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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 2 de octubre de 2011

MADRID: Iván Fandiño y David Mora superaron lo insuperable. Feria de Otoño / Por José Atº del Moral

David Mora brinda el 6º a Fandiño

IVÁN FANDIÑO Y DAVID MORA
 SUPERARON LO INSUPERABLE

José Antonio del Moral
La Gaceta / Intereconomía

Los lectores que me siguen, se habrán dado cuenta de qué premisas rigen en mis juicios de valor a la hora de juzgar a los toreros. A los que son figuras, no les perdono que desaprovechen toros con posibilidades y menos si son francamente buenos. A los que aspiran a serlo y tienen suficientes condiciones, apoyarles en sus propósitos mientras persistan en ello. Y a los que veo que no están capacitados, tratar de convencerles de que lo dejen. Por lo general, vengo acertando salvo pocas excepciones. Dos por lo que ya he apostado, actuaron ayer mano a mano en estos exámenes otoñales en Las Ventas: David Mora e Iván Fandiño. Ya venimos diciendo que ambos son las últimas revelaciones del toreo actual. Vean cómo y por qué me dieron la razón con una corrida casi imposible.

Madrid. Plaza de Las Ventas. Sábado 1 de octubre de 2011.
Tercera de feria. Tarde agradable con viento y lleno. 
Cinco toros de Gavira, muy armados, algunos gigantescos y de pésimo juego. Por devolución del primero tras romperse un pitón al tomar un puyazo, se lidió un sobrero de Hermanos Lozano, noble pero muy venido a menos por blando. El segundo fue noble pero falto de energía. Manso y muy difícil el tercero. Imposible por muy pronto parado el cuarto. Manso declarado pero manejable el quinto. Una terrible alimaña el sexto. 
Iván Fandiño (verdegay y oro): Buena estocada, ovación. Dos pinchazos, otro hondo y descabello, silencio. Estoconazo saliendo prendido de un pitón, oreja. 
David Mora (verde manzana y oro): Tres pinchazos y estocada, ovación. Dos pinchazos y cuatro descabellos, silencio. Pinchazo y estocada volcándose saliendo prendido, vuelta al ruedo. 
Desde el Palco Regio asistieron al festejo la Infanta Elena y sus hijos, Froilán y Victoria
Fandiño y David Mora saludaron una ovación tras el paseíllo.

El primer toro se rompió un pitón al chocar contra el peto en el segundo encuentro, tomó el tercero y lo devolvieron. Lo sustituyó un basto sobrero de Hermanos Lozano que salió abanto, distraído y barbeó tablas hasta encontrarse con un picador, tomando un primer puyazo. Luego de aceptar apretando el segundo, en los primeros capotazos y en el quite de David Mora, pareció pasar. Pero no en la réplica de Fandiño que resultó casi cogido y, empeñoso, volvió a quitar – todo por chicuelinas – con no poco riesgo. 

Fandiño brindó a David Mora y empezó la faena con la derecha y el toro rebrincado al embestir. Sangraba por la mano izquierda. Por templarlo, mejoró el toro por ese pitón. Pero nada por el otro en los de pecho y en los intentos al natural. No hizo bien al insistir por ahí. Además, el toro ya estaba parado. Lo mató de muy buena estocada.

David Mora, a por todas, recibió al segundo con una larga cambiada de rodillas a porta gayola tan limpia como espeluznante. El toro se revolvió raudo y Mora le pegó tres verónicas, quietísimo y templado. Bravo aunque atacando con la cara alta, perdió las manos al salir del puyazo y le aliviaron el segundo. Al quitar por gaoneras y dar la tercera, resultó cogido de mala manera, por milagro sin resultar herido. En palos, el toro fue perdiendo fuelle y David, tras brindar a la Infanta Elena, empezó dando un buen natural ligado al de pecho. Y uno a uno, muy valientes los redondos, aguantando una barbaridad un parón del animal. Fenomenal de nuevo por forzosamente aislados naturales. Exprimido el toro hasta la última gota, perdió una primera oreja por pinchar.

El tercero se metió por debajo en los primeros capotazos de Fandiño y manseó en el caballo queriendo quitarse el palo en tres encuentros. Una pena fue que, mediada ya la tarde, el juego del ganado no entonó con la indudable y enorme disposición de los contendientes. Fandiño no pudo dar un solo muletazo limpio por la peligrosa gazaponería del toro y por lo que molestó el viento. Fue una temeridad seguir intentando un imposible aunque, al final del empeño, sacó tres con la mano derecha y hasta se adornó. Pasado de faena, pinchó.

Más largo y serio aunque menos pesado que sus hermanos enteriores fue el cuarto. Mejores las verónicas de David Mora que cómo las tomó el toro. Al llevarlo muy bien al caballo y citar para el último lance, se le fue al pecho. El toro se dejó pegar simplemente. Quite más valiente que lucido de Fandiño. Y el toro que se para y se derrumba al clavarle los dos primeros pares. Mal asunto. ¿Otro imposible? Por ya parado lo fue, aunque Mora quiso sin lograr nada.

626 kilos pesó el berrendo quinto, cabezón, bajo y montado. Hizo casi lo mismo que sus hermanos al salir. Otro manso. Fandiño no pudo pararse con el capote. Cubierto el tercio de varas como mejor se pudo en cinco encuentros con el toro saliendo de naja las cinco, empezó a cundir el desaliento y en enfado de los espectadores por el petardo de ganado que se había traído. Pero el toro medio valió para la muleta. Fandiño lo encaró en los medios con notable entrega y donosura por redondos en tres tandas emocionantes a cada cual mejor. Y aún con más mérito al natural porque tuvo que tirar del toro, a su vez crecientemente remiso. Terminó apurando con la derecha y con unas manoletinas pese a que el toro huyó de todas. Se tiró a matar como un jabato y, al enterrar el acero en lo alto, salió dramáticamente prendido de un pitón sin consecuencias a Dios gracias. 
La oreja que algunos dudaban que se pidiera antes de entrar a matar, se la ganó a ley. La corrida, pese a todo, estaba salvada. Pero falta el último toro.

Un galafate descomunal. Un milagro sería que embistiera. Enorme David Mora por verónicas tragando paquete al no obedecerle el toro. Se dejó pegar en el primer puyazo, pero perdió las manos al salir. Con fijeza apretó en el segundo sin pegarle. Revolera airosa, gaonera comprometida y revolera alta en el quite del madrileño. Brinda a Fandiño que venía por el callejón. Cita desde muy lejos con la mano derecha y, al dar el segundo pase, el toro le coge con terrible saña y con pinta de haber sido gravemente herido. Pero David se zafa de las asistencias y se pone para los naturales sufriendo otro achuchón. De nuevo con la derecha, logra algunos pases limpios pero, en los de pecho y en más intentos al natural, sufre dos cogidas más. Increíble el soberbio valor de David Mora ante semejante alimaña. 
Pareció ir herido cuando pegó el primer pinchazo y agarró una estocada entera al segundo viaje. David no quiso irse a la enfermería mientras algunos pedían la oreja.
Injusto el público. Se la había ganado. Al menos pudo dar una vuelta al ruedo que valió por dos.
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