la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 17 de junio de 2014

Marketing Victorinos San Isidro / Por Ricardo Díaz-Manresa


"...Polémica por los victorinos de San Isidro 2014. Opiniones radicales contrarias de críticos, de aficionados, de medios informativos. Pocas tan grande como ésta. Para unos, buenísima. Para otros, espantosa. Mejor un término medio entre las dos Españas Taurinas..."

Marketing Victorinos San Isidro

Ricardo Díaz-Manresa
Muchísimo tiempo, pero muchísimo, sin una polémica así. Victorinos 2014 en Las Ventas. No recuerdo nada parecido. Nunca. Las dos Españas taurinas frente a frente. No puede ser –en algún sitio debe estar la verdad- que , por ejemplo, a Domingo Delgado de la Cámara le pareciera estupenda y que el jurado de la Peña El 7 le diera el premio a la mejor corrida de San Isidro cuando a José Antonio del Moral y a Zabala de la Serna les pareció un horror. Así unos contra otros, afición, crítica, taurinos etc. Todos ellos hartos de ver toros y sentirlos. Dicen que en el término medio está la virtud. Es verdad también que nada es verdad ni mentira sino según el color del cristal con que se mira.

Voy a mojarme. Reconozco que ambas partes pueden tener algo de razón. Ya ven como está la cosa de difícil. Verdad que el 5º fue una alimaña y que probablemente ni Joselito –El Gallo, no el verdadero…- le habría dado un pase como no se lo dio Ferrera. 

Y es verdad también que la lidia de estos toros es crujirle los riñones, con muletazos por bajo sobre las piernas, poderles y dejarlos preparados en el intento de matarlos bien. No lo que hizo Ferrera, aplaudido dándole varios trallazos eléctricos de poco castigo.

Y a la hora de matar, si no se puede, nada de insistir por arriba, sino ir directamente a los bajos. En estos casos, está aceptado como recurso técnico hacerlo a paso de banderilla e incluso a la media vuelta, como ví una vez en Murcia al gran César Girón. Un peón lo cita por un lado y entra el matador por el otro, sorprendiendo al toro, y le pega la puñalá. Y a otra cosa.

Los dos de Uceda no me parecieron peligrosísimos. Uceda estuvo como está habitualmente : estar sin estar. Y el público sí que no le pasó una. Digamos que el juicio resultó algo cruel. Verlo tantos años sin casi nada –y eso que venía de cortar una oreja en la anterior- pues cansa.

El tercero fue otro cantar, dos series que se tragó de Alberto Aguilar pero al empezar la tercera dudó –gran error- y ya no dio pie con bola, desarmado, impotente, el toro se lo comió. No había visto un caso parecido hace años también en Madrid como fue Luis Miguel Encabo con un Adolfo, bravísimo, que se zampó al madrileño, ya desde las banderillas. Bocao a bocao. O de una vez. Como en las pelis de dinosaurios.

Me hubiera gustado ver a Andrés Vázquez o a Ruiz Miguel con este victorino a ver qué pasaba. Es posible que algo interesante o heroico. Luchaban : o tú o yo. Entonces salían muchos victorinos así y había que pelearse, partirse el brazo o partírselo a ellos. Y ganaban. Unas veces sí y otras no.

Y después viene el marketing Victorino heredado por Victorino hijo de Victorino padre. Marketing Victorinos. Ponen una academia y se forran. Apellidos segundos distintos –Andrés y García- pero un solo marketing verdadero. “Estos son los toros que nos hicieron famosos…Es una corrida de verdad… Doy lo que los aficionados me piden…Al público que es el que paga le ha gustado etc etc,”. Marketing en estado puro que el padre en sus comienzos dominaba como nadie y hacía ver a los periodistas como toros buenos los que habían sido malos. Un fenómeno que en la política hubiese triunfado también rotundamente. Poder de convicción en el ganadero y falta de seguridad en los críticos. Y además, siempre a disposición de los periodistas, lo que no tiene precio. Facilitarles la labor y darles el titular. Un fenómeno.

Es verdad que Baratero –de lo más bravo que he visto en mi vida- con el domador Andrés Vázquez enfrente los catapultó a la fama, los consagró, pero el morbo de las alimañas también les dio mucho público. Cada vez menos alimañas y más embistiendo y muchos años en la cresta. La de Madrid fue volver a los viejos tiempos. Temporadas sin verles una así.

Lo que no tiene un pase es el público de Madrid ese día aplaudiendo tanto al 5º. Por Dios. Te puede gustar por dentro algo incluso cruel pero, por pudor, no puedes manifestarlo, aunque cada uno puede hacer lo que quiera sabiendo que queda retratado.

En fin, corrida polémica con enfrentamientos ideológicos profundos, con mucho ambiente, muchas tertulias, mucho hablar, mucho insistir cada parte en sus argumentos, con la verdad escondida, pero siempre Victorino triunfante porque es de la corrida que más se ha hablado en San Isidro. Ya ven. Los hay con suerte. Hay personas que todo lo malo se les vuelve bueno y otras que malo todo lo que hacen bien. La suerte de la vida puñetera que diría mi padre.

Cada uno con su verdad y sus argumentos. Pero ¿cuál es la verdad? ¿dónde está? Cada uno hemos dicho la nuestra. Aunque es seguro que hay baremos objetivos. Si no, caemos en el relativismo, que es atroz, vitriólico, nihilista. Lo que ahora manda o está de moda en esta sociedad vacía de valores.


1 comentario:

  1. Pero qué poquito se moja usted, don Ricardo. Feblerías sin tomar partido.

    Dionisio de las Navas

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