene derecho a indulto.
2ª.- El toro es el único –o casi el único- animal que tiene nombre y apellidos; o lo que es lo mismo: tiene señas de identidad y denominación de origen.
3ª.- El reconocimiento a la bravura y nobleza de bastantes toros bravos, se refleja en las respetuosas ovaciones que reciben directamente en los ruedos.
4ª.- En agradecimiento a su entrega, sus cabezas disecadas se eternizan en lugares privilegiados de tabernas y salones de profesionales y aficionados cabales.
5ª.- la vida del ganado bravo es la más placentera posible –o casi la más placentera- de todas las vidas animales.
6ª.- La vida media del vacuno bravo suele ser más extensa que la vida media del vacuno manso.
7ª.- La agonía y muerte del toro bravo suele ser más breve que la mayoría de agonías y muertes de todos los seres vivientes.
8ª.- Esconder, burlarse o ignorar las miserias, las muertes, las discapacidades o las ancianidades, hace más hipócritas, reaccionarios y egoístas a los seres humanos. Afrontar esas frecuentes y naturales adversidades con ética, compromiso y dignidad, quizá humanizan escalas de valores y de prioridades.
9ª.- ¿Desde cuándo, cómo y por qué, un antitaurino tiene más y mejor sensibilidad que un taurino? Solo los hechos, las consecuencias y las soluciones pueden demostrar los aciertos y errores del evidente antagonismo. ¿Qué alternativa presenta el negacionista antitaurino al hecho y derecho del protaurino? Los neutrales también tienen mucho que decir.
10ª.- Jugarse la vida consciente y voluntariamente ante un toro, a la hora de la siesta en tardes veraniegas de ferias, es el ejercicio supremo de la libertad. El toro, es más fuerte y es menos inocente que el corderito, cochinillo, faisán, conejo o salmón que el abuelo, hijo o nieto –protaurinos, neutrales o antitaurinos- han sacrificado para celebrar la fiesta que quieran, que puedan, que consideren o que tengan que celebrar. Y… que pasa ante esa realidad: ¿que todos, o casi todos los ciudadanos para ser exactos, tenemos instintos torturadores y asesinos? Sin complejos y sin complicidad, creo que necesitamos menos demagogia y más valor y naturalidad en todos los órdenes, normalidades y desórdenes que nos rodean.
11ª.- ¿Anacronismo y modernidad? En Ecuador hay toros, en Honduras no; en el sur de Francia hay toros, en Senegal no; En Pontevedra hay toros, en Lugo no. ¿Los antitaurinos Manuel Vicent o Manuel Saco son más autoridades intelectuales que los taurinos Federico García Lorca o José Bergamín? ¿La antitaurina Brigitte Bardot es más autoridad artística que el taurino Orson Welles? Es tan lícito ser aficionado a los toros como no serlo. Sin exagerar y sin insultar, por favor. Es tan descabellado creer que todo vale en Tauromaquia como descalificarla o abolirla sin más. No creo que el que haya o no haya, o el que se asista o no se asista a representaciones taurinas tenga demasiada influencia en el conjunto del civismo y categoría de una persona, de un pueblo, de un país o de un mundo. Eso sí, es más difícil darle gato por liebre a un consumado aficionado a los toros, que a un aficionado a la nada, que a un aficionado a si mismo, o que a un aficionado a la ficción.
12ª.- Cuanto más mérito y enjundia tiene una actividad, más minoritaria es. Por eso pido y exijo el máximo respeto a las minorías que sirven para frenar a peligrosas, interesadas o manipuladas “mayorías” de banalidades, frivolidades o simplezas que pueden derivar en principios de torturas físicas y psicoilógicas. Sí, psicoilógicas. En fin.
Fuente: Cope.es
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