Ponce, JT y TV. Tres son multitud
Enrique Ponce se ha manifestado por boca de su apoderado Victoriano Valencia: sí al mano a mano con José Tomás.
Enrique Ponce se ha manifestado por boca de su apoderado Victoriano Valencia: sí al mano a mano con José Tomás.
Pedro Javier Cáceres
El Imparcial.es
Ponce va a iniciar su vigesimoprimera temporada ininterrumpida en la cumbre. Gestos, gestas,
toro chico, toro grande; manso y bravos, pastueños, templados e imposibles: “victorinos”, “samueles”, “cuadris”, “doloresaguirre”, la mayoría en plazas de primera y suma importancia; y hasta una de Miura para homenajear, como se debe, y no de pingüi, a Manolete en Linares. Todas las plazas del orbe taurino, con todos los compañeros y triunfos rotundos, prácticamente, cada tarde. Para todos los públicos. Los de plazas y los de “tele”, y de forma profusa. Así veinte años y en la cúspide. Ya no solo torera sino social e intelectual (de Vargas Llosa, Anson…etc. No de Sabina y compañía cejijunta) Y sin una sola concesión.
Fue haciéndose un hueco entre los Manzanares, padre, Robles, Ojeda, Ortega Cano, Roberto Domínguez, Dámaso; los mitos de Romero y Paula; los incombustibles Antoñete y Manolo Vazquez; hasta se fueron retirando bajo se hegemonía en la que le ganó el pulso a Espartaco. Con los de su generación, Joselito, Rincón, Rivera, Jesulín etc. terminó por ganarles la guerra, si es que alguna vez perdió alguna batalla bis a bis con cualquiera. A las pruebas hay que remitirse.
Vino el Juli y tras él José Tomás. Luego todos los de las últimas generaciones. Sigue arriba, en lo más alto.
Cierto es que El Juli, con la fiebre en la boca, hizo un quite en los momento, quizá, de mayor incertidumbre del valenciano allá por el año 97 con la irrupción del de Galapagar. Y el de Velilla, entonces, le puso en su sitio a este dando oxígeno a Ponce y zozobra a José Tomás que a mediados del 98 empezó a cantar la gallina ¿cómo?
Les cuento. Dice Victoriano Valencia que la aceptación de Ponce a la sugerencia del empresario de Barcelona, Antonio Matilla, principalmente, es por ambición personal, por ayudar a la Fiesta y Barcelona que en estos momentos están necesitadas de espectáculos que convulse a toda la sociedad, no solo a los taurinos y aficionados y para callar muchas bocas. Bien. Añadiría yo que para refrescar la historia que tanto se manipula en cuanto pasa un poco de tiempo, y no mucho. Tal que la Memoria Histórica de Zapatero.
Escribí que les contaría. En ese año 98 con los contratos firmados José Tomás se quitó de torear con Ponce en Pamplona y Bilbao, que no son Villamanta ni Almendralejo. La excusa, entonces, fue la televisión. Y desde entonces hasta, “sostenella y no enmendalla”.
Luego vendrían los dos toros vivos al corral, que junto con el indultado de Barcelona, algunos apologetas aúnan hagiográficamente como los tres toros que en su carrera el de Galapagar les ha perdonado la vida. Quizá para contraatacar los cincuenta de Ponce, por derecho, de todo hierro y condición como cosos taurinos.
Colijamos: Ponce tiene nada que demostrar a estas alturas ni poner el título en juego. Otra cosa es que le provoquen los aspirantes.
Ahora en que la Fiesta atraviesa un momento dulce (ahí está el escalafón y las bofetadas de toreros extraordinarios para poder entrar en Valencia y Sevilla), pero que los agoreros quieren hacer dramático por el asunto Barcelona y los debates impostores y estériles de medios de comunicación ociosos de contenidos en cuanto el Gobierno no da más de sí para la bulla, que dicen es donde están la audiencias, Enrique Ponce, y no habla por “boca de ganso” (Victoriano Valencia es, además, suegro del torero), no solo acepta torear con José Tomás (y mano a mano), si no que se ofrece dándole todas las ventajas: en la plaza que quiera, con los toros que quiera, y de forma altruista para una causa justa, preferentemente que cree una “caja de resistencia” para suplir las muchas carencias que tiene hoy la tauromaquia en materia de subsidios y pensiones para los más perjudicados y débiles, y también para su promoción y difusión. Podría ser para paliar la tragedia de Haití, por citar un hecho puntual ¿por qué no?
