Manuel Jiménez "Chicuelo"
En cuanto los públicos vieron ese toreo en redondo, ligado, fluido, sin balbuceos, en que los pases se enlazaban constituyendo series de unidad perfecta, ya no quisieron otra cosa. Consecuencia: casi todos los toreros que vinieron después tuvieron que seguir por aquel camino que había iniciado “Chicuelo” y se ajustaron al patrón que él cortó, al plano trazado por su muleta para la faena moderna.
FUE CHICUELO Y NO BELMONTE
Víctor José López EL VITO
A LOS TOROS.COM, Caracas, 29 Sptbre. 2019
Pero venir a decirnos que lo de Belmonte ya lo hizo Montes, o que lo de “Chicuelo” ya lo había hecho Cayetano Sanz, es algo tan sin sentido como sostener que la Reina Isabel de Inglaterra hace lo mismo que Aníbal, porque, al fin y al cabo, los dos son jefes del Estado.
Estamos hablando del toreo moderno, y éste tiene su arranque en la época de Joselito y Belmonte. Y es con Juan con quien adquiere los perfiles que le dan evidencia. “Hace cincuenta años, no se llamaba torear a lo que hoy”. La frase es de Ortega y Gasset. Pues bien, Belmonte no toreaba en redondo. Una vez, y por excepción, cuentan que dio cinco naturales en una corrida de Beneficencia en Madrid, pero, como excepción y por serlo, quedó registrado el hecho. No se me dirá, pues, que pudo ser Belmonte el que lo instaurara como regla. Es más, ni aún después de estar en vigencia la “faena en redondo”, se incorporó a ella. Belmonte toreó siempre con la tendencia e intención de mantenerse en los terrenos naturales, no combinándolos en alternancia con los de adentro, o contrarios, que es la característica del trazado en redondo, o “chicuelista”.
Si Juan no lo hizo y el que vino inmediatamente que fue “Chicuelo”, sí lo hizo, y tras de él todos los demás, es “Chicuelo” y nadie más que “Chicuelo” el creador de la faena moderna. Y no deja de serlo por el hecho de que él mismo la realizara con poca frecuencia. Lo decisivo es que fue el primero en realizarla con la relativa frecuencia necesaria para dejarla establecida, instaurarla… Y, sin embargo, lo que hoy acontece todas las tardes en todos los ruedos del mundo, no tiene cabal sentido, sin ese escalón, sin ese hallazgo de “Chicuelo”.
En cuanto los públicos vieron ese toreo en redondo, ligado, fluido, sin balbuceos, en que los pases se enlazaban constituyendo series de unidad perfecta, ya no quisieron otra cosa. Consecuencia: casi todos los toreros que vinieron después tuvieron que seguir por aquel camino que había iniciado “Chicuelo” y se ajustaron al patrón que él cortó, al plano trazado por su muleta para la faena moderna. Cada uno a su modo y en su estilo; unos más sobrios, otros más ligeros; este alto, aquel menudo; el de más allá, seco y emotivo; otro pinturero y galán … Simples diferencias de expresión personal … Pero la faena, en su concepción y en su desarrollo, fue ya siempre la misma.
Y así, hasta nuestros días. Unos con la diestra, otros con la zurda, todos girando en esa faena circular, rueda de la forma o noria de abrevadero en común, que había descubierto “Chicuelo” y de la que todavía el toreo no puede seguir.
Los arquitectos del toreo moderno / B.Costa Amic 1961
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