Pablo Casado es un invertebrado moral sin fuerza y sin fibra, sin magnetismo social, sin temperatura y sin color, con el colmillo retorcido por su ambición impotente, al que el vacío de poder en una organización criminal como el PP y unas primarias convocadas en la erupción de corrupción situaron al volante del camión de la basura que Rajoy, Soraya y Cospedal dejaron rebosante y mal aparcado en la resaca de Gürtel y de Púnica, donde ya no cabe un excremento más. ¿O sí?
Petimetres de Casado
Eduardo García Serrano
El Correo de España - 30 Septiembre 2021
El pobre busca lo que no es en el hunga-hunga tribal de una Convención hecha de lameculos que aspiran a situarse donde nunca llegarán. Quiere, ¡pobre diablo!, ungirse de las virtudes de las que carece en el clamor de su orfeón de pelotas y bautizarse como líder en las babas de los que le adulan. Le sentarán en un tronito, le aclamarán como a un César, y le sacarán bajo palio convirtiendo el rosario de obviedades de su discurso de clausura de la Convención, una trenza de naderías huecas, cansinas, reiterativas hasta el bostezo y aburridas hasta el sopor, en las palabras de la profecía de la Moncloa.
Pablo Casado es un invertebrado moral sin fuerza y sin fibra, sin magnetismo social, sin temperatura y sin color, con el colmillo retorcido por su ambición impotente, al que el vacío de poder en una organización criminal como el PP y unas primarias convocadas en la erupción de corrupción situaron al volante del camión de la basura que Rajoy, Soraya y Cospedal dejaron rebosante y mal aparcado en la resaca de Gürtel y de Púnica, donde ya no cabe un excremento más. ¿O sí?
Quieren hacer líder al monigote que se sueña Duce de la derechona porque saben que la izquierda, la derecha sociológica y sus votantes barruntan su incompetencia y miran, los unos con miedo y los otros con esperanza, a Isabel Díaz Ayuso como a la Marianne castiza capaz de derrotar ella sola a los mamelucos socialcomunistas más allá de la Puerta del Sol. Los petimetres de Casado también lo saben, se les agota el tiempo y el clamor popular de la derecha que llama a Isabel como la campana y el cañón de Espronceda, crece y se calienta como la lava que contra ella vomitan la izquierda y los separatistas. Pero los petimetres de Génova prefieren coronar con la vieja peluca de Luis XVI a Pablo Casado, ese besugo con vocación de delfín de Rajoy, antes que encargarle a Delacroix que le ponga el rostro de Isabel Díaz Ayuso a Libertad Guiando al Pueblo.
Cuando los socialistas italianos expulsaron del partido a Benito Mussolini recibieron un telegrama de Lenin: “Imbéciles, habéis echado al único hombre capaz de llevaros al poder”. El único hombre capaz de llevar al poder al PP es Isabel Díaz Ayuso. No hay más. La izquierda lo sabe y los petimetres de Casado también. ¡Imbéciles!
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