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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 5 de octubre de 2013

HISTORIAS TAURINAS GADITANAS / Por Fernando Saturio García Terrel


Convento de Santa María de Cádiz / CLICK

"...Mi fervor por lo andaluz nació allí en mis años de estancia en la tierra de la luz, la gracia y la sal. Lo de la carencia de festejos, lo solucioné yéndome al Puerto, Sanlúcar, San Fernando, Jerez… y además tuve la oportunidad de disfrutar de mis primeras aventuras en las dehesas de la Ruta del Toro..."

HISTORIAS TAURINAS GADITANAS

Fernando Saturio García Terrel
Llegaba a Cádiz desde mi anterior destino marinero en Barcelona, Ciudad Condal donde presencié tantas y tan buenas corridas de toros en sus plazas de la Monumental y las Arenas, pero resultó que al llegar a “Cai” (como la llaman allí) pese a tener su coso taurino, el de Asdrúbal, permanecía cerrado al público. Tristes coincidencias.

A día de hoy es la única capital andaluza en la que no se celebran festejos taurinos si exceptuamos aquel encierro improvisado por el centro de la Tacita en 2009, en el que durante el rodaje (suspendido) de la película 'Knight and day', protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz, siete toros que participaban en la producción se escaparon de su recorrido en el centro de la ciudad lesionando levemente a dos mujeres. 

Mi fervor por lo andaluz nació allí en mis años de estancia en la tierra de la luz, la gracia y la sal. Lo de la carencia de festejos, lo solucioné yéndome al Puerto, Sanlúcar, San Fernando, Jerez… y además tuve la oportunidad de disfrutar de mis primeras aventuras en las dehesas de la Ruta del Toro.

He vuelto a ella menos de lo deseado y sin embargo, en su recuerdo fundé, va a hacer diez años, en la Casa de Andalucía de Zaragoza, su Rincón Taurino “El Mentidero” en gratitud por aquellos años y en homenaje a aquella plaza gaditana tan entrañable y popular. 

En 2010 la visité por última vez, junto con los amigos del rincón taurino, en mi deseo de que todos la conociesen y de paso, visitasen sus ganaderías de reses bravas. La primera tarde me “perdí” de la comitiva y me dediqué a visitar lugares, para mi entrañables, como el Barrio de Santa María en un de cuyas casas, concretamente, en el numero 28 de la calle Santo Domingo, nació el 30 de Julio de 1.862, María Gabriela Ortega Feria, “La Señá Gabriela” buena cantaora y excelente bailaora, madre de los matadores de toros: Fernando, Rafael y Joselito “Los Gallos”, tal como reza en un azulejo que en su recuerdo se colocó en el año 2006.

No muy lejos de allí, junto a la Plaza de San Juan de Dios, andaba buscando un viejo bar, que creo se llamaba “El Pedrín”, con la vana intención de tomarme una copita de fino “Mantecoso” el más cotizado en mis tiempos pero que ya no se elabora. El viaje no fue en balde pues colgada en una pared vi una fotografía que me llamó poderosamente la atención, era del entierro del torero zaragozano Jaime Ballesteros “Herrerín y al momento acudieron a mi cabeza muchas particularidades sobre dicha muerte, para la mayoría desconocidas que les voy a contar. 

Cuentan que D. Francisco Javier Millán y Vargas, abogado, diputado a Cortes y militante del partido de D. Eduardo Dato, Gobernador Civil de Toledo en 1.914, organizó una función benéfica con ocho novillos colmenareños de Bañuelos que lidiaron Eusebio Fuentes, Gaspar Ezquerdo, Ernesto Bernia y “Herrerín”, al que contrató por sus continuados éxitos. 

Antes de celebrarse la función, los tres primeros espadas, haciendo valer las cláusulas de sus respectivos contratos y pidieron en el propio Gobierno Civil, el importe de sus honorarios, que cobraron, sentándole aquello muy mal al Gobernador. No hizo lo mismo el maño que tras el triunfo obtenido en su actuación acudió también al terminar la corrida. Este detalle le gustó tanto al Gobernador, que tras recibir personalmente al torero y felicitarle por su éxito le dijo:

-Mira, muchacho, dentro de poco seré trasladado al Gobierno Civil de Cádiz y te prometo que la primera corrida que se celebre bajo mi patrocinio, la torearas tu”. A lo que “Herrerín” contestó: “Pues iré a Cádiz, aunque me llamen a torear en otro sitio”.

