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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 21 de octubre de 2011

Tierras americanas: Joselito El Gallo, fuera de la Ley por matar un toro / Por Aquilino Sánchez Nodal

Al natural y cargando la suerte

JURISPRUDENCIA EN TIERRAS AMERICANAS


Madrid, 21 de Octubre de 2011.-
El caso de Quito es el comienzo para prohibir las corridas de toros en ese País. Otras atrocidades taurinas se han cometido en América anteriores a esta. Todos los intentos contra la libertad están condenados al fracaso, aunque haya que pasar a la clandestinidad pasajera cuando la sinrazón gobierna con intereses partidistas, corrupción, maldad y sin acierto. ¿Conocen alguna situación parecida?

Hace algún tiempo relataba la última entrevista que se hizo a José, en una escala que hizo, en el único viaje que el matador realizó en toda su vida, para torear en América. La charla se mantuvo en el Malecón de la Habana. “Joselito”, explicaba que el viaje era para torear ocho corridas de toros en Lima que ya tenía contratadas. Cobraría siete mil duros por cada una, cuando en España, salvo casos extraordinarios, recibía seis pesetas por actuación.

A finales de Marzo regresó a España. Corría el año de Nuestro Señor de 1.920. El mismo, José relata su estancia en tierras americanas durante los meses de Enero y Febrero que permaneció allí.

- Cumplí el contrato que llevaba de España y firmé otras dos corridas extraordinarias

más al mismo precio pactado, treinta y cinco mil pesetas por tarde. Además me abonaron otras, 110.000 pesetas, en concepto de beneficios empresariales.

En plaza de Acho, “Joselito” toreó su última corrida, el 12 de Febrero, a beneficio de la Aviación peruana. El día siguiente se embarcó en el vapor americano, Santa Luisa, rumbo a Valparaiso. Al llegar a Buenos Aires, le esperaban, el ganadero Florentino Sotomayor y, el que años después, fuera administrador de la plaza de toros de Madrid, don Rafael Linaje, para continuar juntos el viaje a Uruguay en el trasatlántico, Infanta Isabel de Borbón, bautizado con este nombre en honor a la popular “Chata”. Llegaron a Montevideo, el día 29 de ese mismo mes. Está república tenía prohibidas las corridas de toros desde el día, del trágico final del matador valenciano, Joaquín Sanz “Punteret”, en 1.888. La alegría de los aficionados uruguayos era indescriptible. En medio de fuegos artificiales y vítores fue recibido el gran torero español,

Los tres viajeros almorzaban en compañía de otros aficionados de aquellas tierras. En la sobremesa se comenta la Ley que prohibe los toros en Uruguay … -“En las afueras de la capital – comenta don Florentino Sotomayor - existe una placita de toros de madera que está abandonada”. Sin oposición en contra, todos los asistentes al almuerzo apuestan por celebrar un festejo sin que nadie se entere.

La corrida secreta.- Desde una dehesa, cerca de Montevideo, encierran tres novillos que serán llevados, en una camioneta preparada al efecto, hasta la plaza. El porte se hizo por caminos secundarios para no llamar la atención. Los espectadores, veinticinco afortunados, entre los que no estaba yo. Asistieron al improvisado festejo, el Conde de Viana, don Andrés G. Almería, los otros dos amigos ya mentados y algunos más que se sumaron en el ágape. También estuvo, en labores de brega, el peón de José, Panadero, que había hecho todo el viaje con su maestro.

José toreó, banderilleó y mató al primer novillo con la profesionalidad de siempre. El segundo, fue estoqueado por el Presidente del Casino Español después de que, “Joselito”, le diera una humorística y simbólica, alternativa. Al tercero lo despachó el mismo banderillero, Panadero, cedido por su matador.

Está corrida tenía un doble sentido.- que José Gómez “Joselito”, toreara en Uruguay, pese a la prohibición y la protesta por aquella absurda ley en contra de las corridas de toros en una país considerado taurino desde su descubrimiento.

Al término del festejo, los viajeros volvieron a embarcar partiendo de aquellas tierras hermanas. Poco tiempo había pasado cuando se entera del suceso el Presidente de la Sociedad Protectora de Animales. Aquel descastado administrativo moviliza a la policía con orden de captura para todos los participantes, toreros y aficionados.

Demasiado tarde, el Infanta Isabel de Borbón, surcaba las olas rumbo a Cádiz. José Gómez “Joselito”, regresaba a España. El destino, con una fatalidad implacable, le citaba en la plaza de toros de Talavera de la Reina dos meses más tarde.



Aquilino Sánchez Nodal.

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