Todos están de acuerdo que con esos parámetros, plaza del primer nivel, toro serio y dos de las más grandes figuras de todos los tiempos con el plus del debate abierto entre sus tauromaquias con partidarios irreconciliables y dos toreros que son más que rivales en la calle y apenas se aprecian sería el gran espectáculo taurino de al menos los últimos cincuenta años. Cuando la Fiesta, dicen, más lo necesita.
Ponce sólo pide una cosa: que para cumplir los objetivos de proyectar la tauromaquia como un arte competitivo capaz de levantar pasiones y que ,por la vía de los hechos, se demuestre que no es barbarie sino cultura y ,sobre todo, espectáculo, el mayor del mundo (cuando escribo mundo, escribo mundo), el festejo no se restrinja a 20.000 gentes, generalmente pudientes por su condición de abonados, de la plaza que sea, o que dispongan del dinero suficiente para viaje y estancia, más la entrada allá donde se celebre.
Y ¿Qué pide, en coherencia? Que el festejo sea televisado para que, como único evento (fuera improbable su repetición con tales coordenadas por cuestiones obvias) sea disfrutado por todo el mundo, millones de espectadores — no cuarto y mitad para vanidad de los “borjamari” del “yo estuve allí”-, en todas las partes del planeta (taurino y no taurino) pero principalmente en España, Francia y América. Todo el mundo sin distinción de clases ni posibles.
¿Es lógico? Parece que sí, pero va a ser que no.
De momento el apoderado ventrílocuo de José Tomás se ha limitado a musitar: “yo soy músico y me acuesto a las ocho”.
PD.- Y que las demás figuras del momento, grandes toreros, no se den por marginados. Ponce ha toreado y torea con todos. Son otros los obsesionados con el de Chiva y no dejan de “sodomizar”.
Fue haciéndose un hueco entre los Manzanares, padre, Robles, Ojeda, Ortega Cano, Roberto Domínguez, Dámaso; los mitos de Romero y Paula; los incombustibles Antoñete y Manolo Vazquez; hasta se fueron retirando bajo se hegemonía en la que le ganó el pulso a Espartaco. Con los de su generación, Joselito, Rincón, Rivera, Jesulín etc. terminó por ganarles la guerra, si es que alguna vez perdió alguna batalla bis a bis con cualquiera. A las pruebas hay que remitirse.
Vino el Juli y tras él José Tomás. Luego todos los de las últimas generaciones. Sigue arriba, en lo más alto.
Cierto es que El Juli, con la fiebre en la boca, hizo un quite en los momento, quizá, de mayor incertidumbre del valenciano allá por el año 97 con la irrupción del de Galapagar. Y el de Velilla, entonces, le puso en su sitio a este dando oxígeno a Ponce y zozobra a José Tomás que a mediados del 98 empezó a cantar la gallina ¿cómo?
Les cuento. Dice Victoriano Valencia que la aceptación de Ponce a la sugerencia del empresario de Barcelona, Antonio Matilla, principalmente, es por ambición personal, por ayudar a la Fiesta y Barcelona que en estos momentos están necesitadas de espectáculos que convulse a toda la sociedad, no solo a los taurinos y aficionados y para callar muchas bocas. Bien. Añadiría yo que para refrescar la historia que tanto se manipula en cuanto pasa un poco de tiempo, y no mucho. Tal que la Memoria Histórica de Zapatero.
Escribí que les contaría. En ese año 98 con los contratos firmados José Tomás se quitó de torear con Ponce en Pamplona y Bilbao, que no son Villamanta ni Almendralejo. La excusa, entonces, fue la televisión. Y desde entonces hasta, “sostenella y no enmendalla”.