El 6 de septiembre de 1914 fue “Herrerín” a Cádiz a tomar parte en una novillada a beneficio de la Gota de Leche patrocinada por el nuevo Gobernador Civil, (en la cuarta plaza de toros de “La Hoyanca”, una de las quince plazas de toros que a lo largo de la historia tuvo Cádiz) y así se cumplía la promesa de Toledo. Pese a que en el cartel, en principio, solo se daba cabida a toreros andaluces, aternarían con “Herrerín”, Díaz Domínguez, Sebastián Suárez “Chanito” y José Amuedo. Los novillos eran de la ganadería de López Plata. 

Días antes del festejo, el apoderado de “Herrerín”, que lo era también de Gaona y se llamaba Manuel Rodríguez Vázquez, fue requerido por la empresa de Málaga para que “Herrerín” torease en la misma fecha, incitando al diestro zaragozano para que desistiese de su cita en la “Tacita” y la cambiara por la malagueña, donde ganaría más dinero y se enfrentaría a novillos de mas categoría. Vanas fueron las intenciones de su apoderado pues como buen baturro, “Herrerín” prometió cumplir con la palabra dada al Gobernador.

El novillo que abrió plaza, “Almejito”, era grande, negro, bizco del pitón derecho y adelantado de encornadura. Alternaba en su lidia Domínguez y “Herrerín”. Los primeros quites del zaragozano, que vestía aquella tarde de rosa y oro, fueron muy aplaudidos. 

El toro se volvió reservón tras el castigo defendiéndose en tablas sin que fuese posible sacarle de la querencia para ponerlo en suerte, pero Herrerín se empeñó en ello y a base de empapar al toro con el percal lo logró sacar. Una y otra vez el toro vuelve a su refugio de las tablas y pese a los consejos de su subalterno, “Chatillo” que le recordó que no era su toro y que lo que está haciendo deberían hacerlo otros, “Herrerín” no hizo caso y volvió a la fiera, hasta que la dominó. Dicen que los toros piensan y tienen memoria, quizás por eso se vengó de la tenacidad del novillero al que le pegó un derrote, cogiéndole por el costado derecho sin herirle pero se pasó el cuerpo al otro cuerno y con ese sí que le propinó un tremendo hachazo, una cornada en el pecho.

Las primeras impresiones de los médicos del Hospital de Mora no fueron alarmantes, dijeron que en quince días volvería a torear, pero en la mañana del martes su estado empeoró a causa de la infección que desencadenó en una peritonitis que no logró vencer pese a las inyecciones de digitalina y los sorbos de champagne helados. El pronóstico es gravísimo, empeorando más al ser trasladado de la enfermería de la plaza al hotel, por la gran pérdida de sangre. Su hermano Ernesto que había llegado de Zaragoza y toda la cuadrilla permanecieron junto a su cama escuchando como en su delirio, creía encontrarse aun toreando en la plaza y pedía que le dejaran solo.

Antes de expirar, se presentó el Gobernador en su lecho y, muy emocionado, ante el silencio de los que velaban al moribundo, exclamó: “¡Como te ves por mi culpa. Has sido un valiente y sobre todo, un hombre de palabra!”. Dejó de existir a las siete y media de la mañana del día nueve, no sin antes dedicar sus últimas palabras a sus padres y a la Virgen del Pilar. 

Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San José de Cádiz, en el nicho 29, fila 4ª, patio 4º, asistiendo miles de gaditanos y fue costeado por el novillero local Paco Mateo. Cinco años más tarde, serian trasladados al de Torrero de Zaragoza en un mausoleo erigido en su memoria. Para su construcción y con objeto de recaudar fondos, se había celebrado el 8 de noviembre de 1.914 una novillada y antes otra corrida de toros en Cádiz, con idéntico motivo.

Entretenido con este relato casi olvidaba decirles que al fin de la tarde, tras finalizar mi recorrido nostálgico, “mojadito” por dentro y por fuera, me encontré con los míos en la Plaza del Mentidero, en el bar que es sede de la comparsa gaditana de los “Juancojones” que tanta fama obtuvieron en los Carnavales. 

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