TORO DE MIURA PAMPLONA 2011
El anuncio de toros sevillanos de Miura, por encima del morbo que pudieran despertar para el aficionado, igualmente implica ver las connotaciones y trascendencia que pudiera ofrecer a la cabaña brava, dado el esfuerzo que implicaría traer toros españoles en plena crisis económica y política del país. Foto: Mauricio Berho
CARLOS OLIVEROS, AMIGO Y GRAN AFICIONADO, JUNTO A DON ANDRÉS GAGO, DON JUAN VICENTE LADERA Y EL MAESTRO CARLOS ARRUZA (Foto VILLA)
Miura para San
Cristóbal ¿desastre anunciado?
- Lo justo no es atractivo, y para el cincuentenario de San Sebastián se cometerán muchas injusticias recalcándose aquello del refranero popular que “ser agradecido, es de bien nacido”.
VÍCTOR
JOSÉ LÓPEZ “EL VITO”
@vjll / A los toros - blogspot
La última vez que se lidiaron toros de la
ganadería de Miura en Venezuela fue en el Nuevo Circo de Caracas, en febrero de
1952. El empresario fue Andrés Gago, por aquellos días apoderado de Carlos
Arruza. Gago y Arruza, en sociedad, prepararon la temporada de fin de año, y
contrató en España dos corridas de toros españolas: una de la terrorífica
divisa sevillana de Miura y otra de Santa Coloma con el hierro de Felipe
Bartolomé, ganadería recién adquirida por el maestro Arruza en España.
Los toros españoles no pudieron lidiarse en
las fechas anunciadas, tuvieron que ser sometidos a una cuarentena en Curazao
por indicación del Centro Panamericano de la Fiebre Aftosa. Las corridas de la
Temporada Gago se celebraron en enero y en febrero de 1952. Dos españolas,
Miura y Arruza, y una de Guayabita.
El anuncio de los toros de las dehesas de
Zahariche y de Bucaré, provocó gran revuelo. Gago contrató al propio Arruza
como matador, la presentación en Venezuela del mexicano Juan Silveti y la
reaparición del ídolo Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro” en el Nuevo Circo.
Este fue cartel para la corrida de Santa Coloma, y para los toros de Miura se
anunciaron el sevillano Manolo González, el cordobés José María Martorell y el
carabobeño Oscar Martínez, un buen torero de Guacara que había logrado
destacarse por sus éxitos en plazas españolas, y la de Guayabita de ocho toros,
fue lidiada el 27 de enero por Arruza, Manolo González, Martorell y Luis
Sánchez Olivares “Diamante Negro”.
Como estas líneas son para referirnos a la
corrida de Miura, dada la circunstancia que la empresa de Nelson Grisolia de
San Cristóbal anunció la adquisición de una corrida de toros de Miura para la
Conmemoración del Cincuentenario de la Feria Internacional de San Cristóbal, en
enero de 2014, recordaremos que se celebró el domingo 3 de febrero.
La corrida de Miura fue un verdadero
desastre, de acuerdo a la valoración que de la corrida de Miura hizo el
aficionado venezolano el que, difícilmente y por razones de cultura taurina,
sea capaz de entender su lidia. El único que logró destacarse esa tarde fue
Oscar Martínez, más no lo hizo con el toro de Miura de su lote, sino con un
toro de Guayabita que sustituyó a un Miura que murió en la Estación
Cuarentenaria de Curazao. La actuación de Manolo González fue discreta, no asó
la del cordobés Martorell, desastre que inspiró al genial crítico Carlos
Eduardo Misle “Caremis” en el titular de Elite, “Martorell, mal todo él”.
Ahora revivimos estos sentimientos,
relativos a los preparativos para la Feria de 2014 y la conmemoración del
cincuentenario de San Sebastián por el barullo que surge ante el anuncio de
Toros de Miura en San Cristóbal.
Haciendo un análisis de los carteles
tachirenses, donde se anuncian dos corridas de toros españolas, tres corridas
colombianas y una novillada venezolana, nos parece injusto y ofensivo para el
gentilicio nacional y una falta de consideración para un sector que sostiene
sobre sus esfuerzos sin ayuda del gobierno nacional la fiesta de los toros en
Venezuela, que no se haya contratado divisas procedentes de la cabaña brava
nacional que, a lo largo de estos cincuenta años ha sido sostén de la Plaza
Monumental y de su Afición.
Aceptamos que Torrestrella esté en las
fiestas conmemorativas, como recuerdo a aquella tarde de la Feria de San
Sebastián de 1982 cuando tres de sus toros fueron indultados por El Niño de la
Capea, Tomás Campuzano y Morenito de Maracay, pero se deja fuera del tintero
grandes ganaderías nacionales como son Rancho Grande y El Prado, del fundador
de la Feria de San Sebastián como lo es el ganadero Hugo Domingo Molina, se
deja fuera al hierro fundador de la Plaza Monumental como Las Mercedes de
González Piedrahita, o las mexicanas de Javier Garfias, José Julián Llaguno y
Santiago. Y se es profundamente injusto no tomar en cuenta a Bellavista, hierro
de tardes históricas en repetidas oportunidades o La Cruz de Hierro, una
ganadería que impuso cánones de ética y de dignidad en una época de decadencia.
Esta manifestación reñida con el más puro
sentido nacionalista de la región, marca una diferencia profunda en los tiempos
y en la historia del toreo nacional. Vaya pues, nuestra protesta pública en
defensa de los toros en Venezuela. Ojalá y podamos escuchar algunas voces de
parte de coletas y subalternos, ganaderos y organizaciones de peñas taurinas
que hagan constar que Venezuela aún tiene un sentir nacionalista en sus raíces.
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