Luego vendrían los dos toros vivos al corral, que junto con el indultado de Barcelona, algunos apologetas aúnan hagiográficamente como los tres toros que en su carrera el de Galapagar les ha perdonado la vida. Quizá para contraatacar los cincuenta de Ponce, por derecho, de todo hierro y condición como cosos taurinos.
Colijamos: Ponce tiene nada que demostrar a estas alturas ni poner el título en juego. Otra cosa es que le provoquen los aspirantes.
Ahora en que la Fiesta atraviesa un momento dulce (ahí está el escalafón y las bofetadas de toreros extraordinarios para poder entrar en Valencia y Sevilla), pero que los agoreros quieren hacer dramático por el asunto Barcelona y los debates impostores y estériles de medios de comunicación ociosos de contenidos en cuanto el Gobierno no da más de sí para la bulla, que dicen es donde están la audiencias, Enrique Ponce, y no habla por “boca de ganso” (Victoriano Valencia es, además, suegro del torero), no solo acepta torear con José Tomás (y mano a mano), si no que se ofrece dándole todas las ventajas: en la plaza que quiera, con los toros que quiera, y de forma altruista para una causa justa, preferentemente que cree una “caja de resistencia” para suplir las muchas carencias que tiene hoy la tauromaquia en materia de subsidios y pensiones para los más perjudicados y débiles, y también para su promoción y difusión. Podría ser para paliar la tragedia de Haití, por citar un hecho puntual ¿por qué no?
Todos están de acuerdo que con esos parámetros, plaza del primer nivel, toro serio y dos de las más grandes figuras de todos los tiempos con el plus del debate abierto entre sus tauromaquias con partidarios irreconciliables y dos toreros que son más que rivales en la calle y apenas se aprecian sería el gran espectáculo taurino de al menos los últimos cincuenta años. Cuando la Fiesta, dicen, más lo necesita.
Ponce sólo pide una cosa: que para cumplir los objetivos de proyectar la tauromaquia como un arte competitivo capaz de levantar pasiones y que ,por la vía de los hechos, se demuestre que no es barbarie sino cultura y ,sobre todo, espectáculo, el mayor del mundo (cuando escribo mundo, escribo mundo), el festejo no se restrinja a 20.000 gentes, generalmente pudientes por su condición de abonados, de la plaza que sea, o que dispongan del dinero suficiente para viaje y estancia, más la entrada allá donde se celebre.
Y ¿Qué pide, en coherencia? Que el festejo sea televisado para que, como único evento (fuera improbable su repetición con tales coordenadas por cuestiones obvias) sea disfrutado por todo el mundo, millones de espectadores — no cuarto y mitad para vanidad de los “borjamari” del “yo estuve allí”-, en todas las partes del planeta (taurino y no taurino) pero principalmente en España, Francia y América. Todo el mundo sin distinción de clases ni posibles.
¿Es lógico? Parece que sí, pero va a ser que no.
De momento el apoderado ventrílocuo de José Tomás se ha limitado a musitar: “yo soy músico y me acuesto a las ocho”.
PD.- Y que las demás figuras del momento, grandes toreros, no se den por marginados. Ponce ha toreado y torea con todos. Son otros los obsesionados con el de Chiva y no dejan de “sodomizar”.
Aunque en el toreo suele darse fenòmenos del tipo "pro-contra" me parece que no por ello dejan de lado muchos matices. Sin duda en este texto se evidencìa un pro-poncianismo y un anti-tomasismo. La fiesta es asì, pero tambièn podrìa darse un anàlisis màs objetivo y no por ello menos apasionado. Con todo: un placer leer este blog.
ResponderEliminarPorque de otra manera el anàlisis se vuelve demasiado fàcil: Ponce-Figura contra Tomàs-Inflado. Ponce-gestos y gestas contra Tomàs-Simulacros y engaño. Ponce-toros trapìo contra Tomàs-becerros. Y asì...entre el blanco y el negro hay tantos colores!
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